lunes, 17 de septiembre de 2007

 

A propósito de Taxi Driver

Ayer, viendo el making of que viene en el disco 2 de la edición especial, no salía de mi asombro al oír a Scorsese y Schrader (el guinosta) hablar de Travis como un tío que al final de la peli sigue siendo una bomba de relojería. ¡Y le llaman psicópata! Para mí, igual que para los padres de Iris, es un héroe. Y en el final de la peli veo a alguien que tras haberse sumergido en el infierno ha emergido mejor de lo que era. O al menos más sereno, más curtido, con más callo. ¿Que va a seguir ejerciendo de justiciero? Pues sí, probablemente, ¿y qué? ¿Acaso es más psicópata un justiciero que un político que predica una cosa y hace otra, que jode al pueblo a sabiendas para beneficiar a los que le mantienen en la poltrona o a los que le podrían echar de ella? Ni mucho menos. Y por eso Travis intenta cargarse al candidato de mierda ése. Yo de mayor quiero ser justiciero. Y magnicida.

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Comments:
Me encanta cuando me quitan las palabras de la boca. Aaay, ladrón...
 
¿Acaso un psicópata llevaría el peinado de Mr. T?
 
Travis es un sociopata...el único síntoma que se puede denominar de psicosis es que no le pusiese la Jodie tanto o más que la Cybil Shepard.
 
Hay dos tipos de personas que ven Taxi Driver:

1 - Los que se espantan ante lo que hace Travis, matando negros, magnicida frustrado y asesino de proxenetas confeso.... y tachan la peli de racista y de facha...
2 - Los que admiran lo que hace Travis y lo ven como un héroe urbano, un desgraciado que decide tomar las riendas y hacer lo que a mucha gente le molaría hacer... ya sabéis, lo de "¿Estás hablando conmigo?".

Y después hay unos pocos a los que Travis les da pena. Porque está solo, porque vive rodeado de hipocresía y de mierda, porque tiene una visión tan distorsionada de la puta realidad que invita a una pija a un cine porno con total inocencia ("¡pero si estas pelis las ve mucha gente!") y porque al final es evidente que lo que buscaba era que lo mataran, no hacer justicia.

Y, por supuesto, el final de la peli es un falso y negrísimo final feliz. Porque Travis seguirá vagando como un fantasma torturado por la noche de New York hasta que logre que le maten en un callejón apestoso. A pesar de que ahora le traten de héroe y la pijita le ponga ojitos.
 
A pesar de cualquier cosa que pudiera decir, cualquier análisis que pudiera hacer, lo de "justicia y no ley" es para mí un rasgo más de mi carácter.

Por ejemplo, todas las multas de tráfico que me ponen, o de cualquier otro tipo, las vengo en destrozos, con creces.

Me pusieron 300 € por velocidad, pues tres de esos chismes que te dicen la velocidad a la que vas que me he roto.

Es una manera muy fácil, sin riesgo y totalmente sibilina de joder, casi equivalente a lo que me han hecho a mí con su puta mierda de control a traición.

Quizas esté proponiendo una forma civilizada de ser Travis, de ser sociópata.
 
Aquí transcribo un fragmento de un texto publicado en EFECTO OREGANO donde menciono a Travis:

"Una de mis pesadillas es convertirme (en parte, ya lo he hecho -especialmente, durante mi temporada en «Mondo Brutto»-) en el John Salvaje de «Un mundo feliz», cuya rebeldía es disfrutada por los curiosos como un espectáculo más del zoo o de la feria de monstruos. Frente a eso, sólo queda o el suicidio (opción tomada por el personaje de Huxley) o una solución más zentrada (con z, con z), continuar en este mundo pero tras la muerte completa del ego, tras sacarse la muela cariada de la preocupación por los otros (por sus opiniones, por sus rechazos, por su aceptación), mirándolos con la sonrisa hermética del que quema las naves: Venator, Travis, Lecter, en exclusivo contacto con Lo Absoluto, redimidos de pretender redimir a los inasequibles a la redención, asumiendo plenamente la Soledad (así, con mayúscula), dejando quizás una imperceptible rendija para encontrar a su afín (en el caso de Venator, la joven parsi de una peripecia anterior -«Heliópolis»-; en el caso de Travis, si en el cuerpo de la putita Iris hubiese latido el alma flamígera de Mallory Knox, creo habría hallado su mitad ideal; en cuanto a Lecter, ya tiene a Starling -qué final tan hermoso el que depara Thomas Harris a mi psicoterapeuta favorito-).
La muela del ego tarda en desprenderse. Para llegar a devenir un Venator, un Travis, un Lecter hay que haber pagado antes una buena cuota de sufrimiento (por eso, el amigo Hannibal no logra la Transfiguración ante nuestros ojos hasta que no conocemos sus vivencias infantiles en el Báltico -ahí adquiere su auténtica dimensión crística/luciférica-): de Travis vemos segundo a segundo su angustia ante ese crimen contra la humanidad llamado megaurbe (a lo que añadir su paso previo por «el horror, el horror» de la jungla en la que sirvió a las órdenes del coronel Kurtz -porque un sujeto como Travis sólo pudo servir a las órdenes de un sujeto como Kurtz-); y Venator existe como fruto de una vida larga y plena de dolor extremo (ahí están los diarios de guerra de Jünger o sus «Tormentas de acero» o «Bajo los acantilados de mármol» o sus reflexiones destiladas desde la propia memoria sobre «El dolor») y su distancia sobrehumana ha surgido de una entraña humana, demasiado humana, de la que algunas voluntades logran remontar el vuelo (el Cuervo del poeta Ted Hughes, uniendo la piedra cubierta de leves capas de vida con Lo Absoluto, sin intermediarios engorrosos y siempre mendaces)."
 
