miércoles, 29 de agosto de 2007
El Estado de la Actividad Deportiva en Agosto. Una breve introducción.
Me encanta trabajar en Agosto. Hay poca gente y poca agitación. La agitación, en los paises mediterraneos y subecuatoriales, es el sustituto de la productividad: no importa que por la puerta no salga un producto acabado, siempre que en el interior de la empresa haya gente revuelta, agachada, que suba y baje escaleras y que corra en círculos sobre si misma.
Allá donde mires, ves una silenciosa competición por ver quien hace menos. Una competición de altura, donde hasta el más incapaz para el desempeño cotidiano es un atleta de élite. Quien no domine las dos técnicas supremas está irremediablemente perdido, todos deben conocer al dedillo las artes del Camuflaje y el Disimulo. Y todos lo hacen. Y todos los contendientes lo sabemos.
Miradas discretas, pero llenas de veneno, saludos aparentemente cordiales, pero infectados de lengua para adentro, febles palmadas en la espalda que parecen empujones hacia el abismo. La rivalidad no tiene límites y no conoce de sexos, religiones, etnias o estratos sociales. La guerra está declarada y la derrota es impensable hasta para el más acostumbrado a ella. No es un mes este para asumirla, con sus terribles consecuencias.
Todos observan al perdedor, sin celebrar la victoria (otra de las normas inviolables de este implacable juego) más que con un pequeño rictus que no llega a sonrisa, pero que en los labios del que vence sabe a gloria pura. El derrotado, en cambio, paladea su hiel poco a poco, mientras redacta el informe, manda el fax, revisa la contabilidad, anota la facturación o cualquiera que sea el sanbenito de su derrota, y se come el marrón que gracias a su poca habilidad, o al mayor magisterio de sus colegas, le ha tocado recibir.
El Camuflaje en la empresa, así con mayúscula, es una de las bellas artes, para los grandes entendedores. El que se sabe camuflar, sabe triunfar. Los vientos traen leyendas, cuando se juntan las gentes alrededor de los dispensadores de café, acerca de la existencia de Maestros Místicos del Camuflaje capaces de quedarse en casa durante la jornada completa y ganarse un ascenso y un aumento por su demostrada laboriosidad y empeño. Porque en eso precisamente consiste el Camuflaje. Estar sin estar, presentarse sin estar presente, esconderse sin ser sorprendido, levitar por encima de la masa obrera y dejar que estos, impotentes, reciban las tareas que a tí te corresponderían, sin sufrir menoscabo ni daño en el prestigio por ello, ya que, al fin y al cabo, tu estabas ocupado. Los rudimentos del camuflaje están a la orden del día para el común de los mortales, sin embargo, masterizar las técnicas avanzadas requiere dotes metafísicas que solo personas escogidas por la Fortuna pueden disfrutar.
El buen camuflista, por ejemplo, dispone de un conocimiento del terreno a nivel cartográfico, lo cual mezclado con una perfecta sincronización y sentido de la orientación puede hacer que consiga que una visita al water (el Tabernáculo-de-Todo-Camuflaje) dure una hora larga.
Un concimiento profundo y elevado del Camuflaje, el ser ideal camu-perfecto (y probablemente inexistente) no requeriría del Disimulo, pero ya que, desgraciadamente, no estamos en un mundo ideal, todos nos vemos obligados a suplir lo que el Camuflaje no puede lograr con su técnica complementaria, el Disimulo.
El Disimulo suple lo que deja pendiente el Camuflaje, complementándose a la perfección y haciendo del atleta del escaqueo un deportista absolutamente completo. El Disimulo es una técnica complicada y que requiere el dominio de una multitud de elementos, casi tantos como los hay en un lugar de trabajo, más los propios de la imaginación del individuo, lo que deja abierto una red prácticamente infinita para la experimentación y el conocimiento. Una apreciación superficial de su técnica podría dar a entender que el Disimulo es una materia sencilla, pero no hay nada más lejos de la realidad.
El no iniciado disimula levantándose con un legajo de papeles para parecer ocupado. El Maestro Hermético de Kefren, Hermano Rosacruciano Grado 33 de la Orden Egipcia y Caballero del Supremo Disimulo Dorado, escoge el grosor de su falso tocho, orienta la portada, carga la espalda, elige el ademán, se mueve con la velocidad adecuada hacia el pasillo, agita las hojas y desaparece de tal manera que REALMENTE SABES que está ocupado y la sola idea de transferirle su trabajo te llena de verguenza por querer someter a tan agobiado ser al imperio de sus penosas obligaciones.
Puedes hacer un sudoku o leer el MARCA, pero la cara, la cara sin Disimulo te revelará y mandará todo tu placer a la mierda. Hay que templar el nervio, y ver el video de la cubana embarazada y sus evoluciones (que te ha pasado el jashondo de compras), con la cara del que está trincado en un punto muerto mientras estaba resolviendo la paradoja de Poincaré. Y no solo eso, un mal ángulo, una mala postura de espalda, etc... puede echar por tierra todo tu duro trabajo. Por no hablar de lo necesario que es tener un quinto sentido para la detección. Un disimulador debe saber, minutos antes cuando se va a repartir mandanga, y redoblar sus esfuerzos sin así dispersarse ni dilapidar energías futilmente.
Finalmente, en esta competición a vida o muerte hay un tipo de durísimo, durísimo enemigo, peculiar y exclusivo. Se trata de individuos del Lado Oscuro, con poderes inmarcesibles, apestados para siempre por ellos y por su terrible fuerza.
