sábado, 9 de agosto de 2008

 

El Instituto Científico Pegamín Presenta: Dreams Gone Wrong





"La razón sirve más para justificar la conducta que para dirigirla"

Gustavo Lebon


Te pones a pensarlo friamente, y la Historia no es más que un registro de cagadas. Sin embargo, gracias a no sé muy bien que truco o autoengaño, creemos que todo marcha como la seda, y que el Progreso es imparable. Pero por cada cosa que nos sale bien como especie, fallamos catastroficamente en otras mil. Desde la política hasta el porno casero, el fallo, la equivocación fatal y el desastre consiguiente son el resultado más esperable, la apuesta más segura, cuando se trata de nosotros.

Pero, ¿qué hace que sigamos intentándolo tan alegremente, a pesar de las incontables bajas? Sin duda, uno de los ingredientes que más se repite en esta cataclísmica receta son las Buenas Intenciones. Nada más entrar en la sala un individuo con Buenas Intenciones, el peaje de la autopista hacia el fracaso está un poco más barato.


Si se añade un visionario, un soñador, un personaje carismático que abre los corazones de la gente, que saluda a los niños como si fueran personas mayores y que se viste raro pero guay, los suficientes burócratas, algún tecnólogo eficiente pero tonto del culo, millones de seres sin raciocinio (p.ej.: yo) y un cuerpo comercial dinámico, el desastre está servido.


Ya solo queda estimar la magnitud de la tragedia: si hablamos de la formación de un nuevo super-grupo musical hecho de desperdicios humanos de antiguas bandas de éxito, de unos Estados Unidos de America o una Unión Soviética, o de la invención de la cerveza light sin alcohol.


He estado pensando en esto, y creo que es conveniente y aleccionador, y hasta puede ser divertido, hacer una recopilación de casos curiosos, sorprendentes, atroces, graciosos, fantásticos y siempre funestos en los que la empresa humana ha acabado como el Rosario de la Aurora, por las más variadas de las razones imprevistas, o por la más destilada estupidez. Pero eso si, no se desanimen. La vida es un baile, y aunque a veces se pisa uno un poco el pie, el que no baila es tonto.


#1: El Coche Dymaxion


"Creo que los coches hoy son casi el equivalente exacto de las grandes catedrales góticas: Quiero decir, la creación suprema de una era, concebidas con pasión por artistas desconocidos, y consumidos en imagen y uso por toda la población, que se apropia de ellos como un objeto puramente mágico."
Roland Barthes, The New Citroen, 1957





Buckminster Fuller, a pesar de ser un personaje muy peculiar y con unas implicaciones muy importantes en el (contra) pensamiento de su época, tenía unas ideas que partían de conceptos muy sencillos, impermeables al método de Ockham. Una de sus principales obsesiones era la economía. Economizar de todo, hacerlo todo lo más simple y eficiente posible. En esta línea, siempre se agarró a la idea de que para mantener algo en pie solo hacían falta tres puntos. La aplicación de esta teoría económica le llevó a la realización de su obra más famosa, la Cúpula Geodésica, y al desarrollo (frustrado) del Dymaxión Car.


La muy fifties Cúpula Geodésica no es más que la construcción de una esfera, a partir de desarrollar pequeños triángulos. Asimismo, la otra obra a la que dedicó más tiempo, el Coche Dymaxion, se basaba igualmente en el mismo principio, los tres puntos de apoyo. Bucky lo vió claro: a todos los coches les habían puesto una rueda de más.








El Dymaxion Car tenía, en fase de pruebas, unos datos sorprendentes. Una eficiencia de 7.8l/100 Km, muy superior a los coches de la época, gracias a su extraordinario rendimiento aerodinámico. Asimismo, la distribución de peso debida a que el motor se encontraba en la parte trasera accionando una única rueda, hacía del Dymaxión un coche muy estable para carreteras con muchos baches, siendo además muy fácil de aparcar y maniobrar. El amplio habitáculo, y su imagen futurista terminaron por acabar de vender la moto. Perdón, el coche.

Gente como H.G. Wells compraron lo que Fuller vendía, y muchos quedaron prendados de esta máquina novedosa, viendo en ella el germen de lo que sería el transporte del futuro.






Sin embargo, en la feria internacional de Chicago de 1933, la realidad sacudiría el desarrollo del automóvil. Un famoso piloto de carreras de la época conducía el auto, acompañado de dos oficiales de aviación, uno británico y el otro francés. Como era frecuente, otros coches se colocaban a la par del Dymaxion, nada más avistarlo en carretera, alucinados por el bólido. Uno de ellos era el comisionado de la de la feria, que, demasiado emocionado o quién sabe por qué motivo, se acercaba peligrosamente al Dymaxion. A pesar de que Francis T. Turner, el piloto de carreras que iba conduciendo, intentó desembarazarse de la compañía, una maniobra del comisario le arrojó fuera de la carretera, donde dió vuelta de campana.

Desgraciadamente, se puso de relieve uno de los defectos del Dymaxion: la estructura de la cabina era sumamente endeble, y el recubrimiento era poco más resistente que un lienzo. Turner murió, y los dos militares resultaron seriamente heridos. El impacto de la noticia, dado que sucedió durante la feria internacional, y con personalidades extranjeras a bordo significó el final del Dymaxion Car, y una seria decepción para Fuller.

Fuller, soñador empedernido, no vió jamás ninguno de esos sueños realizados en la práctica. La Cúpula Geodésica no pasó de ser una curiosidad de Feria Internacional, y nunca se popularizó (aparte de entre cuatro jipis locos) la aplicación que Fuller derivó de su gigantesca cúpula: la vivienda móvil.

