viernes, 28 de julio de 2006

 

Yo fuí un hombre-lobo (nazi) adolescente



Si a la vista del título ya se están relamiendo pensando en alguna joyita de la serie B de los años 50 o alguna psicotronía setentera del tío Roger he de decirles que andan muy desencaminados...el que hoy nos ocupa es un tema no apto para freaks ni simpatizantes(jujú!): la Organización Werewolf.

Estamos en 1945 y la guerra está casi perdida para los nazis: Alemania se encuentra rodeada por sus enemigos que avanzan inexorablamente desde todos los puntos y estrechan el cerco (especialmente los rusos que van con el cuchillo entre los dientes y unas ganas de revancha tales que en Berlín el personal está lívido y anda como Chiquito cuando hacía el "nopuedonopuedonopuedo"). Mientras tanto, Hitler, ese eterno quinceañero que vive en su mundo de fantasía sin que la realidad le distraiga, todavía no se da cuenta totalmente de lo que pasa.
El 23 de marzo de 1945, el Führer da un discurso conocido como el "Discurso Werewolf" (Hombre-lobo) donde hace un llamamiento a los superhombres arios para que se entreguen a la guerra de guerrillas y el sabotaje contra los futuros invasores. La idea era conseguir cientos de miles de übermensch para la guerra clandestina y la realidad es que, a duras penas, pudo movilizar a 5.000 personas, muchos de ellos niños de las Juventudes Hitlerianas de entre 13-15 años, y veteranos de guerra (Adam Parfrey, en su libro "Cultura del Apocalipsis" dice que también había gran cantidad de mujeres, ancianos e, incluso, enfermos mentales, lo cuál tiene su lógica porque, en estos momentos y con la guerra tan avanzada, lo lógico es que todo el personal apto para la guerra estuviese destacado en el frente, criando malvas o ensayando lo de "yo no quería", "fuí obligado", "eran otros tiempos" o "a mí los judíos me caían fenomenal" que tanto juego daría años después).


La idea había partido de Heinrich Himmler, el Reichführer SS, al que se le ocurrió que los Werewolf, utilizando las técnicas de los guerrilleros partisanos e, se encargarían de sabotear, en la retaguardia enemiga, los avances de las tropas invasoras en los territorios alemanes ocupados.
Se ponen manos a la obra y reclutan y entrenan a los voluntarios (que serán asesorados por mandos de las SS y del Ejército de Tierra) que pertenecían, casi en su totalidad a, como ya he dicho, las Juventudes Hitlerianas y las Waffen-SS. Se les entrenará en tácticas de guerrilla, de francotiradores, sabotaje, incendios, como zapadores, en uso de explosivos, etc...El centro de mando de la Organización Werewolf se instalará en Schloss Hulchrath, un castillo medieval del siglo XIV, en Bavaria.


La intención (aparte de reclutar a ciento y pico mil mimbres) era crear una red de bunkers por todo Alemania con depósitos acojonantes de armas, municiones, víveres y todo tipo de material que precisara la resistencia antes de que las tropas enemigas invadieran el país. La triste verdad es que la cosa no estuvo tan bien planificada y la red de mantenimiento no estuvo tan lograda como los propios werewolf o la Inteligencia enemiga creían (nada de esos reductos alpinos llenos de tropas, genios locos, y cachivaches de otra dimensión - como la Lanza del Destino, el Arca de la Alianza, el Mjolnir de Thor o el brazo de hormigón de Hellboy- con Skrewdriver tocando al fondo). Los Servicios de Inteligencia de EEUU pensaban, de hecho, que los jerarcas nazis, con Hitler a la cabeza, estaban escondidos en un castillo alpino, guardados por un ejército de 300.000 soldados de las SS, que se veían sostenidos por misteriosos trenes que les abastecían de exóticas armas y víveres mientras, en los subterráneos plagados de túneles y bunkeres ultrasecretos, fabricaban aviones Messerchmitt 109 a destajo entre risotadas y orgías sado-maso (vamos, totalmente lo que vimos en "El Hundimiento")...parece ser que toda esta fábula se basaba en emisiones interceptadas a Radio Werewolf (que, por otra parte, me parece un nombre cojonudo para un grupete de punk).
Realmente el nombre de esta organización está inspirado en los Werewolf de la mitología germana, unos seres fantásticos mitad animal-mitad hombre que atacaban al ganado y a las fraülein (ya saben que los nazis, al igual que nuestro aparato franquista o sus archienemigos los siniestros masones, se distinguen por sus símbolos y lenguaje altisonantes, cursis y rimbombantes: no me negarán que ser Caballero Rosacruz por el Rito Escocés Antiguo y Aceptado, en el caso de los masones, o Caudillo de Ejpaña, en el caso del señor de voz aflautada, no da tanta vergüenza como ser un Super Saiyan de Dragon Ball).

Lo cierto es que los Werewolf funcionaron desde 1945 a 1947, cuando fueron eliminados o se desbandaron. Su actuación, bastante descordinada, se basó en distribuir panfletos o emisiones piratas de radio donde publicitaban los ataques que realizaban contra las fuerzas de ocupación o los colaboracionistas, y los atentados a fábricas, plantas eléctricas, sistemas de abastecimiento de agua y cualquier instalación industrial o de servicios que quedara en pie, para evitar que cayeran en manos de los enemigos. También eran frecuentes los ajusticiamientos de colaboracionistas e, incluso, de población civil, fuera de Alemania (un ejemplo claro es Polonia donde ejecutaron a civiles bajo la acusación de haber masacrado a soldados alemanes rezagados).

Cuando Alemania se rindió, se conminó a los Hombres-lobo a que se rindieran si bien, una parte de la organización (en su mayor parte los que tenían formación militar) se negaron y fueron eliminados en una batalla desesperada.

Entre esto y que las tropas de ocupación venían pegando fuerte (especialmente, como les decía, los rusos) y tomando represalias muy duras en respuesta a las acciones de los Werewolf, el movimiento de guerrilla se extinguió, los guerreros buenos de fueron al Valhalla y el Reich de los Mil Años se quedó, al final, en 12. Esos que ven ustedes, por la calle, con la cabeza rapada son en realidad bakalas, gays o alopécicos. No teman.



 

ONCE PARES DE BOTAS CONTRA HITLER

La pequeña odisea de los futbolistas peruanos en las Olimpiadas de Berlín.


La cosa más grande que habían visto en su vida era el barco donde navegaron por el Atlántico. Para muchos era la primera vez que llevaban corbata y traje de domingo. Disimulaban el vértigo de los que jamás habían conocido la velocidad de los ferrocarriles expresos europeos, aunque se reían de las montañas de juguete de Sankt Gallen, poca cosa frente a cualquier roquedal andino. Una mañana de julio arribaron a la estación de Anhalt siendo ovacionados disciplinadamente por un comité de bienvenida de la Hitlerjugend. Cholos, zambos, negros y mestizos vieron emocionados como unos rubios quinceañeros con chaquetas impecablemente blancas se encargaban de llevarles el equipaje e invitarlos con sonrisas a subir a un impresionante autocar del ejército. No sabían lo que les esperaba bajo la svástica, ni se imaginaban lo que iba a ser jugar al fútbol dentro del Tercer Reich.



I

La olimpiada aria



Nunca antes el Perú había asistido a una Olimpiada y posiblemente tampoco hubiera asistido a Berlin de no ser por la obsequiosidad e insistencia con que la cancillería alemana asumió la propagandística tarea de invitar al mayor número de naciones sobre la tierra.


Hitler, que al principio le disgustaba la idea de celebrar unos Juegos heredados de la postrer República de Weimar, luego se empeñó en que fueran el mejor escaparate de la Nueva Alemania. Obligó a los arquitectos a que redibujaran el mediocre diseño del estadio berlinés para convertirlo en esa obra de arte que fue el Olimpiastadion, agregándole al edificio cuatro torres de fortaleza medieval en un arrebato pajero (Hoy, la burocracia de Beckenbauer lo ha vuelto a redibujar para el mundial del 2006 hasta hacerlo irreconocible). Le regaló a la ya mítica directora de cine Leni Riefenstahl kilómetros de celuloide para que filmara la mas grandiosa de las películas del Reich (lo que se logró). Accedió a hacer menos visible el antisemitismo para contentar a Avery Brundage, el puto amo del olimpismo yanqui. Construyó la primera Villa Olímpica como Thor manda, que incluía restaurantes, bibliotecas, gimnasios, cine y oficina postal de servicio gratuito. Fueron los primeros Juegos televisados (aunque vistos solo por menos de quinientos receptores repartidos entre la jefatura nazi, venticinco pantallas distribuidas entre teatros y patios de algunos hospitales del KdF y posiblemente alguna otra más en el recibidor del Salón Kitty, el legendario prostíbulo del Tercer Reich) y a la imaginación e inventiva nacionalsocialista le debemos ese símbolo de la paz y la amistad de los pueblos que es la llama olímpica y su recorrido desde Grecia.

El complejo olímpico. Las torres que lo rodean fueron la contribución estética del führer.













Mediática y políticamente hablando, la olimpiada de Berlín fue la primera olimpiada realmente moderna del siglo XX. El sentido del espectáculo de masas, de coreografía instrumental o -como bien diría el comunicador español Miguel Ibáñez- de politoxicomanía mediática ; estuvo bien presente en toda la realización de los Juegos, lo que incluía el uso intensivo de medios de comunicación pero sometidos a una censura axial que se regía por preconceptos ideológicos y sometimiento a la autoridad : No solo se fotografiaba y se filmaba desde ángulos estéticamente correctos (nada de hatajos de atletas desaliñados tocándose los huevos en una esquina de la pista) tampoco se permitían imágenes que atentaran contra el orden y la jerarquía ceremonial de los Juegos (la escena de una entusiasta ama de casa yanqui lanzándose sobre el führer para abrazarlo y besarlo en la tribuna de la Piscina Olímpica, fue fulminantemente separada de los negativos y convertida en virtual mito urbano).


¿Qué sitio podían tener cuarenta untermensche vestidos con trajes de rojo chillón, venidos de un país remoto que -si hacemos caso al famoso mapa encontrado a un espía nazi en Brasil- ni siquiera era tomado en cuenta en los planes de expansión nacionalsocialista en Sudamérica?


