Pegamin

Petas, que maravilla. Como hemos pasado del macarra que se hacía "cebollas" indecentes en el parque, a la tecno-mierda que se fuma su propia marihuana "Space Window" cultivada en hidropónico, en un bong amarillo fosforescente, mientras recita el rosario de sus bondades, su potencia modulada y los intríngulis de su cultivo, con datos cualitativos y cuantitativos. Como cojones lo hemos hecho.

Introducción a los porros.
Ibas donde "El Carcoma" y le informabas de que querías "un bille" o "un talego". El Carcoma se metía las manos en su honrada cazadora vaquera y te conducía a los atrases del parque. De una no menos honrada cartera de cuero salían pequeñas piezas de un engrudo hecho de sedimentos de culo de moro, envueltas en un plástico industrial de procedencia desconocida. El Carcoma miraba cual era las que tenía sin rascar y se las guardaba en el bolsillo. De las que tenía rascadas te daba la que más. No teníamos esos micropesos de siete decimales de precisión que te sacan los chavales de hoy en día y que piden a los Reyes Magos. Había que joderse. "Un talego clavao", decía, y echaba un gapo. Un colega se los guardaba, porque decía que los gapos del Carcoma colocaban. Le dabamos el talego, sobado, cambiado en el bar, que habíamos juntado poniendo dos chapas entre cinco, y nos íbamos. Como almas que lleva el Diablo a inflar como mongolitos.

Se valoraba la rascada que llevaba la pieza y el más entendido sopesaba en su mano la maltrecha escama, para sentenciar, como un joyero que evalúa quilates: "salen seis petas normales, cuatro grandes y once como los que se hace el Chino". Ja ja ja. Quema eso. ¡Ostia, no hay papel!. Misión.

Aquello era mierda puta, macaco, apaleado, guarro, sin embargo producía el efecto de saltar de banco en banco, mofándote de todo. Tío, los moros lo mezclan con neumático, ¡Que vá!, le meten mierda de camello. Le meten heroina para que enganche, me lo ha dicho mi primo el Txalupa. Como si hubiera hecho falta heroina para engancharnos a aquello. Era la de Dios. Empezabas a ir inflado a clase, acababas yendo fumado a casa, con los ojos en el bolsillo para que no te los viera tu madre. Por fin había algo que transformaba todos tus días en una fiesta.



Breve historia del porro.




Antes porros, por lo que cuenta la leyenda, fumaban los que hacían la mili en Melilla, algún iluminado y algún potentado de Donosti que había estudiado en Oxford. Poco a poco, cada vez iban más a Melilla y a Oxford y ya luego el acabose. En los ochenta, fumaba todo macarra que se precie, pero como también había cosas peores, el porro lo vendían en la sección de complementos. No podías tirarte el moco delante de tus colegas echándote un petardo mientras ellos calentaban la cuchara. Antes de todo esto, se conoce que algún sultan fumaba petas también, pero en cachimba de lapislazuli, flipa colega. Y también este sultan tenía unos acólitos, unos inflados de la ostia, a los que tenía encadenados en el sótano, y les daba mantequilla de marihuana todos los días y se los pasaban flipando. Pero el truco era que cuando el sultan tenía un enemigo tocapelotas cogía a un esclavo de estos y le dejaba de dar la mantequilla verde, y le decía "si quieres volver al paraiso, ves y matas a tal". Y el notas, no te jode, se lo cargaba con toda la profesionalidad para volver a pillar cacho. Tenía que estar de puta madre la mantequilla esa. Esos tíos se llamaban los "hachichinos" y por eso al maca se le llama "hachis". Yo todo esto lo sé porque me lo ha contado mi primo el Txalupas.


La Materia Hermana.