Cómo curiosidad, el Dymaxion si que tuvo una importancia que quizá resulte sorprendente: fué la influencia directa de uno de los vehículos más representativos de la época hippy: La Volkswagen Transporter, una furgoneta monocuerpo con diseño aerodinámico. Un vehículo que, de alguna forma, consiguió representar las ideas de autonomía y modernidad de Buckminster Fuller, aunque luego se ha quedado en icono para payasetes y en motivo cuasi-kitch con el que recordar las ideas amorfas que acabaron por prevalecer en una época de descubrimientos y de catedrales con tubo de escape.


Buckminster Fuller propuso una forma de vida diferente, en la que gente viviría comodamente en pequeñas cúpulas desmontables y/o transportables aereamente, que cubrirían todas las necesidades de una vivienda razonable. Asimismo, sus vehículos hiper-eficientes favorecerían la movilidad absoluta.


A mayor escala, la colaboración y la sinergia (término que él acuñó) entre naciones, basándose en el hecho de que hay recursos naturales mucho más que de sobra para cubrir las necesidades de la Humanidad en conjunto, harían de la Nave Espacial Tierra un sitio donde ningún hombre pasara necesidad, donde pudiera establecerse allá donde quisiera y donde no tuviera que sufrir sobre su conciencia el hecho de que pertenece a un sistema de gestión de recursos injusto, desequilibrado y rapaz.

El Dymaxion Car no fué sino una profecía adelantada al respecto: Al final, la realidad siempre moldea los sueños, y lo suele hacer a martillazos. Sin embargo, Buckminster Fuller siguió intentándolo.


Concepto central: El coche de tres ruedas.

Donde se lió: Creyeron que el coche era demasiado bueno como para volcar.

Recuento de victimas: 1 muerto, 2 heridos graves y un futuro alternativo en el que todo hubiera sido mucho mejor.

Comments:
Lo acabo de ver claro: este blog es ese coche de tres ruedas....la idea no es mala, las ruedas son redonditas pero el fuselaje es débil...nos vamos a hostiar fijo...quién serán los gilipollas que discurren en paralelo a nosotros y serán los culpables del siniestro?
 
Los ingleses, no sé si lo siguen haciendo, daban coches de tres ruedas a los disminuidos físicos, supongo que para alienarlos mas de la sociedad.

El nombrecito de marras desconocía que venia del carro en cuestión, pero se me ha venido a la mente un bonito grupo de retropop.

http://lix.in/-2a8c32
 
A nosotros no nos hace falta mucho para empezar a dar vueltas de campana, Julio. Pero si hay que buscar culpables se buscan!!

Woobinda, el nombre del tri-rueda mola un puñado, ¿eh?

Ahora, el grupo homónimo me esta poniendo la cabeza como un tarro.

Como el título de una de las canciones más psicotrópicas ya estoy listo para ingresar en la penitenciaría de la disonancia cognitiva.
 
No digo nada pero...

http://www.elpais.com/articulo/portada/Leonardo/gafas/pasta/elpepusoceps/20080810elpepspor_7/Tes
 
joder, macho, yo diría que la intro me la han levantado de lo que escribí ayer. Tiene que estar muy mal el mundo del periodismo para que anden sisando de Xabibenputa.


No es la primera vez, y no sé por qué me dá que es la misma tía que me levantó otro igual para El Correo hace un par de años, para la misma sección dominical.

Verificarlo es difícil, pero a lo mejor lo hago y les pongo un mail a sus jefes, o me entero de donde vive y aparezco de noche para hacer justicia.


Donde digo hacer justicia quiero decir gritar debajo de su balcón hasta que me tire agua un vecino.
 
Vaya mamarracho, confiesa de dónde lo has plagiado tu, bobo.
 
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
 
Era yo porque no encontraba el artículo, no cabía la dirección entera. Es éste:

Un Leonardo con gafas de pasta
 
Los dos artículos están de puta madre, cada uno en lo suyo. No creo que se le pueda acusar de haberte sisado... en esta ocasión, acaso la idea del personaje. La exposición es la que tiene la culpa.
 
Hombre, tampoco nos vamos a pelear por unos harapos, pero yo diría que lo que dice en el primer párrafo son apreciaciones que saqué del cacumen ayer mismo por la tarde, aunque llevo varios años leyendo y viendo todo lo que veo del entrañable científico loco.


Yo no suelo consultar muchas fuentes, y escribo de memoria, la verdad, pero para los pocos datos que he sacado, he mirado un par de webs bastante buenas de los deudores de Fuller.

Una de ellas es de donde la tal Andrea Agular ha fusilado toda la biografía y anécdotas de Fuller, desde la sospechosa introducción hasta el final.

Si pones Buckminster Fuller en el Google sale entre las cuatro
primeras.

Luego, para fechas y así, he mirado la wikipedia.

Hay un documental muy bueno de Fuller que pasarón en el Satélite, donde también mencionan lo del triángulo.

Todas las reflexiones y juicios de valor de este post son del señorito. Aun que más para bien que para mal, se podría opinar.
 
bueno puede que haya algo de eso...cholado. A lo mejor gogleó en el último momento y aparecio el pegamin y tu post, y cambió de sitio alguna reflexión.
 
El de la foto de la cúpula geodésica es Chus Lampreave.
 
Sí, cuando hacía de testigo de Jehová y decía aquello de: "es qeu los testigos de Jehova no podemos mentir"
 
¡Viva el GAL!
 
Y el Batallón Vasco Español.
 
Gal es lo de los geles y los jabones, no?
 
Si, un sustituvo del lubricante.
 
AMUNT VALENCIA!!


(ejem)
 
el artículo del diario progresista el país está muy bien
 
me gusta que me follen el culo
 
Un dicho hippie, no confies en nadie mayor de 30, salvo en Buckminster Fuller!"
 
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