viernes, 25 de noviembre de 2005
Match Point, de Woody Allen
Ayer vi la nueva de Woody Allen, "Match Point", y salí entusiasmado. Con ésta me he reconciliado con Woody... Sé que esta frase suena como el culo dicha por mí, o por nadie que no sea un erudito fijo del Fotogramas o el Dirigido por. Pero la verdad es que es la sensación que tuve, así que lo repito: me he reconciliado con las películas de Woody Allen.
Aunque me gusta más el cine de pajero estándar (marcianos, monstruos, luchadores mexicanos, tetonas, coches, tiros, volteretas, chistes, zombies, carnicerías...), también tengo algún punto en común con los barbas que salen en Qué grande es el cine: Billy Wilder, Chaplin, Jarmusch, Berlanga, yo qué sé... Hitchcock. Pocos más. Y de Woody Allen concretamente me empapé casi sin querer en la facultad, donde unos amigos organizaban ciclos de cine y las pusieron casi todas. Mi favorita siempre ha sido "Sombras y niebla", una de las más desconocidas y menos valoradas, y que me parece maravillosa. Allí también vi verdaderos tostones que me dejaron helado, como "Interiores", "Delitos y faltas", "Hannah y sus hermanas", "Maridos y mujeres"... Y otras recientes que te dan ganas de ir a buscarle y meterle el clarinete por donde se sienta. Pero algunas otras de sus películas están entre mis favoritas, como la costumbristas y deliciosas "Misterioso asesinato en Manhattan" o "Días de radio", la scorsesiana "Broadway Danny Rose", la maravillosa "La maldición del escorpión de Jade" o la irregular pero interesante "Desmontando a Harry". Las más directamente de cuchufleta, como "Bananas", "Toma el dinero y corre" o "La última noche de Boris Grushenko" me parece que han envejecido fatal y que se quedan, vistas hoy, casi a la altura de Genio y figura. No me entusiasman, aunque no les resto valor, por lo que serían en su momento y por haber trascendido a menudo los gags y haber pasado casi al lenguaje colectivo, que creo que tiene un mérito tremendo. Por no hablar de "What’s up, tiger Lily?", el experimento aquel de doblar en plan bufo una película de karatekas, algo tan manido a día de hoy, en tiempos de El informal o La hora chanante, y que con el tiempo queda tan rara que da angustia.
Lo que quiero decir es que, aunque no me pega mucho, he visto unas cuantas y le controlo bastante. Y con semejante batiburrillo de géneros, con esa puñetera manía de dar una de cal y otra de arena (hoy un chiste tonto, mañana una sesión de psicoanálisis, pasado una genialidad atemporal), uno nunca sabe qué esperar de sus películas, y yo por lo general las evito. Soy de la misma opinión que el padre de Milhouse, en aquel episodio de los Simpsons en el que le preguntaban por las películas de Woody, y decía «Me gustan, salvo por ese personajillo pequeño y con gafas que sale siempre». Es que es eso. Sus películas están llenas de épica y de poesía, de aciertos geniales y situaciones desternillantes pero al mismo tiempo comedidas. Y todo sucede en esas casas victorianas tan sugerentes, unos diálogos tan realistas y completos y una fotografía y una ambientación tan magistral, sus finales redondos, que en fin, me atraen siempre, pero temo que me decepcionen y me salga con otra autobiografía agridulce protagonizada con el mismo personajillo anciano y pequeñito que habla entrecortado, que es raro como un pie y feo de cojones, pero que en la película siempre se acuesta con tres o cuatro impresionantes modelos, y les da a cada una siete sin sacarla. Me cae bien, pero me irrita un poco.
Así que esta última fui a verla con una amiga que trabaja en los Yelmo Cineplex, y que me invita de vez en cuando. Y me parece muy recomendable. Para empezar, no sale el personajillo. El protagonista es un guaperas de casi treinta (me dijo mi amiga que era el protagonista de "Quiero ser como Beckham", y me recordaba un poco a Malcolm McDowell de joven; no tengo muchos más datos), un irlandés de clase media que hace malabares para llegar a fin de mes, dando clases de tenis en un club pijísimo de Londres. Enseguida conoce a una pija de libro, muy mona ella pero bastante florero, que es la hermana de su mejor amigo. Son los hijos del dueño de un emporio empresarial, un acaudalado burgués propietario de varias mansiones, aficionado al polo, miembro de elitistas clubes y todo eso. Así como su relación con la pija vaya yendo más en serio, el millonario le enchufará en su empresa, le acogerá en el seno de la familia, irá ascendiendo puestos, se irá haciendo con un nombre y se irá transformando en un agresivo broker adinerado. Al lado de la pija, su futuro está asegurado, su vida será un camino de rosas de 24 kilates. Pero ya desde la segunda escena de la película había conocido a la novia del hermano de la pija (su mejor amigo), una impresionante Scarlett Johansson, que le tiene el seso sorbido.
Así, se trata de una película de decisiones. Quedarse con la novia mona pero un poco rancia, o lanzarse a por la que está buena y enciende su pasión. Montárselo con las dos, que sería la elección sensata, parece que es imposible.
El grueso de la película, por tanto, es un drama romántico en toda regla. La verdad es que viéndola pensaba que si no fuese por la Johansson, que a mí también me vuelve loco, y la guapa hubiese sido, no sé, la imbécil de Sandra Bullock por ejemplo, creo que me hubiese dormido. A quien le gusten las de amor, ésta parte también le encantará. Pero paralelo al hilo argumental de la relación está toda la trama de los intereses enfrentados, las decisiones difíciles, los secretos, la vida de la alta sociedad, y flotando continuamente en el ambiente la premisa con la que parte la película: la famosa dicotomía SUERTE / TALENTO, para triunfar en la vida. Toda la película es como una compleja partida de tenis (de ahí el título y la profesión del chico). Por mucho talento que uno tenga jugando al tenis, si en el último juego del último set una bola golpea la red, puede pasar al campo contrario o rebotar y volver al propio: lo primero te puede conseguir el triunfo y la gloria en tu vida; lo segundo, destrozártela.
Y además de este tipo de trasfondos profundos, frases sesudas y citas filosóficas, que entretienen, y de haber tenido que fregar mi asiento después de dos largas horas viendo a Scarlett Johansson más guapa que nunca, la película me gustó también porque tiene un final sorpresa inesperado. Totalmente inesperado incluso para el poco previsible Woody Allen y sus finales patasarriba. La parte central se me hizo pelín espesa, pero en general me ha encantado.
Comments:
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pues a mi me parecio una mierda, salvo en lo referente a la butanita rubia.....previsible, monotona, un puto anuncio de un londres que solo algunos llegan a ver, pretenciosa, sin gracia, sin drama real, ñoña, cargante, escrita para una audiencia de paranormales(porque tienes que ser extraterrestre para encontrarla buena...)
pero en eso reside el gusto ajeno, en que no es el tuyo propio y lo puedes vapulear sin ton ni son...
saluds.
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pero en eso reside el gusto ajeno, en que no es el tuyo propio y lo puedes vapulear sin ton ni son...
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