Yo recuerdo una época en la que los porros salían del bolsillo de un narco, pero al parecer ahora se ha inventado una nueva especie de planta de la que también se pueden sacar petas, e incluso una especie de berzas pequeñas que se llaman marihuana que también colocan. Los moros buenos las plantan cantando canciones en las laderas de sus bonitas montañas y luego las recogen cantando más canciones. Les dan golpes a las plantas y estas se ponen a llorar, porque no han sido malas, y los moros buenos recogen las lágrimas. Las mujeres de los moros buenos las ponen en platos y las echan en moldes, dependiendo de si las lágrimas son de mucha o de poca pena. También se aprovecha lo que se queda en los palos y en los platos, e incluso en las uñas de los moros buenos. Luego viene el proceso de meter la mierda de camello, que los moros recogen hacendosos, el caucho de neumático y la heroina, que se la traen sus primos moros de Afganistan. Una vez hecho esto ya solo queda que tú vayas a visitarlos.
Todo el mundo se piensa que hay que coger los huevos de hachís y meterselos por el culo, porque todo el mundo ha visto a Antonio Flores hacerlo en aquella película tan buena, pero en realidad esto es opcional, y yo creo que más bien se hace para satisfacer ciertos impulsos que tienen las personas o para contarlo. Pero es mucho más fácil coger una botella de agua y ir tragándotelos, medio y tres cuartos de kilo, no seais ansiosos, que si comes más igual te entran las ganas de cagar gordas cuando no te deben de entrar y el moro malo que vigila lo que cagas te la puede liar.
Aunque también los porros salen del pais de los porros, Holanda, que está muy lejos direis, pero bueno, yo os cuento un truco. Tu vas en tren a Hendaya, a la frontera. De donde vivo yo es muy fácil porque es barato. Una vez allí vas donde a un camionero que vaya a Holanda y te vas con él. Como veis, lectores de Pegamin, esto de los porros son todo ventajas para los que tenemos "faceta artística". No os podeis imaginar lo contentos que se ponen cuando se enteran de que quieres viajar con ellos. Así tienen a alguien a quien atosigar con sus mórbidas y apasionantes desviaciones sexuales. Alguien a quien señalar por el camino cada pequeño rincón de Europa donde han desperdigado su semilla o han corregido mediante guante español a pléyades de infieles europeos, vease "¡mira, mira! en ese puticlú me follé a una paralítica, ¡no se movía la cabrona!" o "en ese area de descanso dejé un frances más muerto que vivo, ¡no te jode que me cruza el cabrón!, ja ja ja, estará dando vueltas toavía!!". Y úna vez en Holanda, por desgracia, ya no hay que meterse nada por el culo, más bien al contrario. Los petas, bueno, pues vas a una tienda y los compras, no veas que avanzados están en Europa.

Pero ojo, hoy en día ya no es así del todo. Si eres un auténtico tío de porros (vease Seinfeld, vease Tío de Furgonetas) tienes que tener un cultivo. Tus luces, tu armario, tu regadera, tus macetas... Si colega, tus MACETAS. Como las de tu vieja. Con perdón. Ahora parece que en los corazones salvajes de la juventud hay un pequeño espacio para la jardinería. Hombres hechos y derechos que antes se dejaban la vida en Waterloo o en el Ebro, se agachan a examinar las hojas de sus plantas, llenos de amor, analizando, manual en mano, el significado de unos extraños bichos negros que corretean por las hojas. Joder, ¡parecen marcianos!, pero en muy pequeño.
Su alma se encoge contando las horas para ver la germinación de sus semillas de "Scandal Flasher Of Canada Mountains" que han pillado en la tienda a ocho talegos, como se les encoge al niño que, turbado, espera en su casa, vaso y algodón y agua en mano, a que germine su pequeña alubia, con la ayuda del Niño Jesús.
Penden de un hilo, la angustia les comanda, y pasan las horas deshojando su planta, ahora hecha margarita de sus ilusiones. Es hembra, no es hembra. Es hembra, no es hembra.

Y finalmente, tras horas de dedicación y esfuerzo, facturas de la luz estúpidas y miles de euros gastados en aparataje, abonos y fungicidas, el grandísimo subnormal moderno obtiene unas plantas pochas, las cuales han de esperar todavía un mes colgadas para que te las fumes. ¡Y son gratis!, ¡gratis, tío!.

Ja ja ja. Quizas la mente humana inquiera quí, con su inmunda lógica, ¿no sería mejor, en todo caso, esas horas dedicadas a esa tarea de jardinería, emplearlas en un trabajo y con lo que ganas comprar una marihuana equivalente, utilizando toda la pasta que te sobra en comprarte una moto?. Por no hablar del coste de infraestructuras, lo que te han estafado en "Marihuana Markt" y las ostias que te ha dado tu vecino porque se le ha pasado el agua, el día que te dejaste la regadera mal apoyada y se te vulcó. Por no decir que además la tienes al instante, y sin esperar tres estaciones de la lluvia.

No. El chaval de hoy en día se mesa las barbas, agita sus rastas, y dice: No. Yo soy ecológico y un tío de puta madre y me fumo mi propia marihuasca.

No podemos menos que aplaudirle y ayudarle en sus decisiones.


Herramental y Consumo del porro. Una somera disquisición.