Y no por eso menos envidiados. La fuerza de Ellos es poderosísima, irresistible.
Ellos, ¡oh, Ellos!, son los que dominan la Pena. Seres mitológicos allá donde trabajan, cuyo nombre siempre va seguido del Instrumento de su Pena (Ese es Luis, el que tiene la hernia. Esa es Josefa, la del hijo drogadicto. Ese es Alfonso, al que le pesa la espalda, etc...). Los Maestros de la Pena siempre rechazan cualquier tipo de tarea y obligación, encogiendo el corazón de todos los presentes, con una invocación ritual que se pierde en la noche de los tiempos: El Lamento.
Nunca ha parecido que se drogue más el hijo de Josefa que cuando se aproxima la auditoría y hay que hacer miles de documentos. Nunca la hernia de Luis tan doliente como cuando hay que pasar a Excel unos asientos. Durante el pleno desplegar de sus potencias, su ulular hiere las almas, que se espantan en esos momentos de gran congoja y tribulación.
Reumas, hepatitis, gota, fallecimientos de familiares, varicela, tumores, artritis, migrañas, desastres naturales, escrófula, accidentes de circulación, melanomas, ... persiguen a esta Casta de los Malditos como sus aliados naturales. Y todos ellos cooperan nefastamente para ahuyentar cualquier tipo de trabajo, en una operación maligna que espanta y fascina a partes iguales.
Comments:
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joder, ya te vale tío, te has colao tela con los desgraciados. reirse de una hernia no tiene gracia. esto es demasiado hasta para vosotros. estais dos pisos por encima. os vais a caer del ático pero nadie os va a empujar.
Lo reconozco, con lo de la hernia me he pasado. Lo siento, pero es que te pones a escribir y llega un punto en que te crees Dios, más allá de la moral...
...por cierto ¿Te he contado cuando hernié a la puta de tu madre haciendole el truco del escupitajo?.
La convencí para que me dejara darle por el culo, y depués de petármela le hice el truco, uno de mis clásicos. Del susto se puso como rara, con una postura tonta.
Tuviste que pasarlo mal durante su enfermedad...
Yo también lo lamenté: una buena puta que ya no valía para nada.
¿Quién quiere a una puta herniada?.
Solo sus hijos y quizas los barrenderos y los recogedores de basura.
Ni siquiera los inmigrantes quieren petarse putas herniadas como tu madre, en Arabia una mujer con hernia es como si tuviera lepra, te puede contagiar o incluso dejarte la polla torcida.
Bueno, ahora que lo pienso, ¡en todo el mundo piensan eso!.
La gente es muy intolerante. Yo creo que tu vieja, aún con la hernia y todo, a un marinero alcohólico si podría darle cobijo.
Mayormente con la boca. Se la podría comer sin levantarse de la silla, la muy puta, después de cenar, mientras tu y tus hermanos bastardos os acabais el postre.
Ya me estoy imaginando a la mujercica, postrada a la cabecera de la mesa, con toda la tranca metida en la boca, mientras le rebosa un poco de puré, y el marinero borracho fuerza su cabeza hacia el pubis y la pobre vieja hace ruidos con la boca y tu hermano pequeño pregunta llorando:
"¿Por qué papá quiere ahogar a mamá?" y tu le explicas que no, que es un juego que juegan mamá y papá que se llama "Comida de Polla Guarra de la Puta Herniada a la Hora de Cenar".
La convencí para que me dejara darle por el culo, y depués de petármela le hice el truco, uno de mis clásicos. Del susto se puso como rara, con una postura tonta.
Tuviste que pasarlo mal durante su enfermedad...
Yo también lo lamenté: una buena puta que ya no valía para nada.
¿Quién quiere a una puta herniada?.
Solo sus hijos y quizas los barrenderos y los recogedores de basura.
Ni siquiera los inmigrantes quieren petarse putas herniadas como tu madre, en Arabia una mujer con hernia es como si tuviera lepra, te puede contagiar o incluso dejarte la polla torcida.
Bueno, ahora que lo pienso, ¡en todo el mundo piensan eso!.
La gente es muy intolerante. Yo creo que tu vieja, aún con la hernia y todo, a un marinero alcohólico si podría darle cobijo.
Mayormente con la boca. Se la podría comer sin levantarse de la silla, la muy puta, después de cenar, mientras tu y tus hermanos bastardos os acabais el postre.
Ya me estoy imaginando a la mujercica, postrada a la cabecera de la mesa, con toda la tranca metida en la boca, mientras le rebosa un poco de puré, y el marinero borracho fuerza su cabeza hacia el pubis y la pobre vieja hace ruidos con la boca y tu hermano pequeño pregunta llorando:
"¿Por qué papá quiere ahogar a mamá?" y tu le explicas que no, que es un juego que juegan mamá y papá que se llama "Comida de Polla Guarra de la Puta Herniada a la Hora de Cenar".
Me has hecho llorar. ¿No te das cuenta del sufrimiento que estás causando? El Señor te va a castigar.
Y aparte esto, vizcaíno...no ves que has hecho llorar a un herniado, con lo mal que le tiene que ir sollozar para lo suyo?
Pobres mujeres que se ganan la vida con su cuerpo y dan una educación para que vosotros la malgasteis odiando. ¡AAHHH!
¡Eh! ¡Un respeto a las señoras putas! Que son las únicas de entre las mujeres de las que se conoce, previamente a ninguna transacción comercial su precio real y definitivo.
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