domingo, 12 de febrero de 2006

 

Marionetas en la cuerda (1): Leo Beenhakker

¡Hola de nuevo!

Para desmentir rumores infundados, y por una vez, os voy a hablar de fútbol. De curiosos personajes balompédicos, como es el caso de Mr. Leo Beenhakker.

Beenhakker llega al Madrid en el 86, contratado por ese magnífico actor que fue Ramón Mendoza (d.e.p.). Al holandés se le conocía por haber entrenado al Real Zaragoza a principios de aquella década sin pena ni gloria. Había sido un jugador de poca monta en los años 60, militando en equipos regionales y dejando pronto el fútbol activo para entrenar entre otros a Feyenoord y Ajax (Pino).

A su llegada, el equipo blanco por fuera y negro por dentro viene de haber ganado liga y copa UEFA la temporada anterior, recuperando el prestigio perdido años atrás y con una fuerte renovación en su plantilla. Al nuevo entrenador se le confía la misión de dirigir el tránsito de los Camacho y Santillana a la emergente quinta del Buitre. Eso sobre el papel...

...en realidad, ocurre que aquellos jóvenes, precursores de la figura “futbolista-divo” actual, se están haciendo con el poder dentro del vestuario gracias a la prepotencia que demuestran, y a su colegueo con Mendoza. Así el presidente, para tenerlos contentos, ficha a un entrenador casi irrelevante para poder manejar el equipo a su antojo desde el despacho.

Pese a algún ademán inicial, Don Leo, genuflexo, acepta que le dicten la alineación desde arriba, y la cosa funciona tras un periodo de titubeo. El equipo tira, gana partidos y ligas a porrillo gracias a las individualidades y porque en ese momento no hay clubs con el suficiente peso económico como para hacer frente a Barça y Madrid.

Son los tiempos de la foto de Butragueño con su miembro en extraña posición por fuera del pantalón, de la no menos rara hepatitis de Valdano (llevo años preguntándome sobre estas dos cuestiones), de las camisetas de triangulitos y parmalat, del pirulo de Chendo a Maradona o las patadas, insultos y escupitajos de Hugo Sánchez a los defensas rivales mientras el árbitro, generalmente Brito Arceo, mira para otro lado.

Sin embargo la plantilla esta dividida. El propio Hugo, profesional ante todo, planta cara a la dictadura de los niños éstos y acaba peleándose con el comentarista Michel. Dejan de hablarse durante años.

Todo esto ante la mirada silenciosa del coach que se dedica a dar ruedas de prensa puro en mano.

En Europa la cosa cambia. El equipo encuentra la horma de su bota y cae eliminado en semifinales de la copa de Europa tres años seguidos debido a la manía del equipo de tocarse las bolas en campo contrario y dejar los deberes para casa.

1989. Antes del partido de vuelta de una de esas eliminatorias europeas ante el PSV (Promoción Social de Viviendas), Beenhakker se rebota y tiene la “osadía” de dejar a un Butragueño fuera de forma en el banquillo. Al día siguiente, colérico, D. Ramón le cita en su despacho para pedirle explicaciones y soltarle aquello de “esta usted jugando con la historia del madridismo (sic)”.

Eso y el 5-0 del Milán precipitan su marcha.

Pero el cuento no acaba ahí. Dos o tres temporadas más tarde, Leo Beenhakker, o Leo Binaca como pronunciaba un amiguete, tiene un regreso delirante. Mendoza, ya senil, le contrata de nuevo como director técnico (¿?) para que supervise la labor de Radomiro (Antic) del que no acaba de fiarse, y a media temporada descontento con el juego hace un intercambio de puestos entre ambos.

Nada más volver al banquillo, el obediente Beenhakker pronuncia una frase, mítica, que le ha llevado a mi panteón particular: “Se ha acabado la época bonita, la época en la que se gana un partido con una jugada bonita”. Y tanto. El Madriz termina la temporada perdiendo la liga en el último partido contra el Tenerife con Paco Buyo, nuestro Higuita patrio, y Rocha –aquel defensa con cuerpo de Sansón y voz de Gracita Morales- regalando goles a mansalva. Un gran show de humor.

Con el equipo y el cuerpo técnico ya de vacaciones y para rematar, una semana después el Atleti le hace un agujero en el Bernabeu y se lleva la copa.

Leo se marcha sin decir ni mú para recorrer medio mundo a partir de entonces como entrenador mercenario, desde México a Turquía. Gana un par de títulos más con su Feyenoord y el año pasado clasifica por primera vez a Trinidad y Tobago para el mundial 2006.


Comments:
cabrones, mirad el tributo que me han hecho:

capitanspifftorero.blogspot.com
 
si si, haz como que te mola y todo. joojjoo
 
mi nombre es:

C
H
I
CHIRIMOYA
H I
CHIRIMOYA
R O
I Y
M A
O
Y
A

es una pena no poder dejar comentarios en tu bloguito, dani
 
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