La delegación peruana viajaba a la Villa Olímpica en unos autocares de dos pisos con el segundo al descubierto. Los berlineses podían ver en esos vehículos cabelleras crespas, trinchudas, toscamente disciplinadas con brillantina. Y en todas refulgía la piel cobriza o directamente retinta de sus protagonistas. Como llevaban la bandera olímpica, los berlineses aplaudían a su paso, pero algún SS de paisano estaría murmurando: “Estos sujetos estarían mejor en el zoológico del Tiergarten”.


Y si lo hubiera dicho en voz alta, más de uno le daría la razón.


Bienvenidos a los Décimos Juegos Olímpicos de verano, Berlín 1936.





Obvio afiche de la olimpiada aria ¿O ustedes se imaginaban al laureado de otro color?











II

Cuando éramos niños, bellos y felices


El deporte en el Perú estaba en la infancia. La maravillosa infancia. La quintaesencia de Lewis Carroll. Con el encanto de esa edad veíamos, al calor de las apuestas, concursos de natación llevados a cabo en una poza de agua verdosa cercana al puerto. Se ganaban trofeos deportivos que luego se perdían en juegos de dados y naipes que los protagonistas estiraban hasta la madrugada entre tragos de pisco y rica compañía. El baloncesto se jugaba sobre pistas de ladrillo, tablones de madera, tierra batida y hasta sobre césped. Un peruano loco se daba el gusto de ganar una maratón internacional viajando de polizón en un barco, corriendo con las zapatillas de su abuelita y siguiendo durante cuarenta kilómetros a los punteros de turno por la sencilla razón de desconocer la ruta hacia el estadio. Las estrellas locales de fútbol, luego del partido dominical, se iban a pelotear con los chiquillos entre callejuelas para terminar festejando con sus viejos amigotes mediando tragos, tabaco, buenas mujeres y un fonógrafo lleno de onesteps, tangos y pasodobles. Eso era deporte puro, carajo.


Y es que el fútbol peruano había alcanzado el síndrome de Fatty Arbuckle, aquella edad en que el pícaro niño se transforma en adolescente salvaje que se da de bruces con una adultez siempre ignorada. No existía el fútbol profesional, pero para centenares de muchachos, el fútbol ya era su vida. Aprendieron el fútbol viendo jugar a los marineros ingleses, como casi todos los que vivimos fuera de las Islas. Entre potreros con olor a estiércol, canchas de tierra pelada, algún arenal y las calles empedradas de la ciudad, el fútbol empezó a tomar edad. Comerciantes, artesanos y algún aburrido mecenas empezaron a financiar los primeros clubes de fútbol que durante décadas fueron poco más que clubes de barrio.


O de oficios, como en la Edad Media : El partido de fútbol más popular hasta bien entrado los años veinte era el de Textiles contra Choferes, donde una selección de obreros de las fábricas de Vitarte se enfrentaba a otra de camioneros y mecánicos de la capital. Se solía jugar en un canchón en las afueras de Lima con el público trabajador poblando los cerros aledaños y viendo los lances mientras zampaban butifarras, mazorcas hervidas y cerveza. Era una kermesse con fútbol incluido.


Por generación espontánea, como han sucedido buena parte de los hechos del deporte peruano, nacieron nuestros cracks: Juan Valdivieso El Mago, portero voluntarioso hasta el día en que vio todo un entrenamiento del Divino Zamora que venía de gira con el RCD Español y esto lo convirtió -imaginamos que en un lapso de tres horas- en el mejor portero de Sudamérica (y en todo caso poseedor de uno de los mejores récords de penalties atrapados). Adelfo Magallanes El Bólido, mediapunta de vida alegre y jaranera quien siempre se preguntó si su verdadero nombre era Adelfo y no Adolfo, dada la poca profesionalidad de los amanuenses criollos que trataban con desprecio a los afroperuanos que firmaban -en lo posible- las partidas de nacimiento. Alejandro Manguera Villanueva, delantero hábil, pícaro, bohemio, negro, tuvo la mala suerte de nacer en el Perú. Si hubiera nacido en Brasil o Uruguay hoy sería mundialmente conocido como uno de los mejores diez de la historia. Lolo Fernández tenía un disparo que rompía redes, postes y travesaños con tan increíble asiduidad que la tribuna le apodó El Cañonero. En cambio, Titina Castillo era un chaparrito que combatía su baja estatura con una habilidad en el gambeteo. Los hermanos Alcalde -al igual que los futuros hermanos Toth de la sección húngara de 1954- eran el mecanismo de autocontrol interno del equipo. En un país de instituciones débiles, la familia salvaba los muebles del incendio, o de la goleada.


Todos se ganaban la vida honradamente: Valdivieso era ebanista, Villanueva albañil, Lolo Fernández -el más pijo de todos- asistía a regañadientes a la Escuela de Contaduría. Los demás eran camioneros, obreros, vendedores de comida, empleados de última fila de servicios públicos. Nadie soñaba con un futuro próspero de jugadores bien pagados. Bueno, nadie soñaba con un futuro. Se vivía bien si se garantizaba el puchero diario, habitaban en callejones de un solo caño (tugurios galdosianos donde decenas de familias compartían una salida de agua y un retrete). Todos ejercían un cooperativismo primario (si uno se comía un bizcocho a solas, los demás se lo arrancaban para que aprendiera a compartir) se amanecían juergueando juntos, hacían colecta cuando uno se enfermaba, se ganaban la vida armando equipos en las afueras de Lima y cobrando en comida y trago. Muy pocos sabían leer y escribir. Y había más de uno que -gracias a las apuestas, los combates de gallos y las propinas que recibía en los partidos- malmantenía familia, esposa y querida.




La jarana y la alegría hecha fútbol: Alejandro Villanueva













A pesar de ello o gracias a ello, estos jovenzuelos mal nutridos y semianalfabetos crearon un fútbol de gloria: Pasión por los dribblings, jugar el balón al toque, triangular a ras del suelo, picardía a la hora de desmarcarse, desdén a la estrategia y al juego destructivo. Así llenaron las tribunas precarias por donde jugaban. La gente los llevaba en volandas hasta la casa de la cocinera más generosa del pueblo a inflarlos de escabeche de pollo y arroz con pato. Eran los héroes del momento para la chiquillería que imitaba -sin pelota- sus quiebres en una esquina mugrienta. Quien podía, sabiendo las debilidades humanas, encerraba a las adolescentes y mujeres en edad casadera, pero -como en el poema de Rubén Darío- al final “la más hermosa / sonríe al más fiero de los vencedores”. El bar cerraba con aquellos dentro, uno traía los dados, otros las guitarras y algún avispado se presentaba con negras guapas y cigarrillos importados. Pasada la madrugada se acababa la luz de kerosene y las botellas de pisco, todos iban dando tumbos a sus hogares, maldiciendo el trabajo de mañana, esperando el próximo entrenamiento, escondiéndose en las esquinas con mujeres de cintura ceñida, embarazando con impune irresponsabilidad. Éramos niños, bellos y felices.


Como nunca más lo fuimos en el resto de nuestra vida.









Sí, son futbolistas en activo. Y encima olímpicos. Quien bebe a pico es el portero Valdivieso y ese señor con sombrero, traje, cerveza y cara de muerto es un terminal Manguera Villanueva. Festejando después de un partidito…


III

Vámonos pa´Berlín


La dictadura militar de turno que regía el Perú recibió con extrañeza la enésima invitación de Alemania a participar en los Juegos. Como un plus se le había comunicado que estaba invitada -entre la delegación olímpica- su selección de fútbol ya que Uruguay, Brasil y Argentina (por motivos desconocidos pero, sin duda, bizarros) habían declinado participar. En 1936 lo peor de la Depresión había pasado y el Estado pudo desembolsar casi treinta mil soles de la época para financiar una nutrida delegación masculina (las mujeres sólo practicaban el deporte como informal entretenimiento). Aún faltaba dinero, así que el neófito Comité Olímpico Peruano inició una colecta de fondos entre las fuerzas vivas de la oligarquía limeña para completar el gasto que significaba mandar dignamente hasta el otro lado del planeta a casi sesenta paisanos.


La Casa Welsch (casa comercial alemana para unos, tapadera de los servicios de la Abteil de Canaris en el Pacífico para otros) y la Casa Sears (nuestro pequeño Cortinglés de la época y no sabemos si tapadera de la inteligencia británica) pusieron el resto entre generosas donaciones de italianos (muchos de ellos reunidos en el Circolo Sportivo Italiano, informal sitio de recreo para los informales servicios de información italianos en Sudamérica) y otros extranjeros residentes que conocían la importancia de asistir a unas olimpíadas como pasaporte de modernidad (casi todos, extensiones de sus respectivas legaciones diplomáticas huérfanas de departamentos especializados de espionaje, empezando por los EEUU aún aislacionistas).

Así, se pudieron pagar los pasajes de segunda clase para la delegación olímpica en el Orazio, trasatlántico que era virtualmente el autobús italiano Lima-Génova desde hacía más de diez años. Despedidos con banda de música, los atletas se enfrentaron con la desconocida realidad de vivir en un barco. Acostumbrados a la tugurización como hábitat, disfrutaron sin problemas los pequeños espacios del buque para correr y entrenar (recordemos, viajaban en segunda clase, acuérdense del Titanic) y, cuando apretó el calor centroamericano al cruzar el Canal de Panamá, nuestros prohombres del olimpismo no tuvieron problema en pasearse semidesnudos por el comedor, los pasillos del dormitorio y la propia explanada de proa. Ya no disfrutaban de las fiestas y placeres de Lima, pero por contra nunca habían comido tanta carne como entonces.


De Génova tomaron un expreso hasta Berlín y de allí los trasladaron hasta la Villa Olímpica en el oeste de la ciudad. Además de los soberbios alojamientos, los peruanos tuvieron una sorpresa adicional : En el comedor les ofrecían genuina comida peruana. La meticulosidad de la empresa propagandística nazi hizo que del Reich partieran chefs a diversas partes del mundo registrando comidas y dietas de cada país. Más hospitalidad, imposible.


