martes, 13 de diciembre de 2005
Con Blanca en la zapatería
Andaba yo ayer de bajón por lo que, consecuentemente, hoy es día de bajón del bajón, o lo que es lo mismo, de exoaceptación. Supongo que de una cosa así solo te salva encontrarte con una tía como Blanca, guapísima, con su clásico aspecto de muertecita revenida.
Blanca es como una Ofelia asfixiada en el aire. Lo que nosotros respiramos, a ella no le vale.
- Llevo una vida tan tonta y deshilvanada que no la justifica ni un cáncer, -la he dicho.
A continuación la he comentado que necesito unos zapatos nuevos y resulta que hay una zapatería de caballeros en San Bernardo que la hacen el diez por ciento. Así que me ha acompañado tan contenta. Yo iba a trabajar, pero me he dicho, "Vamos a ver zapatos a esa tienda, que el mañana no espera a nadie".
Lo que uno puede encontrar en una zapatería de moda, no lo encuentra en esa zapatería con descuentos para Blanca y sus amigos. Tampoco es que sea una zapatería de esa de modas de lance, como los Guerrilleros, o de zapatos de aspecto moderno pero mala calidad, como en los hipermercados. Simplemente es como si uno quisiera calzarse unos zapatos con los que pudiera pasar desapercibido en un pasado indeterminado, pero ya algo lejano. de alguna manera te dan tranquilidad porque es calzado que le has visto a gente que ha vivido la vida sin preocupaciones ni grandes esperanzas. No pod´ria calzarme ahora mismo unos Camper "como los de Woody Allen" porque no compartimops estilo de vida.
Me he comprado unos mocasines que podrían ser calificados como las sandalias del pescador de un agnóstico.
Han estado a punto de atropellarnos al cruzar la Gran Vía. Blanca tiene episodios de casi-muerte a puñados, prácticamente diarios, porque es de esas personas que atraen la catástrofe, pero yo me he asustado. ¡por qué cruzo una calle de seis carriles sin mirar fiándome de una persona que es incapaz de asimilar el tráfico rodado? No lo sé, pero cada vez que Blanquita me da la mano yo la sigo a donde ella vaya con la confianza de estar en compañía de una santa.
Ya en el portal de mi curro me ha comentado que ella tiene un trabajo nuevo, que va a consistir, una vez más, en convertir en un caos lo que para las demás personas sería rutina. La he felicitado, besado su frente como en una bendición y mientras se marchaba me he alegrado de que su mala suerte no la convierta en una persona triste. También la he mirado el culo, lógicamente.
Blanca es como una Ofelia asfixiada en el aire. Lo que nosotros respiramos, a ella no le vale.
- Llevo una vida tan tonta y deshilvanada que no la justifica ni un cáncer, -la he dicho.
A continuación la he comentado que necesito unos zapatos nuevos y resulta que hay una zapatería de caballeros en San Bernardo que la hacen el diez por ciento. Así que me ha acompañado tan contenta. Yo iba a trabajar, pero me he dicho, "Vamos a ver zapatos a esa tienda, que el mañana no espera a nadie".
Lo que uno puede encontrar en una zapatería de moda, no lo encuentra en esa zapatería con descuentos para Blanca y sus amigos. Tampoco es que sea una zapatería de esa de modas de lance, como los Guerrilleros, o de zapatos de aspecto moderno pero mala calidad, como en los hipermercados. Simplemente es como si uno quisiera calzarse unos zapatos con los que pudiera pasar desapercibido en un pasado indeterminado, pero ya algo lejano. de alguna manera te dan tranquilidad porque es calzado que le has visto a gente que ha vivido la vida sin preocupaciones ni grandes esperanzas. No pod´ria calzarme ahora mismo unos Camper "como los de Woody Allen" porque no compartimops estilo de vida.
Me he comprado unos mocasines que podrían ser calificados como las sandalias del pescador de un agnóstico.
Han estado a punto de atropellarnos al cruzar la Gran Vía. Blanca tiene episodios de casi-muerte a puñados, prácticamente diarios, porque es de esas personas que atraen la catástrofe, pero yo me he asustado. ¡por qué cruzo una calle de seis carriles sin mirar fiándome de una persona que es incapaz de asimilar el tráfico rodado? No lo sé, pero cada vez que Blanquita me da la mano yo la sigo a donde ella vaya con la confianza de estar en compañía de una santa.
Ya en el portal de mi curro me ha comentado que ella tiene un trabajo nuevo, que va a consistir, una vez más, en convertir en un caos lo que para las demás personas sería rutina. La he felicitado, besado su frente como en una bendición y mientras se marchaba me he alegrado de que su mala suerte no la convierta en una persona triste. También la he mirado el culo, lógicamente.
Comments:
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Es que se iba, gilipollas. Ya me dirás como se le miran las tetas a una chica que se va. Los chicos finos le miramos las tetas a las chicas cuando se quedan mirando un escaparate, en el reflejo. Y a las desconocidas en el metro. te levantas un poco antes de bajarte y las colocas en la ventana que tienen enfrente, aunque aqui queda un poco raro hacer como que estás mirando al tunel.
Como se descuide tu amiguita, le va a hacer efecto ventosa y se va a quedar pegada al cristalito como una garrapata. Feliz navidad a ti y a todas tus amiguitas.
pizpireta, pizpireta
una cosa yo te digo
que para ir de lolita
no solo hay que tener higo
que hay que ser un poco mona
sin liendres en las coletas
mas flaca que la ramona
y sin granos en las tetas
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no solo hay que tener higo
que hay que ser un poco mona
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mas flaca que la ramona
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