lunes, 7 de agosto de 2006
Femmes ciclópeas.
Es bien sabido que el Cine más osado y más burro se hizo en la década setentera. Películas como La Naranja mecánica abonaron el terreno para que toda una procesión de perrerías y violaciones asombrara al respetable. De ese modo, fue que tras el advenimiento de Alex y sus drugos, de Perros de Paja, o La última casa a la izquierda, el Celuloide parecía competir por mostrar el más dificil todavía en lo que a mostrar los más oscuros instintos del ser humano. Tocamientos, desfloramientos, desgarramientos...Si un director como Pier Paolo fue capaz de hacer Saló, qué no saldría del descerebrado Cine seminal. Fue de entre ese abanico de sadiano e infecto Cine (I spit on your grave, Satans Sadists, la serie de Ilsa...) que nació The call her One Eye (aka Thriller - en grym film, 1974), y con él, el mito de la vengadora con parche. Por si no conocen el enfermizo film sueco yo lo resumo en un plis-plas. Trata de una joven fugada del pueblo, que es recogida en la Autopista por lo que parece un seductor y adinerado joven y que, la muy incauta garota "de poco mundo", comete el desliz de acompañar al desconocido a su casa. Allí, de manera sibilina, le es introducido un sedante en la bebida. Ya atrapada y bien atada entre 4 paredes, el chulazo estilo Brummell que resulta ser un proxeneta, se dedica -como hiciera Fernando Rey para con Genne Hackman en French Connection- a endrogar a la protagonista a la heroína para así tenerla a su merced; en este caso, más que para joderla, para que la jodieran otros comerciando así con su lozana belleza. Cuando en uno de sus paréntesis entre cliente y cliente nuestra hembra se decide a escapar, la muy gafe acaba por darse de bruces con su captor ¿Y qué pasa entonces? pues que el muy bellaco pilla de navaja y, teniéndola contra el suelo, le hace ni más ni menos que la de Buñuel en A Chien Andalou. Aunque, como se suele decir, "No hay mal que por bien no venga". De ese modo, como si el villano proxeneta fuese un visionario y quirúrgico Pigmalión, la operación da como resultado una nueva y atractiva hembra: One Eye, la vengativa putinga con parche que como esas mujeres soñadas por el Ballard de Crash, aumentan en atractivo con su transformación corporal.
Inexplicablemente no fue hasta recien inaugurado el Siglo XXI que dió a luz la fiel prolongación de aquella Christina Lindberg. Hablo por supuesto de la Daryl Hanna de Kill Bill, cuyo responsable, el amigo Quentin, debió haber tenido la mencionada They call her One Eye entre los VHS del video-club en el que trabajaba. Olvídense pues de Dziga Vertov: si existe el "Cine Ojo" tiene que ser este. Y es que hasta que apareció Daryl Hannah/Elle Driver para intentar joder a La Novia (aun más de lo que ya la había jodido Bill o el enfermero de la vaselina), servidor no supo que las tías con un solo ojo te ponen más que teniendo los 2...y no es que vea en esa imagen una reminiscencia de la mujer vista de espaldas..., ya me entienden. Lo que está claro es que el parche siempre otorga un look outsider, el aroma propio de la lobezna dotada de espíritu de acción, al que si le añades una katana o una recortá...entonces ya te la meten hasta el fondo. Estéticismos aparte uno ve en la femme tuerta el mismísimo devenir de la Evolución darwiniana, un paso más allá que la mujer estrábica, quien también posee lo suyo en lo que se refiere al poder de atracción sexual, y por tanto, de poder de supervivencia.
Dicen que uno mira al contrario a los ojos. Cierto, pero uno es incapaz de mirar a los dos a la vez sino que, de manera un tanto cansina, mira primero a uno y luego al otro; a no ser que sea a la distancia de menos de 10 centimetros. Es por eso que cuando uno mira la foto de esta miembro del Escuadrón Víbora Letal uno siente ver el secreto de la Eva Futura. Pues sí, el chino mandarín que alegremente se mesaba la barba en Kill Bill, era sin duda un potencial asesor de belleza; aunque luego, se lo hicieran pagar con un venenoso disgusto. Piensen por otro lado en las posibilidades: además del consiguiente ahorro en maquillaje y alargador de pestañas, por una vez adquiría cierto sentido eso de llevar monóculo (más si va acompañado de un culo-mono). Pienso pues en un Futuro en que las mujeres acudirán a Corporaciones Cyberpunk dermo-oculo-estéticas, para allí, estirparse ese ojo que sobra y, si se tercia, centrar sobre la nariz el que queda; justamente cual la Leela de Futurama (Serie, como se puede constatar, con mayor "visión de Futuro", y que por cierto pronto volverá con nosotros). Y es que, por otro lado, esta Leela "animada" que solo un iluminado con testosterona en las sinapsis neuronales pudo crear, lo tiene Todo: además de un único glóbulo ocular tiene un culo de muerte, un cabello violeta por la que cualquier Madonna del espectáculo babearía y, para completar el conjunto, una pistola Laser. Evidentemente Fry es más listo de lo que parece.
Las cuencas oculares, una vez sin ojo, son unas pequeñas vaginas. Olvidadas y marginadas por la sociedad y sus complejos, pero vaginas al fin y al cabo.
Pueden ustedes chequiar en mi bibliografía acerca del asunto:
"El Culo: La Otra Vagina".
"La Vagina: el Otro Culo"
"La Boca: La Otra Vagina"
"La Boca: El Otro Culo"
"La Traqueotomía con Fines Sexuales: Aprende a Practicar Vaginas en el Cuerpo de tu Amante"
"Las Cuencas Oculares: En Busca de las Dos Vaginas Perdidas por el Hombre".
"Ojo Tuno: La Loba del CESID".
Especialmente en estos dos últimos volúmenes (1995, Sex Barrizal), aunq encontrarán referencias en todos los mencionados.
De nuevo:
Dr. Benputa, Diplomasía por la Universidad de Cabo Revolución.
"Traqueotomía Con Fines Sexuales: El Sistema Respiratorio También es Sexi".
Puntualización de repelente niño Vicente: en French Connection II.
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