El día de la inauguración Perú presentó -lo que son las cosas- una de las delegaciones más numerosas de los Juegos. Marchaban -además de los futbolistas- el equipo de baloncesto, boxeadores, nadadores, ciclistas, atletas y tiradores. Todos haciendo ante la Tribuna de la Cancillería el mismo saludo (unos dicen que olímpico, otros que nazi) que hicieron ingleses, húngaros, suecos o franceses.


Se empezó bien, nuestro nadador estrella clasificaba a las finales de su especialidad, a cuatro segundos de Jack Medica, la gran esperanza blanca de EEUU en la piscina. Y el equipo de baloncesto, al jugar sobre una pista de ladrillo molido, se alucinó superpotencia derrotando a egipcios y polacos, clasificándose para las semifinales. Nuestros futbolistas tampoco se quedaron atrás, le metieron siete goles a Finlandia (cuatro de un Lolo Fernández que desconocía lo que era un hat trick) pasando a cuartos. Jugarían contra Austria, el emblemático Wunderteam, uno de los mejores equipos de los años treinta. Desgraciadamente no jugarían solo fútbol.






Nuestros futbolistas, listos para enfrentarse al equipo de Hitler.



IV

Directo en directo, desde el Herthastadion, estimados radioescuchas...



Pese a los fastos de la inauguración y a la impecable organización que exhibía Berlín, las cosas no marchaban tan bien para Alemania. Saltó a la palestra el archiconocido escándalo del saludo nunca dado de Hitler al plusmarquista afroamericano Jesse Owens y su repentina fuga del Estadio Olímpico para no volver nunca más. Los japoneses imponían su ley en natación y los húngaros hacían lo mismo en las carreras de fondo. En las competiciones de velocidad, la raza inferior (para los alemanes y también para buena parte de los norteamericanos) derrotaba ampliamente a sus competidores europeos. Se dieron casos tremendos como el del combinado alemán femenino del 4x100 lisos : Siendo favoritas totales, falló el último relevo, la posta cayó al suelo y canadienses y yanquis se llevaron las medallas mientras las cuatro valquirias lloraban a moco tendido junto a la pista con una desesperación que seguro no repitieron ni cuando se enteraron del desastre de Stalingrado.


El colmo llegó por el lado menos esperado: El entrenador de la selección alemana de fútbol, ebrio de superioridad (y no sabemos si de otra cosa), mandó a que su equipo suplente jugara la ronda de cuartos ante la cenicienta del torneo, Noruega. Perdieron 2-0. Dicen que el entrenador, más tarde, terminó pegándose un tiro.


Y así, el único representante de la germanidad en el fútbol era Austria. Los austríacos estaban condenados a ganar.


Ante un lleno completo en el estadio del club Hertha, Perú y Austria se jugaron la eliminatoria. Loa austríacos empezaron el partido como una máquina. Y así, avasallando, ganaban 2-0 al terminar el primer tiempo. Disciplina, juego vertical, no poca fuerza bruta y cierta complicidad arbitral eran las herramientas de los austríacos. Éstos habían dejado fuera de la convocatoria al gran Matías Sindelar, el Mozart del fútbol, presuntamente por su edad y su trayectoria de futbolista profesional. Aunque habría que mencionar que Sindelar, entre otras cosas, era un genuino judío vienés, antifascista y muy popular en la capital austríaca.


Austria ganaba pero los peruanos seguían tocando y esquivando los guadañazos arteros de los defensas. La holgura del marcador perdió a los favoritos: Se confiaron y en un pis pas los peruanos empataron. El segundo gol, un tiro libre directo de Lolo Fernández que se coló bajo la cruceta. Terminó el match y, dado el empate, se jugó la prórroga. Las tribunas chillaban.


Uno creería que el tiempo suplementario beneficiaría a Austria por eso de la preparación física y la superioridad de unos jugadores bastante mejor alimentados que sus rivales. Pero fue exactamente al contrario.


Los peruanos, al ser Fattys Arbuckles jugando al fútbol, estaban acostumbrados a jugar sin reloj, hasta la puesta del sol. Sin mencionar a los más bohemios, que no les importaba disputar partidos oficiales estando enfermos, resaqueados o directamente borrachos. El colmo se daba entre los seleccionados que jugaban en el popular club del Alianza Lima: Los fines de semana jugaban la liga para el equipo blanquiazul y, dos horas después, se iban a un canchón de Lince a jugar otro partido -igual de intenso- vistiendo la camiseta de Los Íntimos, un equipo de barrio con el que se sacaban un extra monetario. Y si ganaban, festejaban hasta el día siguiente. Curiosamente, la mejor disciplina para los peruanos llegó a ser la ausencia total de disciplina.


En el tiempo suplementario los peruanos llegaron a perforar hasta tres veces el arco austríaco, pero el árbitro anulaba los tantos muerto de miedo del desenlace. Finalmente se rindió a la realidad, Perú metió dos goles y el partido resultó con la victoria chola por 4-2.


El público, mismo Evasión o victoria, invadió la cancha jubiloso y festejando la proeza. No queda claro si el árbitro llegó a pitar la reanudación y final del partido. Entre la alegría general, Jules Rimet -el presidente de la FIFA y espectador de lujo- felicitó en la cancha a los jugadores peruanos. Caía la anaranjada tarde berlinesa y los peruanos se sentían campeones. Ya estaban en las semifinales.


El partido se retransmitió en directo a Lima, llegando a las radios peruanas con cerca de cinco minutos de retraso de entonces. Toda la ciudad festejó la hazaña: Hasta hace pocos años, argentinos y uruguayos ganaban a los equipos peruanos caminando; ahora el seleccionado inca se medía entre lo mejorcito de Europa. Y sí, éramos los representantes del fútbol sudamericano en los Juegos, el resto de los semifinalistas lo conformaban Italia, Polonia (con quien nos tocaría enfrentarnos) y Noruega. Estaba chupado llegar al podio.



V

De la conspiranoia a la amarga realidad



Un par de horas después, el presidente del Comité Olímpico de Austria elevó a los organizadores de los Juegos una protesta formal: El partido se había jugado en un campo con las demarcaciones erróneamente señaladas y había sido interrumpido abruptamente por la invasión del populacho que abarrotaba un par de tribunas, causando considerable riesgo a la integridad física de los futbolistas austríacos. La queja se cerraba con una demanda para que el partido se repitiera el día siguiente.


El comité organizador de los Juegos junto con la FIFA no sólo aceptaron el petitorio austríaco: Además de repetir el partido, éste se celebraría a puerta cerrada.


¿Cómo fue posible esta situación? ¿Qué pasó en realidad sobre el césped del Herthastadion? ¿Qué factores se coludieron para que se resolviera una decisión extraordinariamente única en la historia de los Juegos?


La llamada señalización dudosa del campo quizá se mencionó dadas las reducidas dimensiones del escenario si lo comparamos con los grandes estadios de Europa o el Olímpico de Berlín sin ir más lejos. Sin embargo, la queja de fondo iba enfocada a la invasión del público a la cancha.


No hay material filmado que atestigüe la invasión de campo y es difícil imaginarse a los disciplinados alemanes del Tercer Reich portarse como hooligans. Y hablamos de alemanes porque difícilmente podía existir alguna barra alegre y bullanguera que aupara a los sudamericanos. El turismo olímpico estaba en pañales así que tampoco era factible que millares de exaltados franceses o polacos aprovecharan la ocasión para barruntar en las narices de los cuerpos de seguridad nacionalsocialistas. Por lo que solo hay una deducción: Los espectadores berlineses sencillamente aplaudieron el desempeño del seleccionado peruano y aprovecharon la ocasión para cachondearse a gusto de los austríacos, a quienes tradicionalmente siempre han visto como zánganos, fanfarrones y pedigüeños.


Detalle quisquilloso, dado que el führer portaestandarte de la raza aria era austríaco de origen (Hitler había nacido en un pueblo de mierda cercano a Linz). El Anschluss (la anexión de Austria al Tercer Reich) aún estaba sobre el papel y la dictadura de Dollfüss, muy celosa de la independencia vienesa, no era precisamente amiga de los nazis. Por último, los berlineses -ciudad de fuerte impronta obrera, cuya pequeña burguesía era bastante bon vivant, que tradicionalmente votaba socialista y donde la lealtad al régimen era bastante light- se habían comportado con demasiada suficiencia y chulería frente a sus futuros connacionales. La parcialidad del comité organizador de los Juegos era inevitable: Había que dar una pequeña satisfacción a los austríacos, era cuestión de Alta Política.


A nuestros futbolistas, quienes festejaban felices en la Villa Olímpica vaciando fuentes de escabeche de pollo; el repetir el partido no les preocupaba mucho. Total, ya se les había ganado con gusto. Pero la dictadura militar peruana se había beneficiado bastante de la empresa olímpica y no estaba dispuesta a pasar por las horcas caudinas del imperialismo europeo de moda. Lo que rebalsó el vaso fue la orden de jugar a estadio vacío: Dejaba campo libre a cualquier barbaridad arbitral. El general Oscar Ruperto Benavides, dictador de turno, ordenó que no se transara en absoluto. Hubo un conato de amenaza regional dada la solidaridad verbal de algunas delegaciones latinoamericanas a quienes no le hacían mucha gracia las bravatas eurogringas. Goebbels, el gran factótum mediático de los Juegos, inmediatamente movió sus hilos: Convenció personalmente a los argentinos a que no hicieran olas y pidió a los yanquis que mediaran frente a los mexicanos para lo mismo (Desgraciadamente, su presidente Lázaro Cárdenas estaba ocupado en cosas más importantes como la Reforma Agraria y las noticias que llegaban de España). Al final, el reclamo peruano se quedó solo.


La selección peruana no se presentó al nuevo partido dictaminado y fue eliminada por walk over. Desde Lima se ordenó fulminantemente el regreso de toda la delegación olímpica, incluyendo basketbolistas o nadadores. Varias medallas en ciernes, las primeras de nuestra historia, se quedaron en hipótesis. Ante la indiferencia general, la delegación peruana arrió su pabellón de la Villa Olímpica y se marchó a casa. Como cualquier don nadie. Eso mismo.










