Pegamin

Recuerdo haber leído en la adolescencia algunos novelones (uno de James A. Michener, HIJOS DE TORREMOLINOS, y otro de José Mª Gironella, de la trilogía sobre la Guerra Civil) en los que se planteaba una situación, también repetida en muchas películas, de unos amigos que se separan movidos por las banderías que los van condicionando (últimamente, al releer sobre las relaciones de los escritores Pierre Drieu La Rochelle -fascistizante y antes compañero de viaje de dadás y surrealistas- y Louis Aragon -comunizante y antes miembro de dadá y co/fundador de los surrealistas-, también se repetía el asunto), me ha llamado la atención cómo con las últimas histerias electorales se ha politizado la cosa erótica y tal.
El exnumber, en uno de sus blogs (ahora inencontrable -he intentado linkear pero parece haber sido borrado-), sacó una foto de la actual ministra Chacón con un pie apologético y otro de la velociraptoresa Cayetana con un comentario más hostil, donde el erotismo adquiría un cierto tono sádico. Me entristeció que alguien que en sus entradas pegaminescas había demostrado un paladar sumamente ecléctico en cuanto a bellezas femeninas, de pronto, movilizase sus inmensos caudales de libido y su condición de hombre lefante por facciones y banderías. Me recordó ese momento recurrente cuando, en el anterior párrafo, los amigos de infancia pierden la inocencia y dejan de hablarse y empiezan a odiarse muchísimo pese a que no mucho tiempo antes eran uña y carne en aquella Arcadia de la que se hablaba en RETORNO A BRIDESHEAD.
Como persona que no vota desde el 96 (que nunca lo hizo al PSOE y tampoco al PP -a AP dejé de hacerlo tras abandonar Verstrynge esas aguas-) y puede reconocer la belleza sin reticencias ni rintintines tanto en la ministra Chacón (que admito sea la mujer más sexy que ha presidido un Ministerio en nuestro país -y lo digo sin sesgos parafílicos por el tema de la preñez-) como en la longilínea Cayetana (hoy subalterna de la cerdita Sotaya), y la fealdad y acritud en Mª Antonia Iglesias y en Isabel San Sebastián (a quien siempre he visto como la larguirucha de las Hnas Gilda), me desconciertan estas politizaciones del rijo (sigo pasmado ante la frase de un ano en el hilo sobre la Vallvey cuando proclamó todo orgulloso que no la tocaría ni con un palo -seguramente, su ideologización es tal, que todos sus pajotes los dedica a la vice o incluso a la ya mentada Mª Antonia-).
Bueno, pues eso. Que de ahora en adelante, lo mismo ante una foto explícita en PEGAMINK habrá que hacerse la pregunta que titula esta entrada.

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