Travis da pena porque nos vemos reflejados en él. Menos aquellos que tienen la suerte de levantarse contentos para ir a trabajar haciendo algo que les gusta, el resto somos Travis. En al menos una parcela de nuestra vida, si no en todas, somos Travis.
 
Yo soy mazo de Travis. A estas horas, y en este estado, soy Supertravis. No me va a dar de repente por raparme la cabeza y pegarle un tiro a un concejal, porque no creo en los concejales ni tengo balas, pero acabo de llegar a casa con un calentón que no os podéis ni imagina, y voy a volver a salir a la calle (porque no tengo ningún compromiso ineludible hasta que curre el viernes por la noche) y voy a hacer alguna travisura. Creo ya que sé dónde voy a ir...
 
A mí Travis no me da pena: él tiene un revolver de verdad mientras que yo solo tengo una pistola-láser de juguete...Y dormir con una pistola bajo la almohada está claro que a uno le hace la vida más llevadera...Con un Magnum o un Smith and Wesson en tus manos puedes fantasear con salir a la calle a perpetrar el famoso acto surrealista bretoniano de emprenderla a tiros con la ciudadania..., también uno puede utilizarla como lo hacía Paul Schraeder, como eficaz somnífero: antes de echarte a dormir coquetear un poco con la sensación de ponerte el cañón del revolver en la sien.
 
Oye, Frunete....si decidieras pegarle un tiro a un concejal...podría ser a la de las Artes?
 
Y sí, por qué a un ser que actúa rectamente, aunque con medios discutibles, se le tacha de psicópata? por esa regla de 3, qué pasa con Punisher, Charles Bronson, Lorenzo Lamas o Krusty el Payaso?
 
Para payaso tú. Estulto.
 
Descarao
 
Así, Don Julito, con temple. Tengo que aprender yo...
 
Eso parece algo imposible...
 
Anoni, te huele el aliento a sabo podrido, así que vete a dejar comments al blog del Mono Gitano, que hoy tengo el estómago delicado.

(Temple pa qué)
 
Le he dejado el diccionario de expresiones coloquiales y argotes varios a otro ano para que se aplique en la entrada de un poco más arriba, así que me siento desvalido. Mi desazón la provoca el ignorar esto: ¿qué nefanda sustancia es exactamente "sabo", algo pilórico, uretral, seminal?
Es que lo usais de vez en cuando y siempre me quedo en actitud tulta, sin atreverme a preguntar. Pero hoy me lanzo.
Petete, a mí.
 
¿Sabo? ¡Pues sumo de nabo!

Es una palabra con la que hacíamos risas parvularias los de mi generación.
 
Te recuerdo que yo hasta los once años creía en los Reyes Magos y en la cigüeña.
No-es-broma.
[ostras, a un ano le acaba de estallar la cabeza de placer, como al robot vendecoches de FUTURAMA]
 
Viva Surdomán!!!
(It's-not-a-joke)
 
Sabo: la leche de mi nabo, decíamos nosotros
 
"la leche de mi nabo, deciamos ayer" Fray Luis de Meón.
 
Gracias por aumentar mi sapiencia, petetes míos.
 
Esto es un no parar.
 
A mí este troll no me disgusta...es entrañable...le voto para troll del mes, con posibilidades de ser Troll del Año o, en su defecto, Mister Simpatía
 
Yo creo que es el mismo simpático desgraciadito de siempre. Que si los sellos y lo de Surdomán... Y me borra los comentarios que dejo en su blog. Jo.
 
La censura es el último refugio de los miserables.
 
Lo tuyo es más bien la pena... Penoso!!
 
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