Adelfo Magallanes dentro de un vestuario con aires de barraca o cárcel, perfecta metáfora de los años treinta.





VI

Todos perdimos, menos ellos




Dada la apresurada retirada y la evidente escasez de fondos de la delegación de un país semifeudal y subdesarrollado como el Perú; el regreso fue accidentado y al vuelo se pescó a un herrumbroso carguero que marchaba a Sudamérica como improvisado transporte. Los peruanos regresaban a su patria más o menos como los inmigrantes lo hacían al Nuevo Mundo (Con excepción del cuerpo diplomático y otras autoridades que de seguro que esperaron a que el gobierno les pagara lujosos billetes de primera clase para regresar).


En Lima el pueblo los recibió como campeones. Cimentaron una generación de buenos futbolistas al punto que, tres años después, ganaron su primer torneo sudamericano de fútbol (antecesor a lo que hoy conocemos como Copa América). Pero, pese a ser cracks, no eran futbolistas profesionales; ni siquiera eran trabajadores bien pagados.


Lolo Fernández jugó en la primera categoría durante casi veinte años más, se convirtió en ídolo viviente del club Universitario de Deportes, vio como le ponían su nombre a un estadio antes de padecer y morir de Alzheimer. Alejandro Manguera Villanueva, el mejor jugador de su generación, rechazó ofertas millonarias de Francia y México por la sencilla razón que nunca quiso separarse de su barrio (¡Olé tus huevos, maestro!) y, haciendo caso omiso de los médicos, continuó con sus noches juergueras hasta que la tuberculosis se lo llevó de este mundo con sólo 36 años cumplidos. Décadas después, el Alianza Lima construyó un estadio de cuarenta mil almas y le dedicó su nombre. El portero Valdivieso, merced a sus méritos deportivos, obtuvo un puesto de burócrata menor en la municipalidad de Lima con el cual llegó a jubilarse. Adelfo Magallanes, otro jaranero de pro, llegó a convertirse en entrenador del equipo de sus amores -el Alianza Lima- y confundir su vida con la del club. El resto del seleccionado terminó sus días trabajando de albañiles, camioneros o recogedores de basura hasta que sus fuerzas se lo permitieron. La gran mayoría acabó de abuelitos en su propia casa de callejón, al cuidado de la familia de sus hijos que heredaban el tugurio.


Pese a que la Gesta de Berlín se conmemoraba anualmente en los periódicos, fue motivo de canciones populares y pasaron a la historia del deporte nacional; a casi todos ellos les tocó aguantar los golpes de la pobreza y la ingratitud: El hambre y la carestía de los años cuarenta, la represión policial de los años cincuenta y el olvido generacional de los sesenta. Hoy no encontraréis ni una sola web dedicada a ese momento, ninguna investigación oficial, ni siquiera chismes privados : El fraude cometido por los nazis y la FIFA en las Olimpiadas de Berlín es un hecho menor tan ninguneado por los organismos deportivos internacionales, como aquella otra gesta de los futbolistas ucranianos quienes ganaron a un equipo nazi bajo pena de muerte, dentro del infierno de la ocupación alemana en la Unión Soviética durante la II Guerra Mundial.


El equipo austríaco que perdió ante los peruanos derrotó a Noruega y disputó la final contra Italia. Fue un nuevo palmarés para los azzurri, que festejaron haciendo el saludo fascista ante casi cien mil espectadores (no es demagogia, hay hartas fotos). Buena parte de ese equipo austríaco se fusionó con el alemán después del Anschluss de 1938, pero los resultados fueron nefastos: La gran estrella Matías Sindelar (quien además sobrellevaba una dramática ruptura amorosa) decidió suicidarse y buena parte del público vienés asistió a su entierro en un acto de inútil protesta frente a la recién estrenada ocupación nazi, mientras la nueva selección austroalemana hacía el ridículo en el mundial de Francia. El gran fútbol austríaco se había extinguido y sólo volvería a resucitar quince años después. También perdieron ellos.


Mi país andino de untermenschen no podía, de ninguna manera, retar a los nazis, quienes además contaban con gran parte del beneplácito de las naciones desarrolladas. Lo curioso es que la dictadura del general Oscar Ruperto Benavides era un régimen de patricios y terratenientes que simpatizaba con los fascistas y no tardaron mucho en reconocer oficiosamente al gobierno de Burgos. Es natural pensar que esa gentuza no persistió con una queja federativa que pudo poner en entredicho a la FIFA, que ya contaba con la abierta oposición de los países sudamericanos. Se había salvado la cara y punto. Todos esos oligarcas creyeron haber hecho patria. Aunque hubo venganza histórica : Muchos de ellos y sus hijos vieron cómo años después la dictadura militar de Velasco les confiscaba tierras y periódicos, y luego la guerrilla maoísta acababa con sus propiedades y les metía miedo en el cuerpo hasta incluso convencerles de largarse del país.


Y estoy seguro que muchos de esos quinceañeros rubios que con diáfanas sonrisas invitaban a los deportistas peruanos a subir al autobús, fueron los mismos que -años después, enfundados en el uniforme de las SS o de la Wehrmacht- terminarían como cadáveres saqueados por bereberes en Tobruk o colgados con júbilo por las guerrillas soviéticas o....¿quizá, quizá ? terminarían en la retaguardia, invitando con las mismas diáfanas sonrisas a los desgraciados de Treblinka o Auschwitz a ingresar a los autobuses o duchas prestas a rociar el Zyklon B.











¿Amigos para siempre?



Amigo, si alguna vez visitas el Perú no te molestes en hallar alguna placa recordatoria, monumento o avenida consagrada a estos muchachos. Los peruanos somos un pueblo ingrato para con nosotros mismos. Así que solo nos queda el pajero recurso de recordarlos a la distancia y brindar a la memoria de aquellos jaraneros que disfrutaban de la vida y el fútbol, que les importaba un comino recibir una medalla y que sólo se preocupaban de llenar el puchero diario y terminar la jornada jugando, bebiendo y bailando hasta el amanecer. Además, habían derrotado al equipo de Hitler. Casi nada.


No sé si les reconozcamos glorias, pero sí les tendremos cochina envidia.










Nuestro ya conocido Manguera Villanueva, cobrando sus honorarios después del partido: Un suculento pato que se consumirá esa misma noche. Lo que no sabemos es si la jovencita forma parte de la transacción ¿usted qué cree? Ah, qué tiempos aquellos!!




Lima, abril 2006


(El autor de esta maravilla es nuestro amigo Garvich, esto es, Pukaruna.)


 

Cool dip





Hola.

Quiero sacar a la luz un fenómeno incomprensible que se está produciendo dentro de este mismo blog, sin que seamos conscientes sus hacedores y habituales.

Se trata del eterno chat que está teniendo lugar dentro del viejo y ya clásico post de Darío sobre KULDIP, el Príncipe de la Luz.

Si pincháis en el enlace podréis ver que este post ya olvidado y lleno de polvo es un hervidero de comments sin desperdicio, en el que ha participado incluso el propio Kuldip en persona.

Necesito que alguien me ayude a analizar el fenómeno. ¿Por qué la gente escribe tanto ahí? ¿Son clones de Darío, que nos manda mensajes desde allá donde esté? ¿Se trata acaso de los poderes de Kuldip, que crean gnomos virtuales? ¿O de personas reales, con sus nombres reales, que se han puesto de acuerdo para utilizar aquel añejo post como vertedero de sus delirios (la opción menos probable)?

Quiero respuestas. Necesito saberlo.

lunes, 24 de julio de 2006

 

Pateando la calle: Leganés


No me pregunten dónde ví tan emotiva y romántica pintada porque no me piloto Leganés pero ya les digo que, desde hoy y para mí, éstas tres palabras son uno de los atractivos más señeros de dicha villa, protegida por la sagrada influencia de Nuestra Señora de Butarque, junto con las calles dedicadas a Rosendo (en casa le tenemos mucha devoción) o los Eisidisi (también les rezamos de vez en cuando). Tanto es así que pienso que, bajo el escudo del municipio, debería encuadrarse tal declaración de amor en una filacteria que rodease el mismo...un poco al estilo del "Citius, Altius, Fortius" del Comité Olímpico Internacional o el "Labor Omnia Vincit" de la Academia Adams.

Es tan bonito, en los tiempos que corren, ver estos arrebatos de amor bakala, con una tipografía tan actual y un nombre tan rabiosamente moderno que no pude por menos que, tras sacar mi móvil de última generación (móvil que, por cierto, no podían liberar en un par de tiendas de informática "serias" con la cantinela de no se qué tecnología T5 superpuntera de Nokia y que un chino cojo, en la calle Amaniel, me liberó en 30 minutos mientras contestaba a mis advertencias sobre la alta tecnología del teléfono: "Sísísísí") e inmortalizarlo para que ustedes lo fagociten y el amor se extienda por, parafraseando al inmortal almeriense, "los cuatro puntos cardinales de mi España".

Pd: la sana juventud de Leganés se encuadra, por lo que pude ver, en dos grandes clanes: los veinteañeros con gorra y mullet y los treintañeros con mechas y camiseta sin mangas. Tal vez, como los Pokemon, aquellos evolucionen en éstos.

lunes, 17 de julio de 2006

 

Ninjas












Los ninjas molan. Van de negro y matan. El ninja es el mejor amigo del hombre, ¿quién rechazaría a un ninja?. Solo personas de durísimo corazón y muy mala baba que odien a la humanidad y todo lo que esta entiende por divertido. El ninja es un maestro de la distracción y la noche, vuela de tejado en tejado, y cuando tu enemigo está a punto de fumarse el trago de la victoria, aparecen cabeza abajo con los brazos cruzados y le meten un shuriken en el cerebro de un soplo por el culo. Los ninjas no follan, porque no se pueden quitar el traje de ninja nunca. Puede parecer gracioso, pero más duro es tener que ponerse chancletas y pantalón corto porque te lo manda la novia. Y es que un ninja, en el aspecto sentimental, es un lady´s man, un heartbreaker, un rompecorazones. De hecho, a sus novias se lo rompe delante de sus ojos, justo después de extraerselo y justo antes de que mueran para siempre. Es por eso que ser novia de un ninja nunca ha estado bien visto, más que nada por que el ninja se aparea de noche, como buen pajaro de cuenta nocturno que está hecho.


