miércoles, 19 de septiembre de 2007
La Banca Gana!!
"Los bancos son unas instituciones dedicadas a proporcionarte un paraguas para los días de sol, y quitártelo cuando empieza a llover".
Dicho popular.
Soy una persona, y probablemente ya lo sabreis, de odios institucionales y gremiales. Estilo taxista, encuentro una extraña compensación en odiar a todos los médicos, a todos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a todos los políticos, a todos los banqueros y a todos sus empleados, a toda la DGT, a todos los funcionarios de prisiones, a todos los putos camioneros, a todos los militares, a toda la Telefónica, a todos los repartidores de panfletos... ¿y el cuerpo de bomberos?. Pues tampoco me cae muy bien, que quieres que te diga.
Por acción o por omisión no les trago. No es simplemente que me resulte desagradable su compañía, que también suele coincidir, ya que estas profesiones tienden a generar tipos humanos del género plasta, soberbio, comeorejas y subnormal desagradecido. Es que me parecen moralmente reprobables ab initio.
Hoy tocan los banqueros. La banca, no se requiere mayor análisis, no es más que una grandísima y compleja organización dedicada por entero, en pensamiento, obra e intención, al ejercicio de robar peras.
La banca, en sus orígenes, no era más que un colectivo anárquico que aguardaba entre la maleza el paso de una carreta de provisiones. Eran tiempos duros para la banca, y sobrevivían como podían profanando tumbas, secuestrando hijos de familias nobles, trantando blancas, asediando ciudades, vendiendo órganos y fetos humanos o arrancando muelas de oro.
Pero, tras esos tiempos confusos, en los cuales la raza de los banqueros se curtió y se resabió con ahínco frente a la adversidad, llegó el tiempo de dar el gran salto. Para ello, solo era necesaria una idea... y la tuvieron, vaya si la tuvieron.
"¿Por qué no nos creamos un estado para mandar y una policía para que nos hagan caso?".
Esta idea, que ahora parece tan simple, en su momento resultó revolucionaria. Los banqueros tuvieron una visión, un sueño, y la decisión de explotarlo al máximo. A partir de entonces, ya todo es Historia...
El grado de perfección en el desarrollo de sus habilidades es tal que ahora ni siquiera necesitan aguardar apostados en la orilla del camino, como en los viejos tiempos, ¡nosotros aguardamos ante la maleza, haciendo cola para que nos roben!. Ni siquiera Hacienda, la tradicional rival de la banca en el robo y la malversación, ha conseguido jamás acceder a soñar con semejante nivel de desarrollo tecnológico. La simple idea de que la víctima vaya al ladrón y no al reves, supuso un ahorro logístico y administrativo tremendo, pero aún más: supuso el saber que sus ideas estaban siendo bien recibidas, que los sueños pueden hacerse realidad.
De las miles de técnicas que surgen de su infinito cacumen, hay una que despierta especialmente mi ternura. Los Puntos Regalo.
Los Puntos Regalo se basa en una de las filosofías pivotales del banco: "la gente es un conjunto de putos imbéciles".
De esta manera, uno ingresa su dinero en el banco, dinero con el que (no me pregunten como) el banco obtiene más dinero. A pesar de ello, el banco te quita un poquito del dinero que has metido con tu miserable nómina. Cada vez que te quita un poco te dá un punto. Cuando tienes mil puntitos, ya sabes que el banco te ha quitado mil poquitos.
Y ahora viene lo mejor, ahora es cuando Tamariz onomatopeyizaría su violín imaginario con su característica voz aguardentosa, con la no menos característica mímica simultanea. El banco, con tus mil poquitos, compra un objeto que a el le vale quinientos poquitos. ¡Y te lo ofrece a cambio de tus mil puntitos!.
¡NIA NIA NIAAAAAAA!
Pero aquí no ha acabado lo mejor del truco. Lo mejor del truco, esto lo sabe hasta un prestidigitador de tercera, es que ¡TU TE CREES QUE EL BANCO TE HA REGALADO UN MARAVILLOSO OBJETO (y te sientes algo culpable al salir a la calle con tu "máquina de sudokus ELBE")!
¡NA-NA NIAAA NIA NIAAAAAA!
¿No es fenomenal?. Hagamos un breve resumen esquemático:
-El banco te ha quitado dinero a cambio de nada.
-El banco te ofrece la oportunidad de devolverte un objeto que se supone que cuesta la mitad de lo que te ha quitado.
