Pegamin

¿Qué coño pasa en Grecia? Mejor dicho: ¿qué coño pasa con los perros en / de Grecia?


Estoy totalmente alucinado porque, durante mis recientes vacaciones, he observado un fenómeno que, aún ahora, a mi regreso, me tiene absolutamente intrigado: ¿por qué los perros allí están profundamente dormidos todo el día y, lo más chocante, en cualquier sitio? Te los puedes encontrar en mitad de un paso subterráneo, en las escaleras del metro, en una cornisa, en mitad de la carretera, despanzurrados en la puerta de un Zara, en una peluquería (les juro que es verídico: una peluquería superfashion, en Mykonos, con un perro-patada tirado en medio, como una reinona, mientras los peluqueros hacían acrobacias para no pisarle), con la cabeza colgando, de uno en uno, de dos en dos y hasta de 5 en cinco ( aquello parecía un alto en el rodaje de "101 Dálmatas"), en esquinas, pasos de cebra, portales, en la Acrópolis, en el Parlamento, en el Pireo....como un maratón, como si la Disney hubiese hecho un remake de la película de Sydney Pollack: "Dormid, dormid, perritos"....esto en Madrid se saldaría con una patada al perro pero allí no: se les respeta mucho, la gente les alimenta, les acaricia, les deja estar y eso me gusta....









Pero el tema es descarado. Al principio uno tarda en darse cuenta, en captarlo...vas andando y piensas "Mira el cabrón, qué siesta se está pegando"...sigues caminando y, distraidamente, reparas en otro, tirado en una postura imposible. Te alarmas. "¿Estará bien?". Sí. Mejor que bien: roncando. A la vuelta de la esquina hay dos. Con espasmos. Soñando que cazan liebres, o galletas en forma de hueso... o lo que sea. Ahí ya piensas "Joder. Será la hora. O el calor". Que va. Horas más tarde ves más. Y con la fresca. De madrugada. Al mediodía. A la hora de comer. A todas horas.

Sobando

Sobando

Sobando












Lo que en un principio parecía ser algo anecdótico, poco a poco, se va transformando en la norma: perracos de todas las edades, medidas, condición, domésticos o callejeros, tirados de cualquier manera, en cualquier lugar. Ahí yo fantaseaba pensando que el Ministerio de Turismo Griego había dispuesto, de madrugada, un contingente de funcionarios en furgones que iban tirando los perros por las calles, monumentos y carreteras de Grecia, para dar ambiente o para espantar a los gatos o a las palomas (sería más probable que una bandada de éstas se comieran vivo a un perro que lo contrario)





Y no es que dormiten o estén relajados, no. Están profundamente dormidos como pude comprobar al tocar alguno. Normalmente, quien haya tenido perro lo sabrá, tocar a un perro es como jugar con un niño: por mucho que hagas él nunca tiene bastante. Pues estos pasan. Ni se despiertan. Siguen dormidos. Qué digo dormidos: en coma. Ya les digo que, si no fuera porque resoplan, sueltan algún gañido, se estiran, roncan o, eventualmente, se dignan a desplazarse unos centímetros para que pase un coche, uno pensaría que están muertos.



Habiendo visto en otras ciudades europeas la Cow Parade tuve un momento delirante en que pensé que quizás se había hecho una alternativa: la Dog Parade (la Lazy Dog Parade sería más acertado decir). Tampoco cuadraba, claro. Estos chusqueles no presentaban publicidad de patrocinadores o firma y diseño del autor. A lo sumo alguna garrapata hiperdimensionada o la calva de alguna curra furtiva con otro perro (imagino que en los segundos que dediquen a vivir, entre sueño y sueño).




Éste de arriba es el perro más activo que encontré durante mis vacaciones.