Es gracioso esto de los ninjas, ¿verdad?. Con sus andares de ninja, sigilosos como putas. Aquí, en Euskadi, los ninjas no se dejan ver ni los ojos. Lo bueno es que llevan una especie de sombrero (la "boina" o "txapela") que hace las veces de radar. Los ninjas odian la pacotilla y siempre matan, selectiva y furtivamente, a los más malos del pueblo, aunque para entrenarse empiezan matando a niños y a mujeres, y luego a mujeres embarazadas, pero es por una buena causa y el mundo lo comprende. Además, ¿quién no le perdonaría sus cosas a un ninja?. Son tan monos!.

Los ninjas no comen ni beben, se alimentan de golpes certeros y de los sustos que dan. Jean-Fransuá Vichisuá, un restaurador ninja frances, nos cuenta lo que más le piden los ninjas a la hora de comer: "patadas en la boca".

Los ninjas son como el mundo, una cosa misteriosa. Su religión consta de un Dios, y un Paraiso o algo así, donde irán si mueren en combate, y un Vuelo de Bajo Coste Eterno si se mueren de viejos o de alzheimer. Es por ello que al ninja le guste más matar que morir, a igualdad de precio.

El enemigo eterno del ninja es el samurai. El samurai también mola y vá a caballo y tiene una espada más grande y un casco terrible, pero el ninje le puede porque es más barato y más fácil hacerse un disfraz de ninja, por lo que hay más ninjas y al final siempre les acaban ganando. Además los samurais son una figura mucho más antipática, y parece que están como gordos, aunque digan que entrenan mucho. La verdad es que igual son un poco bocas los samurais, porque ¿quién ha visto a un samurai matando?. ¿Os imaginais que el 11-M lo hubiera reivindicado una banda de samurais?. Nadie se lo hubiera creido. Si, venga, hombre, van a ser los samurais, no te jode.


Está claro que el mundo es un sitio bueno porque hay ninjas que nos protegen del mal y de los malos, como por ejemplo, los samurais. Si alguna vez veis un ninja, dadle un cacho de merienda, o un beso en el culo, que como no se puede lavar, por lo del traje, os lo vá a agradecer.

miércoles, 12 de julio de 2006

 

Iconos Pegamin: Sarah Young

A muchos de ustedes, jóvenes castores, no les sonará de nada el nombre de ésta gran mujer propietaria de dos (aunque abultan como tres) de las tetas más rotundas del cine X y, como dicen en su web, la Rosa inglesa del porno.
Nuestro icono viene al mundo como Sarah Louise Young en Sidcup, condado de Kent (¿se puede ser más inglés?), en el año 1971, fecha que no me cuadra porque cuando yo estaba en el instituto Sarah ya había visto más pollas que un urólogo, claro que también pudiera ser que, a la manera de Traci Lords, Sarah hubiese empezado a rodar porno cuando aún era menor. Si consultan el IMDB, comprobarán como si bien su primera película con fecha conocida es de 1989, antes de ésta ya había aparecido en, casi, una cuarentena de films cuya fecha es un misterio. ¿Es una casualidad que la primera de sus películas con fecha conocida sea la número treinta y pico y se rodara justo en el año en que cumple las 18 primaveras?

Sarah es descubierta, como tantas y tantas jóvenes promesas (del porno y del cine convencional)en la calle, camino del colegio, por una avispado fotógrafo al que no le parece nada corriente que una jovencita con 15 años lleve pegadas al pecho dos tetazas como dos soles de mayo, de tal volumen y masa que generaban su propio campo gravitatorio y todo. Su descubridor trabajaba para el amarillo The Sun y le propuso, con permiso paterno por anticipado, aparecer en sus páginas para deleite de pajilleros working-class. Es el principio de una fructífera carrera salpicada de éxitos (y lefa...mucha lefa).
Pronto la joven Sarah (chiste para estudiantes de inglés) aparece en Private y es aquí donde Hans Moser, un trasunto alemán de Larry Flint, se fija en las grandes posibilidades de la Young. En el año 91 se casan en Las Vegas como un Elvis teutón y otoñal y una jovencísima y (más) ultratetuda Dolly Parton.

La parejita se establece en Mallorca e Ibiza y montan un emporio,la Sarah Young Communications, que controla todas las fases por las que pasa una producción porno: dirige él, protagoniza ella, y montan, editan y distribuyen al alimón...un poco en plan ellos se lo guisan y ella se lo come. Lo cierto es que el tándem factura algo más de 40 películas hasta el 96, fatídico año en que se les rompe el amor de tanto usarlo (con otros, imagino).

Lo que hace a Sarah Young candidata a Icono Pegamín no es solamente ser la propietaria de unas tetas de varios megatones (tetas que se vieron fortalecidas en el año 92 tras pasar por quirófano) sino su total entrega en su trabajo. Me explico. Uno ya, a estas alturas, no se cree las frases de promoción de las productoras de porno, ni las entrevistas en las que las actrices declaran ser unas perras que están en el porno para sacar unas pelillas de su minusvalía ninfomaníaca. No hay más que visionar alguna producción al azar para detectar ya no mohínes de disgusto sino auténticas expresiones de hastío y/o puro asco en ocasiones (y les hablo del porno mainstream no de las catacumbas de lo enfermizo que no visito porque, lo confieso, tengo poco estómago). Lo que me cautiva de Sarah es su total entrega en sus "interpretaciones". No soy un especialista en su filmografía, habré visto 5 ó 6 títulos, pero he apreciado que la criatura tiene un entusiasmo casi infantil y una curiosidad sin límite. El tal Moser debe ser un guarruzio auténtico porque, si bien, como les decía, las producciones de ambos, se encuadran dentro del porno convencional, siempre iban un poco más allá que sus contemporáneos. Hoy en día, cualquier actriz normalita hace anal, tríos, corridas faciales, arcadas felatorias, y hasta guantazos si se tercia pero en los 90 era como la guinda de la película. Pues rara era la escena donde la Young estuviera con menos de dos tíos y no le petaran el culo (en ocasiones hasta dos mendas a la vez), mientras conseguía hacérselo con otros 4 a la vez (como en una partida de Twister donde "se vale meterla").

Otro punto a su favor era su pelo frito: un peinado de panterita jebi, que no consintió, prácticamente nunca, en modificar a lo largo de su carrera y que le hacía candidata al galardón "Groupie Jebilona de la Sala Canciller" un año tras otro. Eso sin citar su mirada ligeramente estrábica lo que le daba un aire de toli-me-dejo-hacer-de-todo que el pajillero de pro tanto aprecia o su querencia (tan british) por los ligueros, las sandalias de tacón y los corsés de colores manieristas: verde pistacho, rosa chicle o rojo "puta-porquemicoño-lodisfruta".
Fue hace unos meses, visionando uno de sus títulos (y con las dos manos encima de la mesa, no se vayan a creer) cuando me dí cuenta del potencial de Sarah cuando, en pleno gangbang con 7 mimbres, éstos van eyaculando uno por uno en una copa de cristal de Bohemia y cuando el último ha culminado, nuestra Sarah se echa al coleto un buchi que engulle sin hacer un mohín ni ahogar una arcada ni nada. De manera totalmente disciplinada y rutinaria. Ahí dí en pensar que me encontraba ante una total funcionaria del cine para adultos, una currante del medio, una superprofesional del tema.

Para despedirme solo hacerles notar que la inmensa mayoría de las producciones de la etapa Moser están rodadas en la casa de Mallorca, casi siempre en el sofá del salón y hay que ver que gusto se gastan la parejita en la decoración de su hogar: una pesadilla ochentera, con boisserie suntuosa, cortinas con floripondios y visillo, sillas con cojín a juego con las cortinas y el juego de café de alpaca siendo testigo de como a su amita se la calzan dos negros tísicos mientras un pajarraco con pinta de Charlie Starkweather, con tupé y pendientito se pajea. Un delirio de buen gusto en definitiva.

martes, 11 de julio de 2006

 

Pateando la calle: Ecuadorian portable sound system

La verdad es que esto debería ser una actualización del relato de mi bajada a los infiernos, ya que sucedió el mismo día, por la tarde, cuando volvía a mi mansión solariega, tras una dura jornada de trabajo. Justo en el momento en que iba a salir a la superficie y dejar atrás al mundo subterráneo y sus infraseres.

Ahí estaba.

En el momento del Contacto (sí, así, en mayúsculas, como el que ha sido abducido por entidades de Apokolips o de Nuevo Génesis) me ví transportado a la Jamaica de principios de los 60, con las Sound Systems: esas furgonetas con macroequipo de sonido que recorrían la isla ofreciendo las últimas novedades de la música negra norteamericana y haciendo guateques en cualquier plazuela de Kingston. Estas "furgotecas" fueron la génesis de los sellos discográficos jamaicanos que conviertieron a Jamaica en la tierra del ska, el rocksteady, el reggae y los porros de marihuana gigantes.



Como les decía, cuando ya estaba a punto de salir a la superficie, me crucé con ÉL. Un hermano latino, oriundo del Cono Sur, probablemente ecuatoriano (por su carita de globo), vestido como en El Corte Inglés, o en una teleserie española, entienden que viste un latin king: camiseta XXL amarilla, gorra de baseból y bermudas king size. El prenda bajaba con su mp3 a tope de reggaeton y moviendo su cucú al ritmo de temazos como "Aquí está tu caldo" o "Dile a tu vecina que lo mueva ahora".




Hasta aquí nada que se salga de lo normal, dirán ustedes. Pues se equivocan porque nuestro querido Canegundo Isauro Malinche de todos los Santos introducía una variante inusual en estos casos: había acoplado a su aparato reproductor de mp3 unos altavoces de esos del año de la tos que, en tiempos, se acoplaban a los walkman para transformarlos en Pachá Marraketch (no me negarán que, en lo musical, nuestros primos de allende los mares son de lo más generoso...quién no ha pasado a la hora de la siesta debajo de un piso abarrotado de estos pícaros chiquitines y estaban atronando el barrio con "La gasolina" o "Papichulo"...o esas peleas medio en broma medio en serio, totalmente ebrios, como si fueran Juanito Valderrama y Dolores Abril, que acaban, inevitablamente, con abrazo y exaltación de la amistad: "túeresmihem-mano" y la cara -más- hinchada).