Si bien ahora el cigarro de porro no es más que un chisme que te lías en la soledad de tu piso, después de cenar tus habituales detritos enlatados y recalentados, para poder caer rendido en el sofá a jugar en red al "Pro Evolution Soccer 5" con el mismo niño chino de seis años que te gana siempre, en algunas culturas y ámbitos tribales constituye un completo ritual psico-esotérico de intricadas implicaciones antropológicas y religiosas. La forma de agarrar la pieza cuando se cunde, el arañarlo o no con las uñas (en especial con ESA uña larga que se dejan los especialistas chamanes en la preparación de porros), el poner el papel de una forma u otra... todo son sutiles gestos que pueden demostrar hombría, conocimientos, casta a la que pertenece el ejecutor y un sin fin más de connotaciones.
Por empezar con algo, el nombre de la invocación. Si bien antes el profano convocaba a su deidad llamándola por su nombre, en estas órdenes tribales está prohibido su nombre. Debemos summonearlo por alguno de sus nombres menores, que puede ser cualquiera, pero que varía de poblado en poblado. Equivocarte es marrar en serio y puedes quedarte fuera del Círculo. No se puede dar nombres comunes como ejemplo, pero se oscila entre la variante idiótica y la festiva: "mei", "miles", "peich", "beitus", "anchoa", "juana", "verruga", etc.. son nombres oidos en la jungla de la de verdad, con efecto en la invocación. Por raro que parezca.

Entremos en el utillaje. Si bien lo natural es utilizar un papel de liar (OCB no, que mi primo el Txalupas me ha contado que es de una empresa francesa que también tiene fábricas de hacer fascistas), un cigarro rubio (siempre de la peor calidad. Menos es más, siempre. Luis&Mariñas, PallMar, Fortuna..) y un mechero, los auténticos hombres-medicina tienen la prepareción suficiente para utilizar todo tipo de ingenios. Desde objetos sagrados de las tribus africanas (a 200€ en el "Marihuana Markt") a soldadores MIG/TIG con atmosfera protegida para el cundido de la china. Pasando por grinders, slayers, porters, feiders y meiders que hacen lo mismo que haces tú con el dedo, pero que está bien tener.
Es que una buena marihuana no se puede malgastar simplemente fumándola. Hay que insertarla en una cánula presurizada que te la inyecta directamente al rincón vago del último bronquio, que creías inutil para siempre, hay que modelar una tarta que hará que flipes durante horas y pierdas la noción del tiempo, hay que emplear el "ulamba-metumba" de los watussi que directamente quema la marihuana para que se la fumen los dioses y tú te quedes sin nada, o hay que dar uso a esa cachimba de broma que te trajeron de Egipto tus tíos los enrollados que llevan años probando la inseminación artificial sin éxito. Como todo un faraón.


Rudimentos culturales del porro.


Es necesario hablar de esto, porque ahora hay una "cultura del porro". Hay "revistas de porros" donde se nos informa de los últimos avances en anti-prohibicionismo, sobre los últimos modelos de "ulamba-metumbas", poesías de Melendi acerca del peta y cosas así. No es de excluir el hecho convocacional y catecuménico del asunto, con esas fotos de la peña en el jardín del pueblo de Burgos, con sus plantuquis poniendo cara de desfasao con la tira negra. Reportes sobre la horrible opresión que sufren los aficionados al cannabis, como la detención en Jarrillos de la Curva de un pavo que tenía veinte hectareas de maria plantadas al lado de la estación de la RENFE, o el barbárico cacheo al que se vieron sometidos los parroquianos del Bar Aquí Se Fuman Porros a Destajo en Pamplona, donde a uno le hicieron llorar porque los guardias le preguntaron a ver como se llamaba. ¿Y lo incomprendidos que están? ¿y lo que la sociedad desconoce del porro?.
Es que no se han dado cuenta, a pesar de las películas temáticas y de las camisetas de los famosos, de lo bueno que son los porros. Ya pueden salir en series de producción nacional porretas de los de toda la vida para educar a la nación en el esterotipo que no se enteran. "¿Es que los hemos caracterizado mal?" se diran los directores de buen rollito. Porque ellos son de buen rollito y quieren introducir personajes de buen rollito como ellos. Ji ji ji ja ja ja. Porque si fumar es de derechas, fumar porros, lo saben hasta en tu casa, es de izquierdas. Es bueno, bueno, bueno, tronco. Mira en los ochenta, a los del PSOE se les ocurrió meter heroina a través de la Guardia Civil en puntos conflictivos y fijate lo bien que salió, ¿por qué no vá a volver a salir bien?. Pero ojo, no os tomeis estas ironías al pie de la letra, porque si no sois de izquierdas, amigos lectores, sereis de derechas y entonces ya sabeis que la droga anula a la persona, al ciudadano libre que tiene que defender los intereses del cacique. No me jodais.
Luego aparte de esto también hay mogollón de canciones y pelis que salen porros así como en serio y molando, pero ¿qué más dá?.

Joder que hinchada que llevo. Venga, que os den.