miércoles, 28 de diciembre de 2005
Lourdes Iriondo, Goian Bego
Se ha muerto Lourdes Iriondo, integrante del Ez Dok Amairu, colectivo de cantantes y poetas que formó junto a Mikel Laboa, los hermanos Artze, Benito Lertxundi y Xabier Lete entre otros. Ella hacía el papel de la Joan Baez de aquí, sin tener mucho éxito después, no al menos el mismo reconocimiento y prestigio que el resto de los integrantes. Se dedicó durante muchos años a la defensa del euskera.
Cerraron filas como el tópico vasco de la época: en la trastienda de una iglesia. Donde nadie se espera que se esconda el conejo del lobo es en la lobera. Así, como tantos otros, se reunen al amparo del cura Nemesio Echaniz. Interpretan temas de moda, la nueva canción catalana, la francesa, los americanos... hasta que deciden crear su propio grupo. No tan pioneros como se pretende, pues antes que ellos ya había irrumpido en la desierta escena el cantautor vasco-frances Michel Labeguerie, al que le soplaban en la oreja los nacionalistas por valerse de tan español instrumento como la guitarra idem.
Para mí, todo aquel mensaje y toda aquella actitud ante la vida sigue pesando, por su compromiso, porque pagaron el precio de su propio bolsillo y porque levantaron su voz cuando todo el mundo callaba como putas en una situación de locos, aparte, claro, de por todo lo que decían. Para mí eso es ser vasco. Oteiza, la actitud funebre ante la vida y el vacío. La desesperación. El hombre esclavo del hombre y demás paparruchas, que yo me creo porque vienen escritas bien preciosas. Ante todo esto, aquellas personas se refugiaron en la casa de su padre, en su idioma y en su Pueblo, que es el mío. Que el hombre será libre cuando su pueblo lo sea, porque cuando el se vá, el pueblo se queda para siempre. Es una idea preciosa si la oyes escrita por aquellos poetas, pero yo soy demasiado estoico y tengo demasiada poca fé en la mayoría de las personas como para poner mis huevos en esa cesta.
Ahora todo aquellas ideas se han quedado en la concepción chunga de pueblo, como una especie de liebensraum en el que habitan unos congeneres indefinidos, pero que pueden ser negros o cubanos para dar buen rollo. La que pueda tener Carod-Rovira o Maragall. Aunque, como decía, yo siempre dudo de la bondad de las personas. Igual, como el PNV, esas personas solo creen que su pueblo y su tierra es su mercado y solo quieren ser sus dueños.
Yo soy de los que opinan que la culpa no es de los mensajes ni de las ideas, sino de los imbéciles que las cogen por donde pueden. Así nos vá.
Desde luego, algo queda en el aire de Euskal Herría de todo aquello. Pero lo más bonito se fué, volando con el ala izquierda del cinismo y la derecha de la Sociedad del Bienestar, impulsado por los vientos del hedonismo.
Lourdes Iriondo, como toda aquella generación de auténticos (la penúltima), se ha ido a ese sitio donde no se puede cantar, quedará una piedra erguida, para que atrape un poco de ese vacío donde está, en algún sitio de Euskal Herría y tambien queda su Pueblo, que de momento sigue. Como siempre.
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¡Donemesio! Los pelos como escarpias recordando al aitona (Nemesio no, gixajo) cantar "Anttoni, Anttoni"
Eskarrikasko.
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