Lo cierto es que el efecto era desolador: el tipo disfrazado de Daddy Yankee, con dos altavoces de calamina efecto acero y rejilla negra, del tamaño de un paquete de Caramelos Golia, en la mano y un volumen aproximado al de un grillo encerrado en una caja de cerillas de cocina. Ya les dije al principio que me ví, por un momento, frente a la mismísima Trojan o a la sound system de Prince Buster, cambiando las 4 ruedas por dos jamones criollos y el Caribe por el distrito de Arganzuela.

Creo que se había dado cuenta de lo sosos que somos en la Madre Patria porque la gente le ponía caras raras....él mismo, cuando nos cruzamos, lucía un poco abochornado, como si se hubiera ido desinflando poco a poco desde que salío de casa: como si lo que entonces le pareció supermolón ahora le estuviera martirizando...aún así, con una resistencia numantina, hacía con que seguía las canciones aunque produciendo el "efecto playback" o "doblaje de película porno polaca". Me culpo un poco de que, al llegar a mi altura, debió ver en mi rostro una amplia sonrisa (de amistad) y un brillo en los ojos (de camaradería) que, tal vez, malinterpretase en su bochorno. Lo cierto es que, al cabo de unos segundos, dejaron de oírse los calientes ritmos...tal vez le contagiamos de nuestro egoísmo europeo al escuchar música y, a partir de ahora, Dios mediante, se coloque sus auriculares como todos.


Ps: aquí les adjunto la letra de una cancioncita que no tiene desperdicio ni en el título ( "Estoy bien bellaca") ni en la letra.

Feliz Verano


Dime lo que tienes entre las piernotas
Yo rompo condones como cosa loca
No tiene una bellotita, tiene una bellota
Vete al carajo y mámame la tota

Se cuenta que de las patas estas media loca
Que cuando las abres eso se te brota
Si me invita voy y me gusta tu meque tuata

Porque es grande lo que vi debajo esa toballa
Pero con el tiempo te pusiste yaka
Y anda ataca a esta pasadita
Si te hablan de meter tu no lo echas pa tras
Estoy bien bellaca

Dime lo que tienes entre las piernotas

Rompe condones como cosa loca
No tiene un bellotita tiene una bellota
Yo rompo condones como cosa loca

Se cuenta que de las patas estas media loca
Que cuando las abres eso se te brota
Si me invita voy y le gusta toball...
Vete al carajo y mamame la tota

Una inyeccion pa que tu te vuelves loca

Otra inyeccion pa que te quite la ropa
Atra acentúa bien besa manos y piernas
Porque yo quiero verle esa cosita tierna

Ahora me dicen “kilo en mente”
Ahora me dicen “kilo en mente”
Yo que no me canso de mete y mete
Oye no me canso de mete y mete

hijo esa puta donde es que estan
Toy mas bellaco que phebo y Germán
El man no vende la mayonesa
Aunque la voto blanca y también espesa
Estoy - bien - bellaca...

Dime lo que tienes entre las piernotas
Yo rompo condones como cosa loca
No tiene una bellotita, tiene una bellota
Vete al carajo y mamame la tota.

Se cuenta que de las patas estas media loca
Que cuando las abres eso se te brota

Si me invita voy y me gusta tu meque tuata
Porque es grande lo que vi debajo esa toballa.




viernes, 7 de julio de 2006

 

Discoteca Básica Pegamín / 32. Eddie and the Hot Rods - Teenage Depression



Ni había un Eddie en la banda ni estos pollos habían visto un Hot Rod de cerca en su vida. Surgidos en Inglaterra, a mediados de los 70, y anticipándose por poco a la avalancha punk, los clasificaron en eso que se llamó pub rock (cajón de sastre dónde recalaban bandas muy distintas unidas por su condición proletaria, su base de R'N'B y su afición al frasco) junto a gente como Dr. Feelgood.

Por mi parte siempre he pensado que eran más punk que otros grupos que ponían caritas de malvado en las carpetas de los discos o hacían cucamonas. Mantuvieron un cruce de pullas con los Sex Pistols, para deleite de prensa musical y fans, escandalizando a los puritanos inglesitos con declaraciones como: “Los Pistols sólo tratan de dar la nota, son unos snobs. Se limitan a hacer lo que dice M. Mclaren. Esos tios no son punks ni son nada. Todos han ido a colegios de pago y esas cosas... Son estudiantes de escuelas de arte... Cuando vayan a tocar a Escocia los van a matar. (refiriéndose a los escoceses)Son gente ruda y no les gustan los homosexuales ni los afeminados”.

La verdad es que gastaban unas pintas que eran para mear y no echar gota: muñequeras de tenis, chalecos-torerita abiertos enseñando pezonaga y terciopelo al viento, colgantes sobredimensionados, melenitas de curriqui, actitud-jim-dinamita y orgullo de barrio por los cuatro costados...Y mucho sexanddrugsandrockandroll...

Al final todo se reduce a rock'n'roll de toda la vida, divertido y acelerado, y cuatro detalles propios de la escena que compartían con las bandas del punk. Y clichés juveniles bien contados.Y pantas apretados.



(La canción del vídeo no es de éste L.P. pero es lo único que había en YouTube y no quería que se los perdieran...es cosa mía o el presentador de TOTP's es igualito a Enrique "quetengasuertecita" Bumbury?)

miércoles, 5 de julio de 2006

 

Ortigueira, festivales con gaita y folclore

Grandes carteles con grandes espectativas para que luego el cantante no venga a tocar, o lo haga cocido hasta las cejas, o peor aún, lo haga de puta madre y el alcoholizado seas tú que te pasas el concierto echando la última bilis. Es por todo esto que los grandes conciertos gratuitos -sobre todo si son folk y a nadie le importa perdérse los conciertos- se presentan como una alternativa no-inteligente a los Festivales de Rock. Zas, Pardiñas, el Cultura Quente, Ortigueira... buenos sitios para joderte el hígado sin sufrir el temor a romperte la cabeza contra el cemento urbano, y sin sentirte obligado a alejarte de la tienda de campaña. Me centraré en Ortigueira por ser el más conocido. Ortigueira, Festival Internacional da musica Celta. Faltan 3 días y como el pasado año uno piensa en volver, ya casi por pura inercia. Nada que ver con Bennicasinos y Festimales; al ser gratuito aquí te gastas el grueso del pecunio en mandangueo y comida, o solo en mandangueo: en mi experiencia mochilera, he llegado a la conclusión de que uno puede arreglárselas con un paquete de papillas Hero-baby y un par de tubos de leche condensada...con esto y agua ya tienes solventado el tema "vitaminarse". La supuesta esencia céltica del Festival tira patrás a cualquiera. El Folk, los siete paises celtas, Budiños, Milladoiros, Kepas Junkeras, la gaita, la identidad, el acordeón, y la madre que me parió. Yo soy de los que ha contribuido a destruir la esencia primaria del Festival, suplantando el Ribeiro por cerveza extranjera del Gadis, cambiando la bandera nacionalista colocada en la tienda por los gayumbos aireando para usarlos al dia siguiente. Con el tiempo, lo más modelno es pasar del escenario musical a 2 kilometros y quedarse en el pinar donde se situan las tiendas, el cual vive a su propio y caótico ritmo. La mayoría ya no se mueve de esa zona, y es que además de no tener que caminar los kilómetros hacia el pueblo uno se asegura de que el indeseable de turno no te levanta los víveres de la tienda. Como el cabronazo invisible que me dejó literalmente en gayumbos: aquella noche había decidido dejar a mis congéneres adentro en la tienda respirando sus propios esencias y, usando los pantalones de almohada, me acosté afuera con el saco de dormir... me desperté con la cabeza en la terrosa hierba y sin pantacas. He pensado en volver a dormir de la misma guisa pero con una cuerda atada a la oreja por si cae algún gualtrapas de guante blanco...aunque por otro lado uno se lo piensa mejor y...por miedo a quien te puedas encontrar mejor echarse atrás: no sería raro encontrarte sabe Dios qué, imaginen a Gollum cuando pretendía birlarle el anillo a Frodo...que en los Festivales hay gente muy extraña. Que otras cosas te puedes encontrar en el Pinar? pues...maomenoloquentoslaos, cientos de puestos haciendo el agosto con chorizo criollo y hamburguesas "Pussy galore"; baretos de lona montados para la ocasión en el que se consumen vasos de litro, visitados normalmente por alcohólicos de aldea, de los que van de 2 en 2; Carpas-Dance que compiten unas con otras por ser las mas enrrolladas, esas en las que los primeros rayos de sol alumbran los últimos coletazos de los que aun siguen en pie de guerra...como si se tratase de un puto cementerio de elefantes donde los curtidos nengs, con rostros alucinados a las que es imposible mantener la mirada más de 3 segundos, rematan allí su existencia. No son estós las únicas tribus, no, también está el okupa con malabares y palleiro siguiéndole los pasos, célticos nómadas de avanzada edad y eterna sonrisa zen, punkitas de verano con deliberada "cara mala hostia", camellos con rastas, pijolaris con bongos a estrenar recién comprados en la tienda Cascanueces, universitarios con patriotismo-AMI con fecha de caducidad e incluso, nuevas especies que aún estan por catalogar. Otra de las curiosidades de la acampada ortigueirense es la "ola grito", que es el equivalente de la ola mejicana del futbol pero variando el "ponerse en pie" por el grito. Como en el Estadio de Futbol uno lo ve llegar (o mas bien lo oye), a lo lejos, acercándose, pasando de un murmullo lejano a paroxismo decibélico...150.000 personas dejándose la garganta ¿les parece una astracanada? Bueno, hay otras curiosidades. Echando la vista atrás uno ve la misma historia de la civilización en el devenir de la acampada, desde unos años atrás con tiendas dispersas hasta el maremágnum de tiendas actual en que se empiezan a crear fronteras diferenciativas, de grupos con cierta autosuficiencia, como estados federales sin autonomía total que limitan su pequeño minipoblado de 15 tiendas con la cinta esa que usa la policia en el lugar del crimen... Paralela a la zona de acampada se situa la bucólica Playa de Morouzos. Si 6 años atrás había un fifty-fifty de despelote, hoy solamente se ven pequeños casos aislados. Ya no es como los primeros tiempos, cuando circulaban pieles pecosas de la Irlanda, boscajos vikingos a juego con la selva axilar, hippies culonas....Es una ecuación infalible que a mayor público menor bello púbico Y es que el pudor ante tamaña variedad de razas urbanas unido a la tecnología móvil e Internet causan un daño irreversible en lo que a deshinibición corporal se refiere. Con todo siempre existe algún cuarteto de ciudadanas en top-less. Uno ha de plantar cerca la toalla como quien no quiere la cosa. Por supuesto, y aun mostrando la indiferencia del que ya viene aliviado de casa (o sea del la tienda iglú), lo más normal es que te encuentres con ese desdén seguido de lo que llamamos "la vuelta a la tostada": pasan de tomar el sol hacia arriba a tomarlo bocabajo, escondiendo las tetas contra la toalla. Imprescindible para este menester es llevar gafas de sol, a ser posible de espejo, las cuales te has de poner tras unos minutos de la llegada, que es cuando ellas ya más tranquilas y olvidada tu presencia yacen con los ojitos cerrados. Y llegamos a la escatológia, cómo no. Porque la eterna cola de cerca de un centenar para entrar al baño es otro símbolo festivalero; o la gente es muy tonta o cualquiera juraría que en el "cubículo de hacer pis" se oculta el mayor camello del reino. ¿No es más práctico adentrarse en los bosques de alrededor? con el papel higiénico en mano, dispuesto al saludable ejercicio del "cagar de monte" (que qué bello y gran concepto, "cagar de monte" ¿no había un libro de autoayuda que daba consejos para cagar de monte?). El caso es que resulta realmente bizarruno ver a una docena de individuos agachados en silencio a tu alrededor y abonando el suelo, como vietnamitas agazapados a una docena de metros de distancia, sin ni siquiera dedicarse unos a otros un "que la fuerza te acompañe", aunque todo en hermandad. Así que casi debería ir haciendo la mochila, atacado cada vez más de esa congoja ante el estilo silvestre-mochilero. Cuando una tenía 18 no le importaba tanto dormir con los pies de tu compañero en la cara, dentro de un saco aderezado de arena e insectos oriundos del lugar en el que, previamente, alguien había derramado parte del escabeche de la lata de mejillones. Desde luego que uno se vuelve un tanto sibarita. Yo, de hecho, cada año que pasa sueño con más asiduidad con roulottes y caravanas, ducha y tele, y nevera con helados Hagenn dazs..., con aparcar el Yate en la playa a 100 metros de la playa, tirarme de cabeza y llegar buceando a la orilla, emerger en la arena (tras haberme recortado el bello púbico para ganar los 2 centímetros de rigor) como Dios me trajo al mundo, como si fuera un Zaratustra acuático, o un "Dr Manhattan chulo playa".

