Pegamin

-Hola, Buenas tardes, quisiera ubicar una denuncia.

-Bienvendido a los Cuarteles Generales de la Policía Municipal. Le recordamos que hay mujeres policía a su disposición por si se siente incómodo viendo a hombres en uniforme.

-¡Oh, no se preocupe!, estoy acostumbrado.

-Pues cuente, cuente...

-Se trata de mi madre... verá, le han cometido la violación.

-¿Violación?. ¡Eso suena a delito!. ¡Pero no se calle, siga, siga!!.

-Si, verá, al parecer todo ocurrió ayer por la noche. Hoy a la mañana he encontrado sus...

-¿pechos?

-No, agente, usted se hará cargo... sus...

-¿nalgas turgentes y henchidas por el deseo?.

-No, no se trata de eso, encontré sus...ejem...bragas íntimas.

-Fiuuuuuu.

-Y estaban manchadas de sangre.

-¿Restos de semen?.

-No gracias, ya he cenado.

-Oh, de acuerdo, yo tomaré entre tanto, mientras continua con lo suyo, espero que no le importe. ¡Su denuncia es apasionante!.

-Y entonces le pregunté que a ver que es lo que había pasado, porque no es la época de las nubecitas, ni tampoco ha atracado ningún barco nuevo en la ciudad...

-¿Y que le dijo la interfecta?.

-Me confesó entre timidez que había sufrido un abuso.

-¡Lo sospechaba!. Mmmm, recuerdeme felicitar a los del laboratorio. ¡Y yo que quería pedir la baja esta noche!. ¿Tenemos algún sospechoso?.

-Javier Rosa Wilson de la Figueroa Huacapoltec.

-¡Eso es mucho sospechar!.

-Sin duda, fue él. Tras unas breves pesquisas por el vecindario, recopilé cierta información. Hubo testigos presenciales.

-¿Llegaron a invadir, a su vez?.

-Solo dos, señor agente. Al bajar a echar la basura, hicieron uso de los conductos de mi madre, una vez despojada por el señor Javier Rosa Wilson de la Figueroa Huacapoltec, y al menos siete, hicieron la precipitación sobre ella.

-¿Con mayor o menor acierto?.

-Se podría hablar de un tino considerable, señor Agente, teniendo en cuenta que se realizó desde altura no más baja que la cuarta.

-¿Quedó registro visual?.

-Que yo sepa no, más allá del evidente descerrajamiento vaginal de mi querida madre, claramente visible desde el pasillo.

-¡Esto que me cuenta es una verguenza, intolerable, inaudito!

-Sin duda, señor agente.

-¡Pensar que lo llamamos la era digital, y nadie con los medios adecuados a mano!.

-Pues según los testigos presenciales Javier Rosa Wilson de la Figueroa Huacapoltec tenía todos los medios de mi madre cubiertos por su mano.

-¿Cubiertos?.

-Me refiero a cubiertos en un sentido militar, espero que entienda la analogía.

-¡Por supuesto!. Veamos, ¿ha traido las prendas ínteriores de su madre?.

-Aqui tiene, disculpe que no las haya traido envueltas.

-¡Sniiiifififffffff! Mmmmm... A esto le llamo yo un buen par de pruebas del delito!!.

-Perdone, se ha manchado.

-Oh, gracias. ¡Era un ovulo! ja ja ja. ¡Y pensar que hay gente a la que le asquea comérselos!.

-¡Oh, que curioso, mi madre siempre ha sido de esa opinión!.

-Ja jaja. Veamos. Con esto puedo emitir un juicio. Pero necesito la presencia de su madre esta misma tarde, inexcusable tras oler esto. ¿Por cuanto visita?.

-O por 50€ o por menú completo.

-¡Excelente!, que pase enseguida por aquí.

-¡Oh, ha sido un placer!, y pensar que hay sectores sociales que se quejan de la ineficacia de las fuerza policiales municipales!!. ¡Y con la de pesados que tendrán que aguantar cada día!.

-¡Oh, señor, estamos para servirle, atenderle y agasajarle, ha venido a usted a la Policía Municipal, la excelencia lo principal!.

-¿Qué le debo?.

-¿Ha traido bocadillo?.

-No, lo siento.

-Pues son 50€.