Pegamin

Todos los deportes de tabla tienen ese apestoso halo radical que captura el interes de la gente al instante. Todo porque la música jarcoreta o jipijopera le pega bien a la imagen de un rider haciendo sus trucos. La verdad es que luego se descubre que son, quizás, los deportes más repetitivos que existen. Tienes que intentar mil veces ese movimiento que tu cuerpo se resiste a ejecutar hasta que, por fin, lo clavas.




Tanto como las tablas molan, los patines apestan. Patinar es algo tan notablemente indigno y poco aparente que me he dicho: ¡tiene que molar por alguna parte!. El roller skating se asocia con chicas. Chicas que, o bien son chungas o bien son de California. Y las chicas, ya se sabe que no suelen hacer nada excitante, de ahí que la naturaleza les hiciera desarrollar sus fantásticos coños.



De entrada, patinar es simplemente impulsarte hacia delante. Luego puedes hacer el movimiento ese gracioso hacia atrás. Más tarde, en cuanto te confías, patapún, un par de ostias buenas en la rabadilla. Trucos no hagas, merluzo, que son ridículos hechos con patines. Pero... ¿qué tal patinar y bailar?. ¿Habeis visto Xanadú?. Si, ya sé que es tan malo que mola, pero patinar y bailar puede destruir tu trabajado perfil público tan rápido que ibas a creer haber sido barrido por un vórtice espacio-temporal a un planeta desierto.

Pero puede que quizas si que haya una forma de enmascarar lo absurdo del patinaje: patinar y combatir. En concreto: ver patinar y combatir a mujeres y hombres. Si puede ser sin hombres, mejor. Si puede ser a muerte, os alquilais "Rollerball". Porque yo hablo de cosas de verdad que han existido y existen. Si, ahora viene la historieta.


El Roller Derby: Patina o Muere.

Los primeros patines creados por la mano del hombre datan de 1760. Y, contra todo pronóstico, eran en linea. Así que el marketing de la marca "Rollerblade", fundada en 1980 por Scott y Brennan Olson, al comercializar sus "primeros" patines en linea fué falso. Dicha campaña a escala planetaria pretendía ofrecer(sin éxito) esa importante aura radical para los patines en linea vs. el patín clásico, que ya estaba estancado en lo glossy, gliteresco y rhinestone

Pero la patente del primer patín tuvo que esperar hasta 1819, y solo pudo ser en un pais malvado como Francia. M. Petitbled obtuvo dicha patente y, como los iniciales, estos patines también eran en linea. Durante los siguientes cuarenta años fueron apareciendo nuevos modelos de patines, con un número de entre 2 y 6 ruedas. En 1863 llega la revolución al mundo del patín. James Plimpton inventa el patín de cuatro ruedas, dos a cada lado, llamado "quad". Su mayor estabilidad y la facilidad de su dominio hace que se coman el incipiente mercado del patinaje sobre ruedas.

Surgen las diferentes modalidades de patinaje: el de velocidad y el artístico. Asimismo el hockey incorpora los patines para añadir espectacularidad al deporte, institucionalizado desde 1878 por la sociedad danesa de Londres, quizás añorando la falta de hielo en la ciudad de la niebla. Hay que decir que el patinaje alcanzó cotas de popularidad enormes en los Estados Unidos. Pero, ¿por qué exactamente?. Fácil, porque permitía a los hombres y mujeres exhibirse y divertirse plasticamente en igualdad de condiciones y en compañía.

Como decía al principio, patinar es de chicas, y no es de casualidad. El éxito entre las mujeres americanas hace que pronto conviertan el patinar en un símbolo de la igualdad de posibilidades para competir con los hombres. Se forman equipos de patinaje de velocidad, muchos integrados exclusivamente por mujeres, y la popularidad del patinaje hace que suban los premios de las competiciones. De esta manera, patinadores amateurs forman troupes que giran por todo EEUU organizando competiciones, en las que, incluso se ofrecía la posibilidad de competir a aficionados locales.

El patinaje de velocidad llegó a ser uno de los deportes más populares en los EEUU durante los años 20, contando con secciones en los periódicos y un profuso seguimiento de las estrellas nacionales. Sin embargo, las carreras sobre patines tienen los días contados, ya que en 1935 Leo A. Seltzer, un promotor deportivo, idea y organiza el primer Derby Transcontinental de la historia, el boceto seminal de lo que más tarde sería el Roller Derby.

50 patinadores profesionales fueron elegidos para competir en 25 equipos de chico y chica, permaneciendo así intacto el espíritu igualitario del patinaje. La sailda del primer Derby transcontinental se pitó a media tarde, el 13 de Agosto de 1935 en Chicago. Veinte mil espectadores acudieron al Coliseo de Chicago para ver a los 50 patinadores recorrer una distancia total de 3.000 millas., lo mismo que hay entre San Diego y Nueva York. Las sesiones diarias eran de 11 horas y media, durante las cuales cualquiera de los dos miembros del equipo tenía que estar corriendo. Las distancias recorridas por cada equipo se colocaban sobre un mapa electrónico gigante, para facilitar el seguimiento de la carrera.

