viernes, 2 de noviembre de 2007
JAMES ELLROY
Estoy enfrascado en plena megarelectura de Ellroy. Ya he acabado REQUIEM POR BROWN, la trilogía del Loco Hopkins (de la que saldría una buena película, SANGRE EN LA LUNA, con James Woods -el ídolo de Peeeter Griffin- y la jaca Lesley Ann Warren en su papel más sugerente) y ahora estoy por el primer tercio de LA DALIA NEGRA (cuya adaptación al cine por De Palma me pareció correcta -la incluí en el menú shadowliner en su momento- pero sin dejarme tan satisfecho como L.A. CONFIDENTIAL de Curtis Hanson -con ese personaje clave para la mitología de Ellroy, pues lo repite una y otra vez, con pequeñas variantes: me refiero al bruto noble y con deseos de superación que encarna Russell Crowe-).
En el mundo de Ellroy hay culpa, evoluciones desde una violencia tirando a descerebrada a otra más loca si cabe pero basada en la redención (siempre que leo a este sujeto se me viene a la cabeza la imagen de un Jesucristo disfrazado de Robert Mitchum disfrazado de detective privado expulsando a los mercaderes del templo con un pistolón y rodeado por un sanedrín de policías uniformados que van a crucificarlo a balazos -por cierto, creo que esta imagen le gustaría a nuestro autor-), puritanismo (= sexo sediento de amor = soledad sedienta de amistad), locura (común a héroes y a villanos -sólo los cobardes son cuerdos en las historias de Ellroy: por eso trepan y por eso siempre acaban cayendo desde lo más alto demostrándose que al final la justicia es una ley física, como la gravedad-), mujeres como sinónimo de fatalidad o de incomprensión o de anécdota con vocación de algo más, obsesión por la inocencia como tesoro y grial...
En fin, esas cosas que a algunos nos ponen a cien y a otros les dan pie para hacer gracietas cínicas o para sacar la tarjeta roja de «incorrección política». Hace poco, en la barra lateral de EL PUNTO Z incluí un link al cibersantuario sobre Ellroy y también tengo lista para colgar dentro de unas semanas una entrada en el LUMINAR XXI fruto también de estas relecturas. Pero ahora me apetecía compartir con los Pegamines mi pasión por este tipo tan tronado, tan vehemente, tan poco amigo de tibiezas y zonas grises y, por tanto, tan lúcidamente cercano a mí.
En el mundo de Ellroy hay culpa, evoluciones desde una violencia tirando a descerebrada a otra más loca si cabe pero basada en la redención (siempre que leo a este sujeto se me viene a la cabeza la imagen de un Jesucristo disfrazado de Robert Mitchum disfrazado de detective privado expulsando a los mercaderes del templo con un pistolón y rodeado por un sanedrín de policías uniformados que van a crucificarlo a balazos -por cierto, creo que esta imagen le gustaría a nuestro autor-), puritanismo (= sexo sediento de amor = soledad sedienta de amistad), locura (común a héroes y a villanos -sólo los cobardes son cuerdos en las historias de Ellroy: por eso trepan y por eso siempre acaban cayendo desde lo más alto demostrándose que al final la justicia es una ley física, como la gravedad-), mujeres como sinónimo de fatalidad o de incomprensión o de anécdota con vocación de algo más, obsesión por la inocencia como tesoro y grial...
En fin, esas cosas que a algunos nos ponen a cien y a otros les dan pie para hacer gracietas cínicas o para sacar la tarjeta roja de «incorrección política». Hace poco, en la barra lateral de EL PUNTO Z incluí un link al cibersantuario sobre Ellroy y también tengo lista para colgar dentro de unas semanas una entrada en el LUMINAR XXI fruto también de estas relecturas. Pero ahora me apetecía compartir con los Pegamines mi pasión por este tipo tan tronado, tan vehemente, tan poco amigo de tibiezas y zonas grises y, por tanto, tan lúcidamente cercano a mí.
Comments:
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Lo de De Palma últimamente no tiene nombre. Ni siquiera supo sacar partido a los elementos más sórdidoenfermizos del guión de La Dalia Negra, que es lo menos que se le puede exigir. Menos mal que siempre nos quedará el De Palma de antaño, uno de los mejores cineastas que ha parido madre.
Lo leí y lo tengo en espera de relectura. Me parece que, por cronología, va detrás de LA DALIA.
De LA DALIA IN MOVIE lo que más me emocionó fue reencontrarme con el Fantasma del Paraíso haciendo de lo suyo (tronado deforme con el corazón partío y dispuesto a cortar por lo sano, como ya hizo en HERMANAS -allí el tajo fue en vertical, aquí a ras del ombligo-). Yo creí que este sujeto estaba muerto o en un asylum para dementes. Y qué bien cantaba FAUST el cabrón.
De LA DALIA IN MOVIE lo que más me emocionó fue reencontrarme con el Fantasma del Paraíso haciendo de lo suyo (tronado deforme con el corazón partío y dispuesto a cortar por lo sano, como ya hizo en HERMANAS -allí el tajo fue en vertical, aquí a ras del ombligo-). Yo creí que este sujeto estaba muerto o en un asylum para dementes. Y qué bien cantaba FAUST el cabrón.
No me jodáis con que James Ellroy es el pseudónimo de Miliki Aragón... Joder, ya me parecía un genio cuando consiguió metérsela doblá a miles de cuarentones, vendiéndoles las canciones de hace 30 años remasterizadas. Y ahora encima me entero de que el notas escribe, y en inglés... Para que luego digan que en el Pegamín no se aprende.
Cómo controla el amigo las portentosas façañas de la familia Aragón.
Había una veeeeez... un Mungus que alegraba siempre el corazoooon...
Había una veeeeez... un Mungus que alegraba siempre el corazoooon...
Ellroy es la hostia. Directo y sin concesiones, como un puñetazo en la boca del estómago, te deja sin respiración.
Y si, tienes razón, El gran desierto va después de La Dalia. Después va L.A. Confidential y finalmente Jazz Blanco. Ahí tienes el Cuarteto de Los Ángeles, lo mejor de Ellroy.
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Y si, tienes razón, El gran desierto va después de La Dalia. Después va L.A. Confidential y finalmente Jazz Blanco. Ahí tienes el Cuarteto de Los Ángeles, lo mejor de Ellroy.
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