Pegamin

Si seniores, habeis leido bien. Está en el Emule, en alemán y en inglés. El francotirador es un personaje que debe de ser tenido muy en cuenta por cualquier lector de Pegamín. Solitario, con un gran fusil entre las manos, frío e indiferente a la calidad de lo que se le ponga en la mirilla. Tirando a todo lo que se mueva.

Si upgradeamos la categoría del mismo a nazi, más que mejor.

De todos los juegos creados por el hombre, el de la guerra es el juego supremo. Infinitas tácticas disponibles, todas afinadas al máximo por la certeza de que te vá la vida en ello. Por eso tiene, entre otras cosas, tanto éxito. No hay mejor victoria que la militar, ni más gloriosa. Como decía Conan, al ser preguntado por lo mejor de la vida: "Ver los cadáveres de tus enemigos, oir los lamentos de sus mujeres."

Así que al empezar a ver este video me recorría la emoción. "¿Qué tácticas endemoniadas no aprenderé de los estudiosos militares nazis?". Pronto desapareció esa emoción. Entre carcajadas. El video es realmente un manual pre-guerra para el entrenamiento, destinado a futuros francotiradores.

Pero es un video creado por Milhouse, en ese estado mental de ilusión infantil que tenía cuando, en el episodio en el que se infiltran en Shelbyville, se imagina desapareciendo entre la maleza al colocarse un traje de camuflaje.

Porque yo, también en ese estado mental de ilusión infantil, me había olvidado que el entrenamiento militar, aparte de tonificar el físico para dejar un bonito cadáver y enseñar que la bala sale por la punta, consiste en una metódica desinformación y deseducación del individuo. Consiste en hacerle creer que el combate es una especie de juego reglamentado donde si haces todo bien vuelves a casa, donde todo tiene una lógica y donde si eres bueno, vas a poder esquivar las balas. Consiste en generar el aplomo y la valentía ficticia necesaria en una persona para que, bajo las órdenes de cualquier borono, se meta en un percal de tiros y explosiones, donde no se le ha perdido nada, a generar más tiros y explosiones. Aunque en el fondo la causa sea salvar al mundo del Mal Absoluto o de que treinta feyaidines violen a su mujer y a sus hijas, todo soldado necesita ese pequeño empujón de ánimo que aporta la falsa confianza de que ahí vas a poder meter baza, con tus habilidades a la hora de recargar el fusil o cuando toca arrastrarse a lo gusano.


Veamos con más precisión este divertido video de entrenamiento nazi para tiradores de élite. Esta dividido en dos partes diferenciadas.


1) Scharfschütze in der Geländeausbildung.

Meister der Tarnung und Taüschung

(Entrenamiento de campo para francotiradores. Maestros del camuflaje y el engaño.)















Lo primero que se nos enseña en nuestro entrenamiento como asesinos a distancia es a reconocer el terreno con precisión milimétrica. Usted debe conocer el arte de "encuentre las 7 diferencias" como el mejor jugador de máquina de bar. Si no, está guerra está perdida. Lo dice nuestro cachondo sargento instructor, un tipo con reminiscencias a Tony Le Blanc al que hay que empezar a tomarse muy en serio a partir de ahora si queremos sobrevivir a la inminente Guerra Mundial.
Lo siguiente que aprendemos es a reconocer las copas de los árboles. Hay que apuntar que la instrucción está claramente orientada a la guerra en exteriores, del tipo bucólico. Sigamos con las tácticas avanzadas de terrain-reckon. Aquí se nos muestra un árbol sospechoso. ¿Donde está su punta?.
Ahhh-migos!!. El vil enemigo ha escalado concienzudamente arriba del árbol y ha podado sin dudar la parte superior. "¿Pero los judíos también celebran la Navidad?" Direis. Pues no, insulsos, mirad, mirad, lo que maquina el enemigo mientras descansabais:















Prosigamos con el entrenamiento, soldados. El francotirador rural debe tener un quinto sentido para la naturaleza. Una planta de laguna no puede crecer en medio de una era, eso indica que algo vá mal. Lo mismo si veis a una rana con fusil, o a una vaca con faldas. Porque un francotirador ha de ser desconfiado. No se puede ni hablar claramente, ya que hay que recordar que el enemigo está siempre acechando. Especializado en la sospecha y en la observación, el observador es el compañero básico del tirador, casi una protuberancia de este. Juntos forman un equipo letal y su compenetración ha de ser máxima. Entre tirador y observador debe establecerse un código secreto, mitad a base de grotescos ruidos de animales, mitad a base de esos gestos de mano que tanto molan.















