Pegamin

Estamos acostumbrados a ver películas y series en las que habitantes del futuro en vez de molestarse en comer un plato, se cenan un par de píldoras concentradas que contienen todos los nutrientes que su cuerpo necesita. Supongo que los guionistas consideran que eso es algo muy avanzado y que probablemente será así en el futuro. Pues no, chavales. Eso se lleva haciendo mucho tiempo y de una manera mucho más sofisticada. ¡El futuro ya estaba aquí! No solo se ha concentrado en un solo alimento un plato de rosbif o toda una lujosa langosta. No. Sabios hispánicos de la antiguedad, quizás en contacto con inteligencias OVNI o con el propio Cristo, lograron condensar toda una bestia, un gorrín completo, en un pequeño cilindro portátil y fácil de conservar. Es más, no solo lograron reducir a todo el marrano, sino que seleccionaron aquellas partes selectas que más influían en su delicioso sabor. Llamaron a su creación CHORIZO.

El chorizo, más allá de ser la esencia de un cerdo reducida para ser maniobrada con facilidad, es el componente básico de las personas españolas. Yo mismo, por ejemplo, me compongo de un 70% de chorizo. Un día, con nueve años, mi hermana estuvo a punto de morir atropellada, salté a a la carretera y detuve al camión de una patada baja, entonces destruí el cristal con un eructo y saqué al conductor por la fuerza para enseñarle que no se debía atropellar a niñas. Mi familia me miró espantada y me llevaron al médico, pero los análisis solo revelaron que estaba alto de pimentón.

Usted también puede conseguirlo si durante un mes sigue una dieta futurista como la mía: Solo necesita tomarse tres vasos de agua por cada siete lonchas de chorizo, y matematicamente estarán compuestos de un 70% de chorizo, si no se cansan de comer chorizo. Lo cual es una cosa imposible, porque ninguna persona cabal se cansa de comer chorizo. Si alguien inventase una forma de meter sexo, porros y velocidad en un solo objeto, ese objeto tendría sabor a chorizo, y nunca te cansarías de comerlo. Por suerte, ese objeto existe y se llama CHORIZO.


Puedes ver a científicos, artistas, políticos y demás escoria marginal de la sociedad dándoselas de guayaberas, pero a la hora de la verdad ¡Comen chorizo como tú! No pueden escapar, no hay nadie lo suficientemente superheroe como para no gustarle el chorizo. Y es que hay muchos motivos, pero el chorizo se extrae de un animal degollado que muere por desangramiento al que se le ha hecho madrugar en una mañana de mucho frío, mientras grita horriblemente y al que luego se quema mientras aún está semiconsciente, justo antes de destriparlo salvajemente, arrancarle las visceras, los órganos y los músculos, mezclarlos con especias y triturar todo en un molinillo, embolsando el resultado en las propias tripas del cerdo. ¡Es como una película de Peter Jackson de las buenas en un solo alimento! Y lo mejor de todo es que si se deja de hacer cualquier proceso de esta tortura el chorizo no sabe igual, con lo que las personas sensibles y las feministas se lo tienen que comer sin rechistar, y no está científicamente comprobado ni me toméis como referencia, pero estoy seguro de que cuanto más sufra el puto cerdo mejor está el chorizo. ¡JA JA JA, adoro el puto chorizo!