lunes, 15 de enero de 2007
Los Puñetazos
De todo lo que el hombre puede hacer con sus manos, hay tres cosas que destacan con luz propia, accesibles apenas para nuestra comprensión, demasiado gloriosas como para merecérnoslas. La primera y más grande, de la que vamos a hablar aquí, son los puñetazos. La segunda son las pajas, y la tercera, juntar las manos para orar (y agradecerle a Dios haber creado los puñetazos y las pajas).
Breve Glosa Histórica y Anecdotario del Puñetazo.
Dicen los libros de biología que el mono desarrolló el pulgar prensil en oposición a las cuatro falanges y que este, con su novedoso potencial para manejar herramientas, disparó el aumento de la inteligencia de nuestra especie. No tienen ni puta idea. El hecho pivotal que desencadenó que el hombre sea tal y como es hoy día, según pone en mi libro, y tal y como indican las últimas indagaciones en este campo, fué que al mono un día se le ocurrió cerrar su zarpa para hundirla en la cara del semejante más cercano.
Este hecho asombroso provocó automáticamente que el mono viera descolgar sus gónadas y se formaran los cojones. Una vez hecho esto, pasó a caminar erguido, solo para poder usar los puños cuando gustase. El paso siguiente fué desarrollar un denso pelaje en pecho, espalda, cara, gluteos y nudillos.
Y de ahí pasó a arreglar cuentas en lo social: Lo primero que viene a la mente es que en un mundo de puñetazos no hay iguales ni hermanos. Hay quien dá y hay quien recibe. Los homínidos más débiles sufrían una cantidad abrumadora de golpes, lo que les hizo mutar como especie y que apareciera todo un nuevo género de seres. Desarrollaron pechos, sus cojones se retrayeron al interior del cuerpo y se llamaron a sí mismas "mujeres".
De caracter retraido y observador, este nuevo género nacido a raiz del colosal dominio de las extremidades por el hombre, se dedicó a la traición, el puterío y a la maledicencia, últimos recursos que la Naturaleza le dejó al alcance para, burdamente, intentar amargar en lo posible la vida de los poderosos ejemplares masculinos. Y así comenzó la caida en desgracia del puñetazo, hasta nuestros días, pasando a ser un hecho marginal y casi delictivo.
El Puñetazo: Tipología y Composición.
I) El honesto puñetazo en toda la puta boca.
El elemento tradicional de la dieta española durante siglos.
Generaciones enteras de españoles han crecido, sanos y vigorosos, teniendo la hostia en la boca como principal fuente de alimentación. El actual déficit de este nutriente provoca las dolorosas carencias que todos podemos apreciar en las nuevas generaciones, que se han visto faltos de nuestro ancestral menú, repartido antaño a partes iguales en hogares, escuelas, cuartelillos, y no privándose de él, ni mucho menos, las iglesias y seminarios, siempre dispuestos a bellol ejercicio de la beneficencia. Incluso, en innumerables ocasiones, generosas raciones eran repartidas gratuitamente en calles y aceras, bares y prostíbulos, cuadras y portales, de todas las ciudades y pueblos de nuestra inmortal Patria por mor de la celebración de la abundancia.
El puño en plena puta boca es la manera más directa de transmitir una idea del emisor al receptor, poniendole en contacto directo con tus impresiones y sensaciones acerca de cualquier acontecer o parecer. El puño en la boca siempre es impresionante, pero llega a lo fantástico cuando es totalmente inesperado, con ese toque magistral que siempre añade la espontaneidad.
En un momento de tensión, en una disputa, o en una situación aleatoria, un puño en la boca transforma todo el ambiente en algo espectacular. Las mujeres lo ven como algo increible y su deseo sexual se despierta de una manera salvaje y primordial al ver a un tipo golpear a otro de esta manera. En presencia de un puñetazo los hombres corren a ubicarse todos a su lugar correspondiente en la cadena alimenticia, y las aves carroñeras acuden porque su quinto sentido les dice que algo grande está pasando, mientras huyen otros mamíferos pequeños, como los niños y las ratas, usando su sentido arácnido que les dice cuando es la hora exacta de achantar la baina.
