Pegamin

Autoservicio Descuento. DIA. Vaya tela. Nunca el concepto ahorro y el concepto cutre-que-te-cagas estuvieron tan imbricados. Porque es entrar en uno de sus (múltiples) establecimientos y pasar el día en el Parque Temático más White Trash de Occidente (me río yo del K-Mart de, por ejemplo, Nerdville -Wisconsin-).

Productos mal colocados, mínimo espacio, ausencia de calefacción y/o aire acondicionado, limpieza inexistente y una iluminación óptima para follarte a tu novia en la sección de droguería si tienes 17 años, tus viejos no se van de fin de semana ni a tiros y hace frío en el parque del barrio. Y, como terrible colofón, los recursos humanos esto es, la basca que curra y, de entre todos éstos, fulgiendo como plata bruñida, ELLA: la princesa de cada centro, la musa de abuelos y albañiles albano-kosovares, el ser más alucinante que hayan tenido la suerte de ver fuera de una jaula: la CAJERA. Posiblemente, cuando dentro de unos milenios la época actual se estudie como una era de oscurantismo y barbarie, ésta figura pase a engrosar los Bestiarios como en su momento lo hicieron Hidras, Gorgonas, Basiliscos, Dragones y El Risitas. Que ya veo a todo un Harry Potter, año 5000, dándose de hostias con una Cajera de Parla en la cripta correspondiente y ganándole por los pelos, mientras en la mazmorra adyacente bufa el novio, el bakala de extrarradio -muy mitológico también-.

¿Por qué son tan feas? Y no es una pregunta retórica, si alguien cree que sabe la respuesta que lo comparta con nosotros. ¿Es condición sine qua non para la contratación? ¿Alguien ha ido alguna vez a una entrevista de trabajo para ésta gente y le han descartado por guapa? ¿A qué responde esta política empresarial tan sui generis? ¿Son el MAL? Esta misma tarde, comentando el tema con una amiga mía de la que soy muy devoto, me indicaban que tal vez seguían la lógica inversa de los Supermercados Sanchez Romero Carvajal (quizás para apropiarse del target que aquellos no querían) o que, fantaseando febrilmente, en el staff directivo de DIA había algún rebotado de los citados que, queriendo expiar sus culpas, trataba ahora de contratar a las más feas de los barrios más extremos. No es que lleve yo realizado un estudio de campo pero en todos los que he entrado, no solo en España (a bote pronto recuerdo uno en Estambul y otro en Atenas), el paño es el mismo: cajeras feochas, gordinflonas, con barrillo en la cara, el pelo frito, la mirada nublada, sortijas feas que solo abandonarán sus rollizos dedos dos meses despues de su inhumación y una mala leche que ni Fabio Capello. Y no me valen explicaciones facilonas: esto debe responder a un plan. ¿Alguno de ustedes ha visto alguna que esté buena aunque tenga menos luces que un barco pirata? porque eso explicaría la obvia relación pocos estudios-sueldos bajos...pero no, no...aquí hay más chicha de lo que parece...¿por qué ese afán en que todo sea tan ultracutre? y tampoco me lo explica el concepto ahorro porque se puede ahorrar de muchas maneras pero es que los locales son la repera.

Porque, vale, uno no espera entrar y encontrarse a Giselle Bundchen en la línea de cajas, con el tetamen gritando, la bata by Galliano for DIA reventona y unos Manolo Blahnik en sus pies de pécora, abanicándote con la pestaña y mimosa porque le pone ver que te llevas un paquete de Filipinos...pero, no es de Dios, tampoco, levantar la vista y encontrarte un Súcubo de 50 arrobas, edad indeterminada (entre 15 y 15.000), que huele como a aros de cebolla y mosqueadísima porque su novio se va al Fabrik sin ella. O ser testigo de una conversación presiosa, de caja a caja, a grito pelao, entre dos profesionales del sector, como la que sigue:



-Troll 1: "pero entonces, tía, no vas a volver con él, tía???"
-Troll 2: "una polla para su boca, maja, paso ya de él, se ha sobrado conmigo cantidá"
-Troll 1: "pero, ya no le quieres???"
-Troll 2: "Queréle (sic), le quiero...pero ya no estoy enamorada de él"



El cliente tipo también tiene tela. Ustedes mismos, sin ir más lejos. Vaya panorama,eh? se da uno una vuelta y ve unos tipos humanos de los de horror, pavor y sarna. Gente que chuparía plano a todo un Yul Brinner en "Nueva York, año 2012 (The Ultimate Warrior)". Me parece estar viendo a esa señora espléndida, con su chándarl Marc'O Polo, su manoletina dorada (a la moda), su pelo a los B-52's, pintada como la Capilla Sixtina y contentísima porque acaba de llenar un carro por 30 euros y se siente pletórica, por lo hábil. Como colofón (en ella habita una perfeccionista enamorada de los detalles) de ésta mañana de shopping, y lo que ya le hará sentirse como una señorona de las de El Viso, una persona solícita se encargará de abrirle la puerta para que, majestuosamente, salga del local: el yonky de turno, la gitana rumana que en el mismo gesto te ofrece La Farola y te enseña un niño con los mocos secos o una señora muy despeinada, vestida como una groupie de Manu Chao. Tras esto, irradiando buen rollo, se dirigirá a su Yaris y, porque se quiere, se premiará con un curasán en el bar, unos eurillos en las tragaperras y, quien sabe, tal vez se ponga juguetona con el programa de Jaime Cantizano. Pero no hay que distraerse: la Jenny y José Luís Mark Whalberg vuelven pronto del cole...

Si hubiera un Cuarto Reich, las SS entrarían a saco en los DIA (también en los LIDL) y obligarían a las cajeras a llevar el logo, en amarillo, cosido en la chaqueta para que todos los niños arios pudieran tirarles castañas. Como dice un toli de mi barrio: "Tela molinera".


*Nota: Todos sabemos que la publicidad no puede (debe) mentir pero sí somos conscientes de que presentar las cosas de una manera más atractiva, y para esto no hace falta haber hecho un Máster en Yale, revoluciona y anima a gastar al consumidor que hay en nosotros. Esto es de sentido común. Hoy en día, hasta la Tasca Gao pone a un stripper, que podría perfectamente ser el novio de una señora muy mayor, en sus anuncios, para que su señora de usted baje a tomarse un mosto, mientras carga el disco duro de jpeg's mentales del mozo en cuestión. Luego vendrá la desilusión, claro, pero el mosto se lo ha tomado y hay que pagarlo. Pues DIA pasa, señores. No se complica la vida. Su más directa competencia (LIDL) se lo curra de manera aviesa y, en su página web, pone dos modelos (chico y chica) que ya no es que no se parezcan a la peña que curra allí, sino que dudo mucho que no se cambien de acera cuando vean el luminoso. Un poco jugando con el marketing y esas cosas. Pues DIA no. De hecho, las fotos que ilustran esta mi tonterida están directamente sacadas de su web. Ya ven. Ahí, a porta gayola. Se les podrán reprochar muchas cosas, sí, pero no que nos desilusionen. Eso si que no.