-Ese objeto es, en el mejor de los casos, una puta mierda.
-El sujeto pierde la mitad de lo que le han quitado MAS la diferencia entre el valor en el mercado del objeto y el valor real que el banco ha pagado por el.
-El sujeto está contento.
Yo no entiendo como no hay un puto premio Nobel para este tipo de cosas. Esto es lo más genial que he visto desde la máquina de hacer mantequilla. Los tipos que trabajan en los bancos son los que deberían inventar las cosas y no los científicos. Si los banqueros se dedicaran a hacer las movidas, los motores funcionarían con canciones, saldrían filetes en los árboles y las mujeres no tendrían que padecer jamás la regla.
Finalmente, la guinda del pastel son los propios objetos. Yo, ya dando nombres, me tienen la pasta en La Caixa. No es por nada, pero mi abuelo siempre decía que la pasta con judíos y catalanes siempre se ha llevado bien, y también yo prefiero poner mis cosas en manos de gente experimentada. Y tienen una hermosura de catálogo de la hostia. Todo bueno.
Veamos algunos de estos ítems, teniendo en cuenta que más o menos se ganan veinticinco puntos cada década:
-500 puntos: BUFANDA DE PUNTO DEL BARSA.
-625 puntos: PLATO PARA GATOS "KOZIOL".
-600 Puntos: MANGERA ESPIRAL (sic)
-650 Puntos: KIT DE SEGURIDAD VIAL DISNEY.
-975 puntos: RADIO SOLAR AM/FM "NISU". (NOTA VERIDICA: "Requiere 1 pila AAA (no incluida)."
-1.775 puntos: PISCINA HINCHABLE "IMAGINARIUM"
-1.880 Puntos: PEDAZO DE MIERDA.
Dicho popular.
Soy una persona, y probablemente ya lo sabreis, de odios institucionales y gremiales. Estilo taxista, encuentro una extraña compensación en odiar a todos los médicos, a todos las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, a todos los políticos, a todos los banqueros y a todos sus empleados, a toda la DGT, a todos los funcionarios de prisiones, a todos los putos camioneros, a todos los militares, a toda la Telefónica, a todos los repartidores de panfletos... ¿y el cuerpo de bomberos?. Pues tampoco me cae muy bien, que quieres que te diga.
Por acción o por omisión no les trago. No es simplemente que me resulte desagradable su compañía, que también suele coincidir, ya que estas profesiones tienden a generar tipos humanos del género plasta, soberbio, comeorejas y subnormal desagradecido. Es que me parecen moralmente reprobables ab initio.
Hoy tocan los banqueros. La banca, no se requiere mayor análisis, no es más que una grandísima y compleja organización dedicada por entero, en pensamiento, obra e intención, al ejercicio de robar peras.
La banca, en sus orígenes, no era más que un colectivo anárquico que aguardaba entre la maleza el paso de una carreta de provisiones. Eran tiempos duros para la banca, y sobrevivían como podían profanando tumbas, secuestrando hijos de familias nobles, trantando blancas, asediando ciudades, vendiendo órganos y fetos humanos o arrancando muelas de oro.
Pero, tras esos tiempos confusos, en los cuales la raza de los banqueros se curtió y se resabió con ahínco frente a la adversidad, llegó el tiempo de dar el gran salto. Para ello, solo era necesaria una idea... y la tuvieron, vaya si la tuvieron.
"¿Por qué no nos creamos un estado para mandar y una policía para que nos hagan caso?".
Esta idea, que ahora parece tan simple, en su momento resultó revolucionaria. Los banqueros tuvieron una visión, un sueño, y la decisión de explotarlo al máximo. A partir de entonces, ya todo es Historia...
El grado de perfección en el desarrollo de sus habilidades es tal que ahora ni siquiera necesitan aguardar apostados en la orilla del camino, como en los viejos tiempos, ¡nosotros aguardamos ante la maleza, haciendo cola para que nos roben!. Ni siquiera Hacienda, la tradicional rival de la banca en el robo y la malversación, ha conseguido jamás acceder a soñar con semejante nivel de desarrollo tecnológico. La simple idea de que la víctima vaya al ladrón y no al reves, supuso un ahorro logístico y administrativo tremendo, pero aún más: supuso el saber que sus ideas estaban siendo bien recibidas, que los sueños pueden hacerse realidad.
De las miles de técnicas que surgen de su infinito cacumen, hay una que despierta especialmente mi ternura. Los Puntos Regalo.
