martes, 14 de febrero de 2006
De Anchoas y Judíos
Nunca se ha conocido una campaña de desprestigio tan efectiva, cruel y espantosa como la realizada contra la anchoa como ingrediente de las pizzas. Se queda uno acongojado ante el poder de los medios al pensarlo. Vivimos la libertad de lo que existe y lo que no existe, hemos de decirnos como hombres, hemos de aceptar como animales y hemos de callar como piedras.
Situación amistoso-familiar. Telecomedia americana, 1989. Horario de máxima audiencia. Se plantea una orgía báquica de fast-food y televisión, todos en gorro de "Rey de la Fiesta". Los Huxtable han salido a pasar el fin de semana pescando en el lago Buffalo. "¿Qué podemos cenar?"."¡Pide unas pizzas, Andriu!". "Siiiii", al unison responde en plétora la coyunda de negroides, alternando cucamonas y cabriolas con sonidos monoides, guturales. Tras la publicidad, suena el timbre de la casa. Los niños se pisan la cabeza unos a otros, aullan y se excitan entre sí la zona corporal correspondiente a su desarrollo freudiano. "¡Es el repartidor!". Aparece un chaval con algo de color rojo tomato. Broma standar "Repartidor de pizza, referencia #0278#". Ahora la pizza está en las manos del hermano mayor, mientras la camada acecha los continentes de cartón. La turbamulta se ha silenciado en tétrico suspenso. La pizza tiene anchoas. Lamentablemente, ha de ser rechazada. "Ooohh, Andriú, ¡no recordaste pedirla sin anchoas!"
Vosotros mismos podeis hacer la prueba, acercaros a vuestro distribuidor autorizado de basura grasienta favorito y comprobad entre los distintos tipos de oblea si existe el ingrediente "anchoa" en alguna de ellas. No. Ni siquiera en esa pizza maldita que nadie pide y que todos los pesebres disponen truculentamente como guinda exótica de su menú.
Las anchoas han sido erradicadas como ingrediente de pizza, solo por quien sabe qué oscuros intereses de quien sabe qué siniestro lobby. Es que las pizzas de anchoas están malísimas, dirán ustedes. Pues no. Las anchoas no hacen a ninguna pizza mala. Son como todo, hay gente que gusta y gente que no. Y ya está. Pero se han eliminado, han sido holocaustizadas como ingrediente de pizza. No existen ni siquiera como formulación mental, se han borrado del abanico de posibilidades. ¿Ha habido alguna queja?, ¿ha habido siquiera alguna especie de debate público?. No porque todo el mundo sabe que las pizzas hay que pedirlas sin anchoas, que hay que olvidar aquellos tiempos negros en que había que pedir a los repartidores que retiraran las obligatorias anchoas de la pizza, para que no la fastidiaran. Realmente, nunca ha sucedido que la pizza constara de anchoas como ingrediente esencial, pero todos hemos aceptado que si debido a la pasteurización mediática. "¡Como odiaba esas malditas anchoas!". ¿Realmente las llegaron a comer?. Estan viviendo ustedes una vida, la suya, y otra , la colectiva, plagada de implantes de memoria, de olvidos y de memes artificiales. Y la anchoa es una víctima de un segmento de memoria borrado de vuestras duras molleras.
Victima, si, ¿pero de quién?. Dice el viejo dicho jurídico que para encontrar al culpable, una buena señal es encontrar quien se beneficia del crimen. En este caso solo se podría beneficiar alguien por desplazamiento. ¿Qué ocurre al suprimir a la anchoa?. Que queda un hueco libre en la pizza. Elemental, querido Watson, me direis con sarcasmo. Pues eso es, queda un gran hueco en el nicho de tomate. Un hueco que no puede ser llenado con más aceitunas, más bacón o más jamon de yorl. Un hueco que va a venir a ocupar otro pescado, el pez grande de los mass media que se come al chico. El atún. El lobby del atún lo tiene muy fácil, nadie se iba a esperar un maletín suyo en la sala de espera de los Huxtable, o de los Winslow, o de los Banks. El plan perfecto.
Pero el atún es mucho más sabroso. Lo pescan fornidos hombres noruegos de grandes y rugosas manos, argumentará el lector medio de Pegamín. Incluso es mucho más saludable. ¿Realmente lo es?. ¿Realmente combina con el bacón o con el queso?. Aún así lo devoramos, ignorantes, mecidos siempre por las olas eternas del interes y del poder, hundidos por el peso de las cadenas de nuestra condición esclava en el oceano de la ambición humana, desorientados por el canto herziano de las sirenas multimedia.
Decían los iranís que iban a empezar a hacer mofa y befa del Holocausto, por lo del de los cojones de goma. A mí, personalmente, me parece bién. Vamos a ver que risas echamos. Por lo menos supondrá un paso adelante sobre esa masa de lemmings con turbante que se atiza con el corán el pellejo del prepucio en la plaza pública, todos los días a las tres en mi televisor.
Este es un mariquita que vá y dice "Dotorl Menguele, dotorl Menguele", "¿Qué quiererl, peaso mariquita?", "tengo el ojeterl como el campo crematorio del Valenciarl!!", "pero como es eso, torpedo, no puedorl, que ere mas maricón que un domingo por la tarde, ¿lo tiene así de grande?", "NOOORRRRLL""¿Entonce que diche?", "pecadorl de la estepa, lo tengo que MESTALLA(rl)!".
Comments:
<< Home
Una pizza sin anchoas es como una COPE sin Losantos. Como una Guerra de las Galaxias sin Vader. Como un Superman sin Lex Luthor. Como un Pegamín sin Pussy.
disparas anchoas? yo estoy encontra de las armas, sólo disparo lefa y, ni a los pulmones ni al corazón ni al cerebro, siempre apunto a la oreja.
Publicar un comentario
<< Home