Pegamin

Que oigo la Cope con fervor es algo bien sabido por nuestros fanáticos lectores. Con grande gozo y delectación, he de añadir. Han logrado convertir mi pequeño aparato radio-despertador en una caracola mágica que emite sonidos semejantes a diatribas infernales. Mi madre también flipa.

Pero lo que no sospechan mis píos y temerosos lectores es que yo, maldito sea, también oigo las emisoras piratas de la radio abertzale y juvenil. "¡Está usted majareta!", me dirán horrorizados, mientras fruncen con las manos su viejo gabán y aporrean el teclado en suma desesperación. Si, lo estoy. Durante tantos años con los padres josefinos me acostumbré tanto a oir homilías que si ahora no tengo ración doble, me desvelo.

El caso es que ayer fuí a comprar unas hamburguesas a una hamburguesería radical de mi pueblo. Bueno, no es el típico garito de bocatas de yonkis, con "especial de pollo y tiritas", perros sueltos y todo eso. El dueño es bastante majo y un tío muy legal, y el papeo está bueno y barato. Pues en la puerta había un cartel que anunciaba "Especial San Valentín en la COPE" en una famosa radio pirata. Todo sobreimpreso en una imágen de esas cheguevarográficas en dos colores, tan míticas en la iconografía abertzale (¿quién no ha soñado con ver su cara así puesta por las paredes del pueblo, eh?) en la que se podía ver a un hombre arrodillado de espaldas, supuestamente mamando de un strap-on asido a una chica tipo Bettie Page.

Y a mí me ha puesto de mala ostia, jolinas ya. Creo que se les están acabando las ideas a estos muchachos de la trinchera y lo alternativo, que aquí viven fagocitados por la izquierda abertzale como fenómeno. Creo que la resistencia contra el capital está pasando por una grave crisis de ideas. Antes era todo mucho más divertido. "¿La Cope?. ¡Ja ja ja!, ¿estas loco? ¡a esos curillas que les den por culo!". Y se pasaba al siguiente asunto. Ahora ojo, la Cope acojona. Igual me siento mañana al micrófono y digo que a Jimenez Losantos hay que pegarle un tiro y matarle como a un cerdo. Como si matando moros se hiciera España.



Y eso es precisamente el punto. Las radios piratas se han destilado en el fondo más asqueroso que siempre han tenido. Parece ser que las risas, la música y las ideas solo eran una sustancia untuosa a eliminar, pura ganga. Ya solo queda la puta Sturmabsteilung. Y sus mariachis.
En la radio que yo oigo, EH irratia (imaginemos), en el programa de música han puesto a una tía de puta madre, una especie de Juez Dredd del gusto, una policía del pensamiento, que se permite radiar sus órdenes y voliciones a la masa iletrada y burda, por sus simple grandeza de espíritu. Por ejemplo alecciona, "Es que el swing no tiene éxito porque la gente lo baila mal(...), es que hay que bailar con el ritmo del contrabajo y bla bla bla". Cagate Marcial. Y luego te descubre bandas y grupos del rock and roll clásico para que se te caiga el moco y te lo puedas chupar. Auamba-buluba-balanbam-bú. "Y estos son los Cramps, pura locura psycho-billy, hay que ponerlos en las fiestas más alocadas...". Si, y cuando venga el embajador, no te jode.

Y a continuación te aparece Iñaki el Solidario, un gualtrapillas que viaja a saco por todo el mundo no capitalista, aunque siempre está a tiempo para ir a la radio a hacer el programa, una especie de tío bigotudo trotamundos de los Fragel, pero en buen rollo y en rojo y con barba y rastas. Iñaki Solidario trae siempre a los ideólogos más extremos del continente por el que pasa, que siempre es sudamérica, pero para echárselas dicen que recorren todo el mundo. A ninguno de los que habla se les entiend ni ostias, eso sí, por muy oprimidos que hayan estado, el día que los abominables opresores les borraron de la RAM la lengua materna huacoptalteca para obligarles a hablar vil español justo hicieron pira.
Con ánimo litúrgico y espíritu revolucionario, disertan con soltura sobre complejas materias de índole planetaria ante la complacencia de Iñaki Solidario, que siempre apoya. Y cada semana, uno nuevo, aunque yo creo que son todos del mismo pueblo, porque todos cuentan una historia parecida de una fábrica de Coca-Cola que huele a azufre y desde la cual, en las noches cerradas, llegan nombres prohíbidos en invocaciones misteriosas. O algo así.

Y más, pero ya me estoy extendiendo. Yo, de momento, me quedo con la Jaralera de la Cope, auténtico magma derechista de humor políticamente incorrectísimo, donde se ríen (siempre en este orden) de las ministras del gobierno (siempre interpretadas por Antonio Ozores), de un revolucionario venezolano que tiene un hijo maricón que se llama Rubén Melissa, de un vasco al que le deja la mujer y que sufre el escarnio y las amenazas de una especie de masa vasca iracunda en forma de voces acusadoras, de Benito Floro y, finalmente, de un negro.
La Cope es mi radio pirata y EH irratia la puta conferencia episcopal. Que os den por culo a todos.