Pegamin

A falta de un tratado serio y concienzudo en el Pegamín, voy a soltar unas paridas guapas sobre la mujer en la No-Cultura del Dinero.

Me confieso un humilde seguidor del tema mujer. Me papeo la Telva, la Elle y la Vogue si las pillo a mano. La letra y todo. Recordarme de las ilustraciones que allí aparecen y de la temática de dichas publicaciones me hacen prometer aquí y ahora que evitaré el lenguaje setsista y misógino en la medida de lo posible, a no ser que vea imprescindible su uso para ejemplarizar graficamente ciertas realidades incómodas.

Ya no mola la Joan Baez un tanto feucha, cristiana y púdica que se arrebola ante un hombre bien hecho, que siente la pasión monógama y decente del sexo con racionalidad judía y hace de ella un pilar en el cual asentar un proyecto de vida meditado y cabal. Familia, hijos, atardeceres con su hombre y viajes culturales alrededor del mundo. La versión popular y extendida del post-feminismo radical, más light, con novio guapo y con labia progresista. Aquí, en Euskadi sigue siendo muy popular y las hijas de aquellas organizan hoy campañas para que no les toquen el culo en los bares y se ponen mallas y se resisten a enseñar las tetas por lo general.

Pero el ahora mainstream lo marcan los jipijoperos, que desde los USA han extendido la Ho, las Bitches a todos los rincones de sus paises adictos y/o invadidos. El éxito de esta cosa, las mujeres putitas que bailan en tanga, es quizá el resultado de que, en realidad, se trata de algo muy viejo. Y lo digo precisamente por el dicho. Los jipijoperos son negros, y los negros vienen de las castas más bajas del capitalismo, apenas liberados de la esclavitud. ¿Qué pasa con las mujeres cuando las condiciones económicas no son buenas?. Su cuerpo pasa a ser un valor económico más. El dueño de la plantación, los trabajadores, otros esclavos se valen de su cuerpo, que deja de ser una propiedad suya y pasa a ser, fugazmente, de los clientes. Lo curioso viene a día de hoy cuando los negros no son ya más los parias e incluso algunos de ellos se hacen muchimillonarios, tipo un poser a lo 50 cents. Las mujeres siguen siendo putas del ghetto, aunque su gorila le ponga un Versace y un bolso de Vuitton. O precisamente por eso. Son como un Mercedes más. Una propiedad. Su negro las posee y las pone las mejores prendas, al igual que pone las mejores llantas a su Mercedes. Cuando digo "mejores" digo "mas caras", que todos sabemos cual es el gusto de esta peña. Se resarcen con fruición escandalizando al mundo, cantándo de nuevo esta historia más vieja que Carracuca, sembrando sus videoclips de símbolos de dominación, sexuales y de estátus. Cuentan a su puta como la van a instalar en una mansión, con sus demás agujeros, y como la van equipar con las mejores ropas de moda y complementos también. Las convencen con la posibilidad de dejarlas comerlas la polla en su 747 privado hecho de oro, mientras que su actual novio ha tenido que empeñarse para comprarlas un BMW de gama baja y "una bolsa llena de ropa buena". Y no tiene que decir que, aparte, es un maricón que no tiene media ostia y que le vá a llenar el culo de balas en cuanto lo pille por el neiba-juz. Porque, en el fondo, el negro que la está rapeando es un chico muy sensible y, aunque sea feo, mutilado, adicto al crack y gordo como un gocho avaro, tiene un rincón especial en su corazón para las putas que están más buenas de lo normal. Y todo eso ha prendido como la pólvora, en este curioso periodo de involución y abandono general. Las niñas ya saben de memoria, también en cualquier pais civilizado, que para lucir los mejores bienes que la sociedad de consumo puede ofrecer el camino más rápido pasa por entre las piernas. El macho adinerado se lo ofrecerá a cambio de un contrato de exclusividad, y se servirá a cambio para hiperinflar su ego con su nuevo coño turbodiesel. Y tienes como orgullo el haberte hecho de oro gracias a que estabas como un pan. Joder, Latoya, sales con Gaggy L.O.G. Dogg, tienes que ser muy atractiva. Aquí, a pesar de nuestra imaginaria impermeabilidad a todo lo anglosajón y americano (Hamburguesas yo, ¡ja!, donde esté un buen plato-jamón...) el fenómeno también pega, que lo veo yo. Y con los Latin Kings y los Ñetas de directores de instituto, implantando con facilidad su cultura de necesitados frente a la no-cultura, vá a ser el acabose. Y todo esto teniendo a la Iglesia Católica, tan ligada a la realidad, como opción alternativa. Aunque no es la única. La otra es bien famosa. Sé igual de puta e igual de rica que las anteriores, pero pagate tú tu propio Hublot. Administra tu coño son sabiduría. Sé una ejecutiva agresiva, una folladora agresiva y una ama de casa agresiva con la criada colombiana. Lo malo es que haciendo esto te estresas más, para acabar poniendo el culo de la misma manera, Se podría agumentar que este es un estereotipo consecuente con el ya inevitable capitalismo y que permite a las mujeres recuperar la posesión de si mismas y de su voluntad. ¡Meeec!. Te equivocaste Burt Lancaster.
Y lo peor de todo es que (inconscientemente o no) entre todos rebajamos el valor de lo femenino. Hay instalado un desprecio a casi todo lo femenino. A veces muy subliminal, pero bastante como para que las tías se hayan lanzado en masa a ser unas imbéciles a nuestro estilo y en nuestro terreno. A mí me asombra la pila de tías maleducadas que hay sueltas. Subidas a la parra hay hasta cajeras de supermercado. No hablo ya de las típicas dependientas del Corte Inglés, legendarias por hacerte sentir avergonzado al acudir en su consulta sin haber establecido cita diplomática previa a través de los conductos ministeriales adecuados. Te digo una mocosa sin acabar la LOGSE, que se gasta el sueldo en el móvil y en cocaína, que no sabe distinguir Manuela de la abuela y que escupe al hablar. Te dice que le ordenes los productos en la cinta por tamaños que a ver si le vas a causar una movida chunga en el codo, y si no te vas a tomar por culo que a ella se la suda si compras ahí o no.
Aunque todas, bitches o no, majas o antipáticas, son conscientes de lo que significa la desigualdad entre sexos, aparte de que haya un 50% de ministras feas y tontas para ocupar los ministerios de chufla. Una excusa para montar delante y más cómodas, donde todos le puedan ver el tanga salir de la raja del culo, en el autobús de plástico que nos lleva a todos al centro comercial.