viernes, 21 de diciembre de 2007
SALUDO A LA NUEVA MASCOTA DE PEGAMIN
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Yo descubrí al bicho, mago tarsero en su denominación inicial, en un álbum de cromos de animales que mi abuelo me compró allá por el 64 en una tienda situada justo bajo el arco de Rodríguez San Pedro con Arapiles. Ignoro lo que hacía WB por aquel entonces. Era muy ninio.
La ilustración procede de la portada de un fascículo de la ENCICLOPEDIA DE CIENCIAS NATURALES que sacó Bruguera en los primerísimos 70 y que mi tío Antonio me compraba semanalmente con rigurosa puntualidad. También, en esa época, yo ignoraba que los almuerzos se desnudasen.
De hecho, fue Dildo quien, ya en este siglo incipiente, me pasó cosas de mr William así como su paisano (de Dildo) Kaiser Xose me dejó mi libro preferido de este autor, EL LUGAR DE LOS CAMINOS MUERTOS.
Resumiendo, una vez más, anoni se pasa de listo y resulta más tonto que su lemúrido avatar.
La ilustración procede de la portada de un fascículo de la ENCICLOPEDIA DE CIENCIAS NATURALES que sacó Bruguera en los primerísimos 70 y que mi tío Antonio me compraba semanalmente con rigurosa puntualidad. También, en esa época, yo ignoraba que los almuerzos se desnudasen.
De hecho, fue Dildo quien, ya en este siglo incipiente, me pasó cosas de mr William así como su paisano (de Dildo) Kaiser Xose me dejó mi libro preferido de este autor, EL LUGAR DE LOS CAMINOS MUERTOS.
Resumiendo, una vez más, anoni se pasa de listo y resulta más tonto que su lemúrido avatar.
sí, kim carsons y los johnsons molan.
El cianotipo de inmortalidad más arbitrario, precario y burocrático fue elaborado por los antiguos egipcios. Primero tenían que momificarte, y eso era muy caro, haciendo de la inmortalidad un monopolio de los verdaderamente ricos. Luego tu inmortalidad continuada en las Tierras Occidentales dependía enteramente de la existencia continuada de tu momia. Por eso hacían que los demonios vigilaran sus momias, y escondían éstas lo mejor que podían.
Aquí tenemos al recluta Horus… Tiene bastante baraka para sobrevivir a su primera muerte física. No va a llegar lejos. No tiene momia, no tiene nombres, no tiene nada. ¿Qué es lo que le pasa a un vagabundo como ése, un gilipollas sin nombre y sin momia? Bueno, los demonios le cubrirán como un enjambre en el primer control. Será desmembrado y arrojado a un foso ardiente, donde su alma se consumirá por completo y quedará destruida para siempre. Mientras que otros, con momias sanas y nombres adecuados que dejar caer en los sitios precisos, navegan rectos hacia las Tierras Occidentales.
Por supuesto, también están aquellos que lo consiguen por los pelos. Sus momias no están en buenas condiciones. Estas almas de segunda clase quedan relegadas a hoteles de paso de tercera categoría nada más pasar el control, donde pueden oler los incineradores del osario desde sus pequeños balcones.
-¿Ve ese letrero? – gruñe el camarero.
NO SERVIMOS A LAS MOMIAS AGUSANADAS
-Más vale que afronte los hechos… mi momia va de capa caída. Fue un apaño barato desde el principio… Dios, tiene gusanos por todas partes… la forma en que ese guarda demonio me olfateó esta mañana…-. Hoteles de paso…
Y aquí estás en tu apartamento de lujo, en lo más profundo de las Tierras Occidentales… no tienes seguridad. Algún antiguo empleado contrariado se cuela en tu tumba y echa ácido en tu momia. O la rocía de gasolina y la deja bien requemada.
-AY… hay alguien enredando con mi momia…
Las momias son blancos seguros. Independientemente de quien seas, lo que le puede pasar a tu momia constituye la pesadilla de un faraón: los temidos rompe-momias y ladrones de tumbas, los carroñeros, las inundaciones, los volcanes, los terremotos. Quizá el mejor amigo de una momia sea el egiptólogo: sellada en una urna de cristal, mantenida a una temperatura constante… pero tu momia no está segura ni siquiera en un museo. ¡Sirenas de ataque aéreo, es el bombardeo!
-Por el amor de Ra, metednos en las bodegas-, gritan las momias, sin garganta, sin lengua.
Cualquiera que apueste por semejante fregado debería hacer que le examinaran bien la momia.
El cianotipo de inmortalidad más arbitrario, precario y burocrático fue elaborado por los antiguos egipcios. Primero tenían que momificarte, y eso era muy caro, haciendo de la inmortalidad un monopolio de los verdaderamente ricos. Luego tu inmortalidad continuada en las Tierras Occidentales dependía enteramente de la existencia continuada de tu momia. Por eso hacían que los demonios vigilaran sus momias, y escondían éstas lo mejor que podían.
Aquí tenemos al recluta Horus… Tiene bastante baraka para sobrevivir a su primera muerte física. No va a llegar lejos. No tiene momia, no tiene nombres, no tiene nada. ¿Qué es lo que le pasa a un vagabundo como ése, un gilipollas sin nombre y sin momia? Bueno, los demonios le cubrirán como un enjambre en el primer control. Será desmembrado y arrojado a un foso ardiente, donde su alma se consumirá por completo y quedará destruida para siempre. Mientras que otros, con momias sanas y nombres adecuados que dejar caer en los sitios precisos, navegan rectos hacia las Tierras Occidentales.
Por supuesto, también están aquellos que lo consiguen por los pelos. Sus momias no están en buenas condiciones. Estas almas de segunda clase quedan relegadas a hoteles de paso de tercera categoría nada más pasar el control, donde pueden oler los incineradores del osario desde sus pequeños balcones.
-¿Ve ese letrero? – gruñe el camarero.
NO SERVIMOS A LAS MOMIAS AGUSANADAS
-Más vale que afronte los hechos… mi momia va de capa caída. Fue un apaño barato desde el principio… Dios, tiene gusanos por todas partes… la forma en que ese guarda demonio me olfateó esta mañana…-. Hoteles de paso…
Y aquí estás en tu apartamento de lujo, en lo más profundo de las Tierras Occidentales… no tienes seguridad. Algún antiguo empleado contrariado se cuela en tu tumba y echa ácido en tu momia. O la rocía de gasolina y la deja bien requemada.
-AY… hay alguien enredando con mi momia…
Las momias son blancos seguros. Independientemente de quien seas, lo que le puede pasar a tu momia constituye la pesadilla de un faraón: los temidos rompe-momias y ladrones de tumbas, los carroñeros, las inundaciones, los volcanes, los terremotos. Quizá el mejor amigo de una momia sea el egiptólogo: sellada en una urna de cristal, mantenida a una temperatura constante… pero tu momia no está segura ni siquiera en un museo. ¡Sirenas de ataque aéreo, es el bombardeo!
-Por el amor de Ra, metednos en las bodegas-, gritan las momias, sin garganta, sin lengua.
Cualquiera que apueste por semejante fregado debería hacer que le examinaran bien la momia.
Pero si la mascota eres tú, que diría Bécquer (¿acaso no leíste la entrada donde la entronizaban?). Claro que si prefieres que te llamemos "vaya mierda de mascota" en vez de "anoni" pues aquí estamos para servir a los subseres del momiaverno.
Qué irrisión de ripio (en fondo y en forma)!!!!!!
Decididamente, la entrada de ano la auguro poco feliz.
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Decididamente, la entrada de ano la auguro poco feliz.
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