lunes, 3 de julio de 2006

 

10 posibles miembros del pegamin

De entre todos los simples criminales y delincuentes hay un pequeño grupo selecto que alcanza la inmortalidad y trasciende la marginalidad de los expedientes policíacos para encumbrarse como objetos de adoración de la subcultura criminal que la ambición mediática alimenta. Y son los famosos serial Killers, he aquí mis 10 favoritos de todos en mi opinión (por eso no están Charles Manson, ni la mataviejitas, como a mi gusto no son tan chingones ), maldad en estado pura solo superada por los miembros del pegamin .

Henry Lee Lucas

Ottis Toole

Henry Lee Lucas, un niño no deseado, era golpeado frecuentemente por su madre, y sometido a maltrato psicológico: continuamente lo vestían como niña, y lo forzaban a ver a su madre trabajar como prostituta. La madre también golpeaba al padre, alcohólico, a quien faltaban las piernas y utilizaba un carrito para desplazarse. Desnutrido y jamás educado, nunca desarrolló una habilidad para darle valor a la vida. Sus primeras experiencias sexuales, aproximadamente a los 13 años, fueron con animales: violaba ovejas y perros, y desde el primer momento relacionó el sexo con la muerte: al eyacular rajaba el cuello al animal.
. Tras la muerte de su padre en extrañas circunstancias Henry abandonó definitivamente su casa e inició una prolífica carrera delictiva con pequeños robos, ingresando pronto en reformatorios y finalmente en la cárcel dónde probó el sexo con humanos por primera vez. Salió en libertad por poco tiempo en vuelve a su casa, donde tras una fuerte discusión con su madre terminó rajándole el cuello con una navaja, e hizo realidad una fantasía que tuvo desde siempre: acabó realizando el acto sexual con el cadáver de su propia madre.
Fue sentenciado a ir a prisión, y luego 5 años a un hospital psiquiátrico, donde fue descrito como un psicópata suicida, sádico, y con desviaciones sexuales. Aún con estos síntomas, fue puesto en libertad en 1970.

Cuando salio tenia ganas de formar una familia con una mujer que lo cuide y 2 hijos que le mostraran su cariño, decidió no esperar y buscar una familia ya hecha y se caso con una amiga de su hermana que tenia 2 hijas, una de 8 años y otra de 9. Cuando su esposa salia a trabajar el se quedaba en la casa a follar con sus hijas pero la menor no se dejaba asi que solo pudo obligarla a ver como e cogia a la mayor, después de un tiempo se canso de la rutina y abandono su hogar, y anduvo por todos los EU.
En Miami encontró a otro zafado como el ,Ottis, pirómano, homosexual, aspirante a transexual, asesino y ligeramente retrasado, con quien formo sociedad.
Henry y Ottis formaban una pareja perfecta: Henry no era demasiado fuerte pero sí muy inteligente, y Ottis era capaz de tumbar de un puñetazo a cualquiera, y al no ser demasiado inteligente vio en Henry a una especie de iluminado.

Juntos mataron gente en la autopista I-35 que cruzaba tods los United States , se convirtió en su particular coto de caza privado. Viajaban en destartalados coches, y para ahorrar gastos solían vivir y dormir en el coche. Cómo nunca se lavaban ni se cambiaban de ropa el coche les iba bien para ir tirando. A pesar de su mal aspecto y su mal olor eran simpáticos y sabían congeniar con las personas, y cuando se ganaban la confianza de alguien, le mostraban el otro lado de su oscura personalidad matándole, abusando sexualmente de él y descuartizándole. Nunca mataban a 2 personas en el mismo sitio, y después de sus matanzas solían descuartizar los cadáveres y repartir los miembros por todo el país, lo que hizo muy difícil a la policía la reconstrucción de los casos. La especial habilidad de Henry para matar y no ser descubierto les permitió cometer sus atrocidades por toda América durante varios años. A Henry le gustaba era asesinar a mujeres de ojos grandes y buenos senos. Primero fornicaba con ellas, se quedaba insatisfecho, las acuchillaba o retorcía el cuello y luego las volvía a penetrar, pues disfrutaba mucho más fornicando con un cadáver que con un ser vivo.

A Ottis le gustaba obtener placer sexual de los varones y asesinar a cuchillazos.
Después Henry conceria a la sobrina (Becky Powell ) de Ottis de 15 años y la hizo su novia, se tomo esto en serio y dejo de asesinar gente por un tiempo en busca de paz interior.
poco tiempo la pareja empezó a trabajar cuidando a una anciana, Kate Rich, con quien estuvieron varios meses hasta que Henry decidió reemprender camino de nuevo, acabando en una granja de predicadores denominada House of Prayer. Vivieron allí hasta que Becky sintió nostalgia de su hogar, y pidió a Henry que la dejase ir a Florida a ver a su familia. La idea no gustó a Henry, que sabía que si Becky iba con su familia ésta le apartaría de él, pero finalmente acabó cediendo. Iniciaron el viaje en auto-stop hasta que tuvieron una discusión en medio de la autopista. Henry zanjó el asunto clavándole un cuchillo en el corazón, y seguidamente fornicó con el cadáver en el que, según comentaría posteriormente, fue el mejor polvo con Becky.. No contento con ello fue a ver a Kate Rich diciéndole que Becky quería verla, y en el camino hacia la granja Henry acuchilló a la anciana sin ningún motivo.

Poco despues la policia da con Henry , y Ottis y, quienes confesaron los asesinatos de cientos de personas, Henry ha llgado a confesar 900 asesinatos, pero se piensa que solo cometio 360 .

Ottis fue condenado a cadena perpetua y Ottis a pena de muerte , supuestamente seria ejecutado en 1988, pero su condeno se postergo murio en 1988 de un par cardiaco.


John Wayne Gacy
Un ciudadano ejemplar , de dia el payaso Pogo, de noche letal cazador de gaeys (que igual estan condenados , pero debe ser Dios quien los castigue) .Era un eficaz hombre de negocios, dedicado plenamente a hacer crecer su empresa de albañilería y decoración, a cuidar de su casa, a amar a su segunda esposa y a cultivar las relaciones sociales. El tiempo libre siempre lo dedicaba a los demás: organizaba las fiestas vecinales más famosas del barrio, se vestía de payaso y amenizaba las tardes de los niños ingresados en el hospital local. Incluso fue tentado por la política y se presentó como candidato a concejal

La vida social del hombre que los fines de semana se vestía de payaso para entretener a los niños enfermos en varios hospitales subía como la espuma. Dos de sus fiestas más sonadas, una al estilo "vaquero" y otra hawaiana, llegaron a congregar en su casa a más de trescientas personas. Todas regresaron a sus domicilios comentando dos cosas: lo agradable que era aquel ciudadano regordete, bonachón y trabajador y lo mal que olía su jardín. Porque era la comidilla del barrio que un terrible hedor fluía por las calles cercanas a la casa de Gacy y su segunda esposa. Ésta estaba convencida de que bajo las cañerías de su casa había algún nido de ratas muertas. Él aseguraba que el olor se filtraba desde un vertedero cercano y siempre estaba posponiendo una supuesta visita al ayuntamiento para tratar de arreglar el problema. Ningún vecino supo reconocer el tufo de los restos humanos, por eso, ninguno llegó a sospechar el acontecimiento que estaba a punto de sacudir la armoniosa vida de Sumerdale Avenue.
Su forma de captar su víctimas, a veces hombres en las calles y otras veces a sus empleados, era atraerlos ofreciéndoles mejores puesto de trabajo, alcohol o drogas. Una vez se los ligaba, los llevaba a su casa, los torturaba, les ataba las manos, les recitaba la Biblia para acabar estrangulándolos pero antes mantenía sexo con ellos, para después enterrar los cuerpos en el jardín de su casa.
Tenía un grado de sadismo muy avanzado, sentía la necesidad de dominar y controlar. Muchas veces metía a sus víctimas en bañeras maniatados y con bolsas de plástico en la cabeza, cuando estaban casi ahogados, los revivía para inflingirles diversas torturas.