Los patinadores no podían salir del Coliseo durante las horas restantes, y tenían que dormir en el centro de la pista. Aunque se les proporcionaba comida y atención médica, la mayoría de los equipos sucumbían ante las penurias del cansancio o se lesionaban. Solo 9 acabarían el primer Derby, que ganó la pareja formada por Clarice Martin y Bernie McKay.

A pesar del éxito de público que cosecharon los primeros Derbys, Seltzer decide introducir ciertas modificaciones propuestas por el periodista deportivo Damon Runyon. Medidas que harían que todas las demás modalidades palidecieran ante el fenomenal éxito del Derby Transcontinental. Se pasó a un nuevo formato competitivo en el que dos equipos peleaban por la victoria a puntos, que se conseguían por desbordar al rival en tandas de cinco vueltas. Un adelantamiento, un punto. Pero esto no es lo que hizo que el Derby fuera grande, sino esto: Se permitía ahostiarse. El público no podía pedir más. Chicas y leña. Chicas dando leña. Contra chicos. Los fans se contaban por miles, y la fiebre del Derby se extendió a toda América. Incluso se creo la publicación especializada "Roller Rage" con miles de suscriptores, donde segían las desventuras y tribulaciones de sus patinadores favoritos. En 1940 se organizaban Roller Derbys en 50 de las grandes ciudades americanas, presenciados por millones de espectadoresd. Se crean equipos como los Cincinnati Jolters, los New York Chiefs, los famosísimos Bombers de California del Norte y, como no podía ser de otra forma, los Chicago Pioneers.


Pero justo en el momento álgido de su popularidad, estalla la II Guerra Mundial. Los patinadores también tienen que alistarse. El público está pendiente de las noticias sobre transatlánticos hundidos y sobre batallas formidables. Las mujeres deciden mantener vivo el patinaje, uniéndose para formar un equipo que viaja a los destacamentos para entretener a las tropas. Cuando la guerra acaba, el gobierno olvida al Derby como potencial circo para calmar la depresión post-guerra, y ofrece a la plebe el legendario beisbol de la época, con sus comentaristas-gurús y sus muchachos estrella salidos de un pueblo perdido en la nada sureña.

Sin embargo, el Roller Derby comienza a resurgir de sus cenizas durante los años 60, esta vez formado por equipos que parecen el antagonismo perfecto de los combinados mixtos de lo época dorada de los 40. Poco a poco su popularidad aumenta, hasta que otro inesperado contratiempo vuelve a impedir su expansión. El Roller Derby regresó como un show de naturaleza itinerante, con una maquinaria bastante grande que transportar de aquí allí. La subida del fuel originada por la crisis del petroleo de 1973 supone un coste que los promotores del espectáculo no se pueden permitir. El Roller Derby muere una vez más.

Y una vez más vuelve a renacer, ya en la dinámica que llega hasta nuestros días. En 1977, David Lipschultz, un productor de televisión, devuelve al Derby parte de su pretérita popularidad en el Norte de California. Contrata a leyendas del Derby y forma nuevos equipos. El 24 de Abril de 1977 crea la IRSL, la liga del Roller Derby, que el propio Lipschultz controla, procurando mantener en combate a un buen número de estrellas del patinaje. Esta liga está orientada al tipo de Derby chusco y de estibadores sobre patines que tiene preponderancia desde los 60, y consigue un relativo éxito, manteniéndose en antena hasta 1987.

A pesar de su fin, el Roller Derby consigue provocar el movimiento que le hará durar hasta hoy, el que lo hizo popular en sus comienzos, más allá de la violencia: las nenas. Porque miles de californianas siguen los partido-combates y sienten ganas de hacer algo más que adelantar la poitrine con los patines rosas que sus padres les regalaron para emular a Olivia Newton-John.
Como dice Thora Zeen, la fundadora de las L.A. Derby Dolls, "veía aquellos tipos dándose leña y cuando salía a la calle a patinar era la más dura de mi barrio. Hasta que nadie quiso jugar conmigo".

Acabado el profesionalismo del Derby, este se convierte en un espectáculo de equipos de chicas que se zurran la badana, generalmente con grupos de música hardcoreta (ahora sí que pega con el patinaje) amenizando las sesiones. Las chicas rivalizan en la propia ciudad y entre ciudades próximas. Actualmente hay miles de equipos de chicas con tatuajes y un grin en sus faces a lo largo y ancho de la piel de búfalo, con nombres como "Iron Mayhem" "Letha Injection", "Hadda Bad Day", "Pink Jihad", "Jo Mama" o "Broadzilla" dispuestas a zurrarse la badana. Pueden comprobarlo ustedes mismos haciendo uso del sistema Google de busqueda a domicilio. Y, por cierto, hay algunas que están bastante buenas, sobre todo cuando se embisten al grito de "Dieee, Biaaatch!!".

Y bueno, amiguitos, ya hemos aprendido suficiente por hoy y por mañana. Ahora, como debe ser, a rendir tributo a las aguerridas patinadoras americanas... Y A CASCAR(se)LA!!!