Pegamin

Como presiento que ahora que llega el frío Invierno esto podría llenarse de tetas (mi bendición si tan cálida iniciativa se produce) yo no voy a ser menos. Así pues, vuestro sin-par servidor ha decidido perpetrar su particular avanzadilla femenil con una poco meditada tonterida que, además, me sirve como precuela de aquel Femmes ciclópeas con el que unos meses atrás tuve la deferencia de obsequiarles. Pues bien, si allí eran las tuertas aquí se rememorarán a las bizcas: esas gentiles fuerzas que la naturaleza tuvo a bien concedernos. Para primera muestra ahí tienen (en la foto) a la bisoja Rosita Quintana, que tantas pasiones levantaba de Susana (sí hombre, aquella peli charra del no menos estrábico Don Buñuel; que es que todo queda en Familia). Natalie Portman, Jennifer O,Connell, Madeleine Stowe...por si no lo sabían, todas ellas gozan de un ligero estrabismo. He ahí la respuesta (o gran parte de ella) a la poderosa atracción que esas viradas miradas han despertado desde siempre en ustedes: que por sus ojos no dejaban de echarles el ojo. Creo que era Carl Sagan (ese Jacques Cousteau del Cosmos) quien hablaba de la Memoria genética. Que qué es la memoria genética? Pues según el sagaz Sagan viene a ser lo que por ejemplo nos hace sentir una innata repulsión por los reptiles, un instintivo sentimiento provocado por la reminiscencia de la dura y prehistórica época en que teníamos que lidiar con los Tyranosaurios Rex. Mi teoría es que con las estrábicas puede ocurrir algo parecido, pero a la inversa: nuestra considerada reacción ante su (im)perceptible estrabismo podría deberse a una (in)consciente evocación de la mirada fémina que trabaja de rodillas...mentienden???...o incluso puede, que simplemente se trate de una asociación inconsciente con el orgasmo múltiple, de esos que les hacen los ojos chiribitas (esto, válgame Dios, no debe, por nada del mundo, ser asociado con la cara-merluza de la copla que mueve los ojos en las direcciones de las agujas del reloj). Y es que si a ellas les sienta como dedo/s en el "anillo", a ellos, por el contrario, la bizquería les queda como una patada en la entrepierna (nunca mejor dicho). Miren, por ejemplo, a Alvaro Vitali "Jaimito", cuya mirada parece ser síntoma de la lenta recuperación de una testicular "patada con Doc Martens de punta de acero". Es así que el star-system masculino que sufre esta clase de "desviación" suele acabar en el género de la Comedia. Ahí está (o estaba) el malogrado Max Linder cuando el Cine silente, o ya en los 70', el inefable Marty Feldman (el Igor de El jovencito Frankenstein)...Por estas tierras tenemos a nuestro Enrique Villén, ese simpático actor cañí cuya doliente mirada de "todos-a-mi-alrededor-se-están-tirando-a-mi-mujer" obtiene por sí sola toda nuestra condescendencia. Es tan marcado el estrabismo de este actor en su ojo izquierdo que, viendo su expresión, uno pensaría que lleva toda la vida temiendo que el Caracuero de La Matanza de Texas aparezca a sus espaldas. No contagia "buen rollo" por otro lado aquel nerd-pajero que le tiraba los tejos a Clarice en El Silencio de los corderos (pueden en la actualidad verlo en The Host como enigmático y conspirativo matasanos). Porque -no lo olvidemos-, a veces, el estrabismo unido a según qué semblante parece significar algo así como: "carabobo, sí, pero capaz de joderte la Vida"...Ese es el caso de John Malkovich, cuya mirada no deja de despertar una enojosa y diríase que lynchiana inquietud, con esa "visualidad" dotada de una cuasi-imperceptible y oculta sabiduría (quizás por eso de estar mirando a varios sitios a la vez). Imagínenlo -para entendernos- en una cafetería con su jeto en la mesa de enfrente, que no deja de escrutarte mientras sorbe café, clavando por encima de la taza uno de sus ojos en tí, así durante interminables minutos...Exacto: para lanzarse a sus pies gritando: POR QUE? QUE LE HE HECHO?...QUE DIABLOS LE HE HECHO YO A USTED??? Así que, visto lo visto, mucho mejor si vamos ya con las jacintas. Jenny Jones, Geraldine Fitzgerald, Virginia Mayo, Frieda Inescort, Norma Shearer, Jane Greer, Dyan Cannon, Sandy Dennis, Barbra Streisand, Madeline Kahn, Nanette Fabray, Lauren Hutton, Rachael Lee Boggs... y hasta, miren por donde, Wendy Carlos, musa de nuestro Ender (al que, visto lo visto, le van los transexuales). Como la lista es larga, larga como un día sin Pam (sin Pam Grier, me refiero), de todos los desvíos visuales, me limitaré a la crème de la crème:



Cierto. Es la country-girl de Nashville. En sus comienzos -un lustro antes del film de Altman- Karen Black semejaba la típica hippiosa de comuna que disfruta de la incipiente libertad sexual de la Era Acuario. La podíamos ver como novia del motero protagonizado por Dennis Hopper en Easy Rider; poco después como la bobalicona novieta del Nicholson en Mi vida es mi vida; o, mismamente, en Family Plot (broche final en la carrera de Sir Alfred), donde se metía en la piel de la ayudanta del ladrón de diamantes...que qué estilazo se gastaba en esa peli, toda de negro con sombrero de ala ancha, con peluca y gafas de concha toda ella como una versión giallo de la esbirra del Doctor Phibes. Uno siempre la recordará por sus abesugados labios que podrían pasar por operados, su peinado go-go de revista pulp, y -por supuesto- su mirada que redondea ese conjunto que la convierte en seria candidata a englobar las calienturientas ensoñaciones de cualquier pajillero de rápido consumo. Últimamente, y ya más entrada en años, Rob Zombie la ha recuperado como la matriarcal guarrunzia majareta de la entrañable familia de The Devil Rejects.




La Juliette nos enamoró desde la tierna edad en que succionaba con tímida lascivia la falange de De Niro/Max Cady en Cape Fear, o, como la más kíe del barrio apagando cigarrillos con los pies desnudos en Natural Born Killers ; siempre siempre, con ese rictus de haberse follado a medio Instituto y no acordarse de ello...Así, tras la relación de días contados con Brad Pitt, y luego con un skater de segunda categoría, la Lewis decidió mezclar sexo con droga...solamente hasta que a su vida llegó la Iglesia de la Cienciología con su Narconom-de-dejarte-una-guita para quitarla de los malos abusos. Hoy por hoy la pueden ver, siempre con actitud de eterna insatisfecha, liberando hormonas con sus Lametones (Juliette and the "Licks"), y haciendo la vikinga en conciertos a lo largo del planeta.




Ahí tienen a la Salerno. Era a finales de los 80' y el infante de EGB que era uno no sabía si decantarse por Italia, Gran Bretaña o Polonia; o sea, si por la Sabrina, por la Samanta Fox, o la más neumática Danuta Lato. La genovesa, como los avezados lectores del Pegamín sabrán, fue aquella jaca latina que en vídeos como "Boys" o "Hot Girl" nos hacía partícipes de su calentura náutica y soft de Mama-chicho, incitándonos de paso a fantasear con actos que pocos años después su estrábica sosías en el plano X, Sarah Young, ponía en práctica para quien osara adentrarse en la pecaminosa sección del Video-club de Barrio...Pero esa es otra historia.