Dennos Andrew Pilsen.Mato a sus amantes por temor al abandono y a la soledad.La promiscuidad lo llevo a matar a 16 jóvenes londinenses, muchos de ellos vagabundos, por los que nadie notaba su muerte.

Al preguntarle por el móvil que le había incitado a cometer esos crímenes, Dennis dijo que lo había hecho por miedo a la soledad, que no quería que algo tan agradable como es el amor, fuese algo esporádico de una noche, que necesitaba a sus amantes: "En ninguno de los casos estoy consciente de sentir odio hacia ninguna de las víctimas... recuerdo que salía en busca de compañía y amistad, pero nunca pensaba en la muerte, el asesinato o hechos pasados. Vivía únicamente para aquel momento y para el futuro. Invité algunas personas a casa y otras se invitaron solas, aunque el sexo siempre estaba en un segundo orden.
Sólo deseaba una relación cálida, buscaba alguien con quién poder hablar, aunque es una sensación muy agradable y relajante tener a alguien en la cama a tu lado durante toda la noche. Después de matarlos, experimentaba un sentimiento doloroso de desesperación y una sensación de vacío. Aunque sabía que el cuerpo estaba muerto, pensaba que la personalidad estaba todavía dentro de él, consciente y atenta a mis palabras. Trataba de conseguir desesperadamente una relación que nunca estuvo a mi alcance



Arthur Shawcross. Asesino de prostituas, al igual que jack el destripador. Después de matar a sus victimas contemplaba su obra y se masturbaba junto a los cuerpos a orillas del rió Genesse en Rocher, alego que de pequeño a su madre le gustaba sodomizarlo con un palo de escoba , además de que lo habían mandado a la guerra de Vietnam donde aprendió a ser un criminal y le enseñaron a matar,
En muchas ocasiones se ha hablado del síndrome de Vietnam, que afecta a veteranos de esta guerra que no han podido superar las frustraciones de su readaptación a la vida civil. Muchos de ellos han recibido un entrenamiento especial para matar de diversas formas, y algunos incluso, se han retirado a zonas apartadas del país y viven completamente aislados conscientes del peligro que representan para sus conciudadanos.
Uno de los primeros casos de los que se tiene noticia de los afectados de este "síndrome" es anterior a la guerra de Vietnam. Se trata de Howard Unruth, veterano de la Segunda Guerra Mundial, asesinó a trece personas en Nueva Jersey, porque creía que "sus vecinos se reían de él".


Jeffrey Dahmer Coleccionaba cráneos y restos humanos producto de su necrofilia y canibalismo. En su infancia sufrió por las constantes peleas de sus padres. Marginado desde niño se divertía sacrificando animales y masturbándose con las vísceras.
Cuando tenía 18 años, encontró a un joven haciendo autostop, y lo llevó a su casa. Dahmer era homosexual y tenía la fantasía de recoger a un autoestopista y acostarse con él. Una vez en su casa, se dio cuenta de que Hicks no era homosexual, y cuando éste quiso irse no pudo soportarlo y lo golpeó en la cabeza y lo estranguló con una pesa. Luego lo desmembró y lo puso en bolsas de plástico, y las metió en su coche con intención de tirarlas por un barranco. A medio camino la policía lo detuvo por conducir demasiado a la izquierda. Le preguntaron por las bolsas que llevaba en el asiento trasero y Dahmer contestó que era basura. Le creyeron, y como pasó el test de alcoholemia, le pusieron una multa por conducir fuera de su carril y le dejaron ir. Volvió a su casa con los restos del cadáver y los enterró en el bosque que estaba detrás de la casa.Luego de abandonar la universidad y volver del ejército desenterró los restos, destruyó los huesos y los esparció en la maleza.Tras su primer asesinato se sintió culpable y asustado, intentó reprimir sus deseos sexuales-homicidas acudiendo a la iglesia, dejando el alcohol y manteniéndose en estado de celibato. Vivió así un tiempo, pero después pensó que podría satisfacer algunos de sus deseos sin dañar a nadie, volvió a beber y a ir a sitios de ambiente gaey, y volvió a asesinar a jóvenes a los que asesinaba para después violar y mutilar su cadáver.
A partir de 1987, comics, documentales y películas lo han inmortalizado como el carnicero de Milwakee


Ed Kemper. Como desde équeño era muy alto , su madre temia que abusara de su hermana por lo que lo encerraba en el sotano, desde pequeño dio muestras de sadismo. Sus primeras victimas fueron un gato al que decapito y una gata a la que mato a machetazos , y le corto la cabeza para exponer su cerebro. A los 16 años mato a sus abuelos a puñaladas. Acuchillaba y descuartizaba al tipo de mujeres que su madre juzgaba inapropiadas para el. Mato a su mami a martillazos, la descuartizo, la decapito y violo e insulto a su cadáver .Esa noche de 1973 se entrego y dijo que su objetivo principal había desaparecido. Tambien es conocido como el gigante asesino, ademas de sus estatura su inteligencia tambien era notable (tenia un C.I de 145)


John George Haigh. El vampiro de Londres .Desisntegro a muchas mujeres por consejo de un demonio que aparecía en sus pesadillas .
John siempre había tenido un sueño que lo venía obsesionando desde muy pequeño, una pesadilla muy extraña: se veía en un campo repleto de crucifijos que lentamente se iban transformando a su paso en árboles sin hojas con largas ramas por las que caían gotas de rocío. Al aproximarse a los árboles, podía ver como las gotas que cubrían las ramas no eran agua... eran sangre. Los árboles comenzaban a retorcerse como si sufrieran un tormentoso daño y la sangre brotaba de los troncos, mientras una silueta borrosa que portaba una copa recogía el líquido rojo. Luego, una vez llena se le acercaba y se la ofrecía ordenándole beberla.
John se sentía completamente indefenso ante la situación. No era capaz de mover un solo músculo y quería librarse de la pesadilla. El ser, le dice que la única manera de librarse de él, es matar, para así saciar su verdadera sed.

Sumergía a sus victimas en toneles con acido sulfúrico. Antes les extraía la sangre para beberla. Fue sentenciado y ejecutado en la horca en 1949


Dorancel Vargas Gómez En una región de Venezuela detectives hallaron restos de 12 cuerpos .En una casucha cercana descubrieron sangre y vísceras humanas horneadas. El responsable afirmo que preparaba empanadas con ellas y las repartía a sus conocidos .

Cuando lo interrogaron dijo disparates como el siguiente

"No me arrepiento de lo que he hecho, porque me gusta la carne y no soy el único, en diciembre compartí al vecino Manuel "pana" que era muy buena persona y yo me dije, si es tán buen vecino tiene que estar bien sabroso. Total que hice unas empanadillas con él y las compartí con los conocidos que en todo momento alabaron la sabrosura del relleno. Quizá ahora piensen mal de mi, pero yo lo hice con la mejor buena voluntad del mundo, como recomienda la iglesia yo compartí mi pan, bueno en este caso al bueno de Manuel, pero al caso le hace lo mismo con otros tan necesitados como yo y ahora me veo prisionero. Yo por necesidad me veo metido en esta vaina, por todo cuanto robaron en esta nación que nos han llevado al hambre a miles de venezolanos, pero no me arrepiento por que a pesar de que lo único que no me daba apetito eran las cabezas. Con las manos y los pies cuando más me apuraba el hambre yo me hacia una sopita con ellas y no desaprovechaba nada".



Adolfo de Jesús Constanzo .Líder de los narcosatanicos, asesino bajo el rito africano de Palo Mayombe, a mas de una docena de personas.
Desde el rancho de Santa Elena, (ciudad fronteriza de Matamoros, México), Adolfo de Jesús Constanzo y su banda transportaban semanalmente una tonelada de marihuana A LOS Estados Unidos.
En una inspección de rutina se encontró en su camioneta drogas y una pistola por lo que fue detenido.
Cuando la policía registro su rancho se encontró con 110 kilos de marihuana, un caldero de hierro de hedor pestilente que contiene sangre seca, un cerebro humano, colillas de cigarros, botellas vacías de aguardiente, machetes, ajos y una tortuga asada. Alrededor de la casa, una fosa común con 12 cadáveres descuartizados, a los que se les había extirpado el corazón y el cerebro.
Adolfo convenció a l resto de los narecosatanicos de que de que tendrían el poder de hacerse invisibles y más si siguen al pie de la letra sus instrucciones: confeccionando un caldero mágico con unos ingredientes especiales en los ritos de Palo Mayombe, como son la sangre y algunos miembros humanos mutilados, preferentemente cerebros de criminales o locos, a ser posible de hombres de raza blanca, pues supuestamente estos son más influenciables por el verdugo.
El rito termina cuando los participantes beben la sopa del caldero formada con la sangre de la víctima, su cerebro y los demás elementos... lo cual les dará todo el poder que deseen. Los detenidos revelaron la existencia de otra sede del grupo en otras ciudades mexicanas.

Por órdenes suyas uno de sus fieles lo baleo antes de que lo aprendieran en la ciudad de México en 1980.


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