Otro de los principios fundamentales que el tirador debe tener siempre presente es el del cálculo de distancias. Para ello solo hay una técnica disponible: A huevo. Y se debe dominar a fondo.
Bien, recapitulemos lo que hemos aprendido: Sabemos ver cosas con los ojos y sabemos medir distancias a voleo sin acierto. Para que todo esto no quede perdido en nuestras cabezotas de nazi, lo primero que tenemos que hacer al llegar al punto de disparo es dibujar un paisaje, señalando alguna distancia imaginaria. No sirve de nada pero tranquiliza mientras te van haciendo picadillo.

Otra buena lección para observadores es la del lurkeo. Para ello simplemente necesitamos un hoyo en el suelo y un gorro de tierra. Veamos una disparatada sección transversal del asunto:
Es el momento preciso para aprender a duckear como sabandijas alemanas. Pero el Sargento LeBlanc no puede reprimir un comentario burlesco acerca del trasero de uno de los soldados que se arrastra insinuante. Quizas pasar tanto tiempo solo entre hombres, en la bonita campiña bávara, le ha hecho despertar ciertas inquietudes, poco arias por lo demás.
¡Este Tony está jalido!. Pero pasemos a la siguiente fase del entrenamiento, que nos convertira en auténticos fantasmas del campo de batalla, en asesinos perfectamente mimetizados con los alrededores: El Camouflage. (Dígase con acento francés: Camuflach).
Lo primero que se nos recomienda es utilizar nuestra imaginación. Solo así saldremos del paso ante las más difíciles situaciones ya metidos a tope en el esconderite de guerra. Pero como todo no puede quedar al libre albedrío, se dan unas pequeña guías para construir artefactos de invisibilidad como puede ser por ejemplo: El Paraguas de Ocultación. Unas varillas en las que ensartas unas ramas, luego lo pones delante tuyo en el suelo, y, fijate, es como si te hubieras esfumado.



¿Genial, no?. Pues no habeis visto nada, reclutas. Os vamos a introducir uno de los dispositivos punteros en cuanto a superviviencia del francotirador: Las camu-gafas. Lo bueno es que ni siquiera son unas gafas, con un poco alambre, usted puede fabricarse en su trinchera unas efectivas camu-gafas. ¿Como funcionan?. Pues muy sencillo: Tu coges te pones las camu-gafas y te vas a ver si pegas algún tiro al agua. Si el enemigo te localiza y te tiene en su punto de mira, no te disparará. ¿Por qué?. Porque se piensa que llevas gafas. ¡Gracias camu-gafas!.
Muy bien en cuanto a complementos, ¿pero cómo se vá vestido a la guerra?. ¿Qué me pongo?. Hay un auténtico fondo de armario para el francotirata de hoy en día, no os preocupeis. Con estas prendas encima, estad seguros que no vais a pasar desapercibidos.





























Aún así, no se recomienda ningún estilo o prenda en particular, sino que todo soldadito use su imaginación para maquinar cómo ir hecho un figurín en cada momento. Desde luego no se descarta ninguna idea, por descabellada que esta parezca.















Bueno, pues con esto y un trabuco para darse lustre, casi que ya estais listos para entrar en toda la acción. Recordad aprender siempre de vuestros superiores y tomaros vuestras medicinas. Y, soldados, siempre, siempre, siempre haced caso a las sabias palabras del Sargento LeBlanc:


Permanezcan alistados mientras volvemos con la segunda parte, una aplicación práctica de todas las técnicas que ya conocemos:

2)DIE UNSICHTBARE WAFFE. El arma invisible

(Coming soon...)