Pegamin

Joder colegas, ya sé que es duro, pero así estan las cosas. Yo ya soy una mierda de persona que ni sale ni quiere. Lo he racionalizado como que la gente lo único que ofrecemos es un enorme y mierdesco bucle conversacional. Yo, por ejemplo, en cuanto me encuentro con un amigo o conocido siempre acabo diciendo estupideces sobre los pisos, los coches, los putos moros y lo caro que está el Telepizza. No te jode, y si encima te estamparan esa ponzoña en el puto faceto, y te dieran un puño a través como Lenny Motorhead en el video ese, más que pagabas todavía.

Pero no, hay algo que me impide desconectar de la morralla humana. El Fotolog. Para mí ya es oficial: estoy enganchado a esta mierda. El fotolog es el vivo reflejo del crisol monocromático en el que habito. El oráculo de la hostia puta.

No puedo, en mis largas y dolorosas noches de insomnio, dejar de hacer fenomenales y aberrantes mongo-trips. Pincho en uno y paso por sus favoritos a otro, pasando de espejo del fin del mundo en espejo del fin del mundo. "Siempre negatifo", direis. Pero es que no me jodas, o esa chusma amoral ha quedado toda de acuerdo, o es que es cierto que es real. Lo primero me sorprendería, aunque mis tendencia paranoica latente hace que siempre dude acerca de esto, lo segundo tampoco me soprende menos.

Las chiquititas romantiquitas, las guarritas que enseñan la tetita, la que es feita y se desenfoquita, la que es punkita y se desmelenita. ¡Y todas sus amiguitas!.

El chico que es sensible porque es poeta, el chico que es sensible porque es jarcoreta, el chico que es sensible porque es de la ETA, el chico que es sensible porque es anacoreta, el chico que es sensible porque es risible, el chico que es sensible porque es esteta, el chico que es aún más sensible porque es porculeta, el chico que es sensible porque es atleta, el chico que es sensible porque es lo que más peta.

El sensible que es chico por no quitarse la careta.


Universos de algodón y pastel yuxtapuestos sobre fondos negros y fotos de conciertos del más alto calado, y el más bajo con tacones, a ver si tambien le salpica. Intercaladas, siempre, las fiestas. La cámara digital moderna, como instrumento mortal, tiene ese poder ya no plastificador y cosificador, que molaba al estilo Poplaroid, sino una especie de capacidad intrusiva malévola, y aún otra más, esa que es capaz de transformar una realidad en algo aún más real.

De ahí, en el eter digital, se vomita a otro eter inmundo, este ya público, una captura más real que la vida misma. La fiesta es ese momento apopléjico y estático de tres amigos abrazados, con sendos tubos de garimba a medio terminar, poniendo cara de foto digital. La vera faz de la no existencia.

Pienso que nadie en su sano juicio es capaz de ver una foto de esas, tan veraces, con nostalgia retrospectiva.

Veo a seres abominables con peinado rastafari, la peor ingeniería que un blanco puede ponerse en su propia cabeza, sentenciando una evidencia con mala sintaxis y menos gracia, con una camiseta de Spiderman tres tallas más grandes imitando a un MC. "Los fascistas están bolviendo, ay ke darles kaña". Es cierto que lo veo, y son tios con pelos en el culo, bajo la camiseta oversiceada.


Veo a chicas en edad de merecer (un pollazo como un talgo), enseñando un poco de pechuga, un pantalón algo bajado. Enseñando su pequeña parcela para la autorrealización y la rebeldía, justo en el medio de un escote dibujado en una camiseta de colores refrescantes. Pizpiretas y divertidas, que rara estoy hoy. ¡Huy, una foto de mis pies!. De todo el universo retratable que puede haber en una habitación, la cámara digital siempre tiende a los pies, empujada por su magnetismo casi metafísico por lo gorrino, lo meta-real, lo primario.

De hecho el Fotolog sacraliza los pies. Los pies como símbolo sagrado de la unión del ser con la inmundicia. La parte del cuerpo que primero contacta con ella, que se comunica con ella más certeramente. Los pies del fotologger son el símbolo sagrado de su irremediable nexo con la peregrinación por el estercolero vital y meta-realista. Los calcetines de colorines son como la armadura de los espartanos, las borlas de ovejitas rosas, el plumero de los pretorianos, la punta del casco de los alemanes de la I GM.

Y los comentarios. Los comentarios son el premio merecido a la vanidad, al esfuerzo 0 de la inacción fologera de mostrar las cosas tal como son. "¡Que wapa!". "Pues no se pork dizes que sales fea, si estas como un queso!! V):;M)=)()(( MUAKKKS". "Mu guapo el concer, YO el otro día ví a MOTHERFUCKERS OF SCANDAL de Gijón, en la caisa-lloven de Rascatúboinas y SE SALIERON!!. Jarcore es violencia!". En resumen, el tenue intento de contrarrestar con palabras misiles visuales.

Intentenlo en sus casas. No se ven tetas.