Pegamin

¿Qué es lo que ven mis ojos?. Estareis diciendo. Pues sí. Eva Longoria en una caja de plástico, ¡y en tu domicilio! Aunque la verdadera Ama de Casa Desesperada podría entrar en una caja de plástico y aparecer de facto en tu domicilio, el disparatado precio de su indumentaria hace esto imposible para el ciudadano medio, pero eso no quiere decir que no puedas tener un producto mucho más asequible y mejor: ¡Las muñecas hinchables de las famosas!.

Unos genios del tecno-sexo han inventado lo que toda persona lleva tiempo deseando: ¡sus mitos sexuales en formato hinchable! Desde luego, estos avatares llevan bastante menos aire dentro que las originales, pero, por este precio, no se puede pedir más. Aunque miralo por el lado positivo, estoy seguro que requieren mucho menos mantenimiento: ni Dolce&Gabanna, ni cocaina, ni limousinas... ¡solo aire y lubricante!

Estas compañeras infatigables se mantendrán atentas todo el rato, sus tres "agujeros del amor" (si, las muñecas hinchables pueden llegar a TRES) siempre dispuestos para tí y solo para tí. Otra cosa buena que tiene el producto, como habreis notado, es que los apellidos no son los auténticos, o solo figura el nombre, aunque sea evidente de quién se trata, por no pagar royalties, o quizá en previsión de futuras líneas de producto lanzadas por las propias starlettes, una vez alcanzada la decadencia económica. Así, las muñecas son denominadas humoristicamente "Eva Desperate Housewife", "Sarah Jessica Porkher (she loves sex in her shitty)", "JHo", etc...

¿Se imaginan ustedes una línea similar, pero en ibérico? Yo si, de hecho tengo una aproximación muy currada a Nuria Bermudez (¡Ey, ¿qué pasa?...¡es lo primero que me salió!) a partir de un poco de cello, hilo-bala, un flotador de esos con cabeza de cerdo y dos condones hinchados con nudo que se la pondría dura al mismísimo Ronaldo (¡Y casi sin yeyo!)

¿Se imaginan lo que ganaría en naturalidad nuestra Ana Obregon en formato hinchable? Aunque desde luego, y conociendo al percal, yo me esperaría un éxito total de la muñeca hinchable de Ana Rosa Quintana, la madame de las mañanas que más pone a los españoles. O la de la difunta Rocío Jurado, ¡madre mía! Algunos hasta le ponían un altarcillo, ahí vestida con hombreras, y la sacaban de procesión por el pasillo de la chabola, soltándole saetas de la incontinencia que había en España por The Biggest.


Y ya, perdonad, pero es que me voy, ¿y la de Alaska? Porque a ella le gustaría, ¿no? que es una cosa pop (¡POP!) que además, estoy seguro que ahora que representa con gran aceptación el exotismo y la heterodoxia entre las morales más arraigadas de este pais, tiene que tener un montón de fans. Pero que un montón de fans que están al loro, y con la bomba en la mano.

¡Cuidado Mario, que te la mancillan! (en efigie, claro)