El puñetazo en la boca puede suceder por varios motivos, y ninguno de ellos es injusto. Hay veces que estas con un amigo, o con cualquier otra persona, y dice algo tan tonto que tus extremidades no tienen otro remedio que acudir a su hocico para sellarlo y enviarlo directamente a postprocesado, franqueo gratuito, donde sin duda aprenderá a guardarse para sí las futuras patrañas que se le crucen por la cabeza.
Por ejemplo, una vez fuí al cine con mi hermana. Fuimos a ver "La Sonrisa de Mona Lisa". Normalmente preferiría hacerme el sepuku antes que ir a ver semejante bazofia con la subnormal de mi hermana, pero el caso es que le había dejado el novio y sus amigas son una especie de zorras que se alegran de las desgracias ajenas o algo así, total que mi madre no tuvo más remedio que pagarme mil duros para que sacara a la pobre imbécil de paseo, y mil más por la condición de ir a ver la peli que ella quisiera.
Mientras pensaba en lo grande que era la boca de Julia Roberts y la manera de sellarla (aunque no me acuerdo siquiera si era ella la que salía en aquella basura), ví a unos chicos un poco más adelante mirando en mi dirección y riendose entre espasmos. Sin embargo, no parecían reirse de mí, ya que apuntaban en la dirección de mi hermana. La chavala tenía una sofoquina importante, y lloraba ostensiblemente, recogida sobre su vientre, al parecer porque el novio de la bocona se despedía de ella montado en una bicicleta.
Miré a aquellos chavales e hice lo que todo hermano mayor tiene que hacer. Le susurré a mi hermana que mirara, me levanté, y según levantó la cara le sacudí un puño en todo el puto morro. Al pasar al lado de los chavales, que ahora se descojonaban, les choque la mano y les agradecí que me avisaran: Aquellos eran unos cines concurridos y ya estaba haciendo bastante el ridículo viendo esa mierda como para que ecima me vieran con una tía gimiendo porque el gilipollas de la bici le dejaba plantado a Julia Roberts. Es de locos.
Sin embargo otras veces, no hay escapatoria. El puñetazo no requiere motivo aparente. Mis puños adquieren moción automática si alguien afirma en mi presencia que es "ovovegano". Las razones para que haga su boca estallar en una terminal T-4 de sangre y pedazos de diente son profundas y complejas, en este caso. La psique reacciona contra alguien que come mierda, es natural, y necesita atizar haciendo diana en ese pozo de inmundicia. Aunque luego cada uno tenga sus motivos personales, igual o más de complejos, para disparar sus manos, todos son igualmente respetables.
El puño en la boca consta de una técnica básica y elemental y su ejecución se basa en una sola premisa: pon tu puño en su puta cara.
Es fácil y también es simple, si dudais de entre todo vuestro arsenal con qué golpe corregir al desviado:
¡¡utilizad siempre el puño en la boca y no os equivocareis nunca!!.
(Continuará con el siguiente capítulo: El puñetazo cabrón)
Comments:
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Buenísimo...solo echo de menos la foto de Arnold "Conan" Suasenáguer, dándole un buchante en toda la boca a un camello en la primera parte de sus aventuras...insuperable el post
El grado maximo del puño en la boca es partir un diente al melón que se come la piña.
Vamos, que es como si ganaras una medalla.
Vamos, que es como si ganaras una medalla.
Habrá que cambiar los libros Sr. Benputa... Aunque yo me pregunto; es el puño en la boca, entonces, solo atributo de los portadores de gónadas concavas
Lo mejor, la primera frase del post.
:-)
Merece estar entre las mejores frases del mes, apunte, Julito.
:-)
Merece estar entre las mejores frases del mes, apunte, Julito.
A mí es que la naturaleza me ha dotado finas y delicadas manos, más de mamporrero que de pegar mamporros. La verdad que supone un grave problema de adaptación: la última vez que dí un puñetazo me rompí un dedo. Supongo que en lo que a actos de violencia callejera se refiere el destino me tiene deparado un lugar de honor en el uso de la arma blanca, de la vil puñalada trapera.
be water, my friend.
be water, my friend.
Qué pena, Benputa, te has desvuelto loco.
Con la ilusión que tenía yo de conocerte en Zamudio cuando te internaran.
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Con la ilusión que tenía yo de conocerte en Zamudio cuando te internaran.
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