Los Puntos Regalo se basa en una de las filosofías pivotales del banco: "la gente es un conjunto de putos imbéciles".
De esta manera, uno ingresa su dinero en el banco, dinero con el que (no me pregunten como) el banco obtiene más dinero. A pesar de ello, el banco te quita un poquito del dinero que has metido con tu miserable nómina. Cada vez que te quita un poco te dá un punto. Cuando tienes mil puntitos, ya sabes que el banco te ha quitado mil poquitos.
Y ahora viene lo mejor, ahora es cuando Tamariz onomatopeyizaría su violín imaginario con su característica voz aguardentosa, con la no menos característica mímica simultanea. El banco, con tus mil poquitos, compra un objeto que a el le vale quinientos poquitos. ¡Y te lo ofrece a cambio de tus mil puntitos!.
¡NIA NIA NIAAAAAAA!
Pero aquí no ha acabado lo mejor del truco. Lo mejor del truco, esto lo sabe hasta un prestidigitador de tercera, es que ¡TU TE CREES QUE EL BANCO TE HA REGALADO UN MARAVILLOSO OBJETO (y te sientes algo culpable al salir a la calle con tu "máquina de sudokus ELBE")!
¡NA-NA NIAAA NIA NIAAAAAA!
¿No es fenomenal?. Hagamos un breve resumen esquemático:
-El banco te ha quitado dinero a cambio de nada.
-El banco te ofrece la oportunidad de devolverte un objeto que se supone que cuesta la mitad de lo que te ha quitado.
-Ese objeto es, en el mejor de los casos, una puta mierda.
-El sujeto pierde la mitad de lo que le han quitado MAS la diferencia entre el valor en el mercado del objeto y el valor real que el banco ha pagado por el.
-El sujeto está contento.
Yo no entiendo como no hay un puto premio Nobel para este tipo de cosas. Esto es lo más genial que he visto desde la máquina de hacer mantequilla. Los tipos que trabajan en los bancos son los que deberían inventar las cosas y no los científicos. Si los banqueros se dedicaran a hacer las movidas, los motores funcionarían con canciones, saldrían filetes en los árboles y las mujeres no tendrían que padecer jamás la regla.
Finalmente, la guinda del pastel son los propios objetos. Yo, ya dando nombres, me tienen la pasta en La Caixa. No es por nada, pero mi abuelo siempre decía que la pasta con judíos y catalanes siempre se ha llevado bien, y también yo prefiero poner mis cosas en manos de gente experimentada. Y tienen una hermosura de catálogo de la hostia. Todo bueno.
Veamos algunos de estos ítems, teniendo en cuenta que más o menos se ganan veinticinco puntos cada década:
-500 puntos: BUFANDA DE PUNTO DEL BARSA.
-625 puntos: PLATO PARA GATOS "KOZIOL".
-600 Puntos: MANGERA ESPIRAL (sic)
-650 Puntos: KIT DE SEGURIDAD VIAL DISNEY.
-975 puntos: RADIO SOLAR AM/FM "NISU". (NOTA VERIDICA: "Requiere 1 pila AAA (no incluida)."
-1.775 puntos: PISCINA HINCHABLE "IMAGINARIUM"
-1.880 Puntos: PEDAZO DE MIERDA.
Comments:
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-¿Qué es todos los banqueros del mundo muertos y enterrados en una fosa común?
-El triunfo de la Democracia.
-El triunfo de la Democracia.
El nombre de la mierda-piscina le va que ni pintado, Imaginarium: vamos, que tienes que hacer acopio de imaginación. A pesar de que solo valga para que cague el gato tú te la imaginas con yakuzzi y capacidad para 7 tías, y tan feliz.
Mola mazo. Es guay del paraguay. Incluso me atrevo a decir que es un post chachi-piruli, siguiendo con las expresiones demodé.
Por cierto, yo odio a los taxistas y a los policías, así, por pirámides oc upacionales...pero más a los putos taxistas
La piscina imaginativa es, por cierto, el summum de todos los ítems.
No puedes pillarte nada mejor.
Con tus puntos de La Caixa a lo más que puedes aspirar es a bañarte en una especie de plato de aceitunas de diseño con detalles chorras.
En serio que a lo mejor Stalin tenía su punto...
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No puedes pillarte nada mejor.
Con tus puntos de La Caixa a lo más que puedes aspirar es a bañarte en una especie de plato de aceitunas de diseño con detalles chorras.
En serio que a lo mejor Stalin tenía su punto...
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